sábado, 28 de septiembre de 2024

Democracia participativa y educación emancipadora

Así como la democracia es la herramienta fundamental para el desarrollo y el bienestar social de los pueblos; el derecho a la educación es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo social y humano. Por tanto, es nuestra responsabilidad defenderlas, cuidarlas y perfeccionarlas para asegurar que las futuras generaciones vivan en un entorno más equitativo y en mejores condiciones.

La democracia es fundamental para garantizar la participación equitativa y transparente de todos los ciudadanos en la toma de decisiones políticas. Un viejo concepto de democracia es “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Sin embargo, en Ecuador, el gobierno no es del pueblo, no se gobierna por el pueblo y tampoco es para el pueblo. La democracia burguesa solo permite vivir con dignidad, respeto y libertad a las élites económicas y políticas.

Nuestra democracia a lo largo de la historia ha sido representativa. Aunque la participación es vital para que las personas aprendan a pensar en grupo y tomar decisiones informadas sobre los problemas de la comunidad y el país, el Gobierno y el Ministerio de Educación le niega a la escuela que cumpla su rol con la niñez, adolescencia y juventud, como es enseñar y practicar la democracia, incorporando una verdadera educación ciudadana y promoviendo el pensamiento crítico mediante debates que resalten los valores democráticos y el respeto por la pluralidad.

El sistema educativo ecuatoriano, se desarrolla en un complejo escenario de crisis integral. La labor que debería promoverse desde el Ministerio de Educación en defensa de la democracia, de los derechos humanos, de la seguridad social tan anhelada por el pueblo, no es ni de lejos el reflejo de como el sistema educativo debe influir en la formación de una sociedad más justa y equitativa.

La Constitución del Ecuador, establece en el artículo 26 que "la educación es un derecho de las personas a lo largo de su vida y un deber ineludible e inexcusable del Estado". Mientras que la Ley Orgánica de Educación Intercultural contempla la obligatoriedad, gratuidad y acceso de la niñez y adolescencia a la educación básica y el bachillerato. Es decir que el Estado no puede eludir la obligación de asignar el 6% del PIB para la educación bajo ningún pretexto.

Finalmente, es nuestra responsabilidad que las presentes y futuras generaciones no se lamenten tanto por la corrupción que cometen los gobiernos perversos; como del estremecedor y conformista silencio de buena parte de la gente.

 

viernes, 20 de septiembre de 2024

La escuela, la juventud y la delincuencia organizada

En Ecuador la relación entre la falta de oportunidades educativas, la exclusión social y el auge de la delincuencia organizada está creando un panorama alarmante para la juventud del país. Con un medio millón de jóvenes que ni estudian ni trabajan, y con 300 mil jóvenes fuera del sistema educativo, el país enfrenta una crisis social que constituye un verdadero caldo de cultivo para el reclutamiento al crimen organizado. Esta situación refleja una problemática estructural que es aprovechada por redes criminales que ven en la juventud una mano de obra vulnerable y fácilmente manipulable.

La educación es clave para el desarrollo humano, pero en Ecuador, más de tres millones de niños, adolescentes y jóvenes están en riesgo de caer en la pobreza extrema, situación que generalmente va de la mano con la exclusión educativa. La falta de recursos, problemas familiares y violencia hacen que la educación sea poco accesible para muchos, limitando su desarrollo y dejándolos vulnerables a la violencia. Quedarse fuera de la escuela, no solo limita su desarrollo intelectual, sino que también los aísla de un entorno que puede protegerlos de la violencia y el crimen.

La delincuencia organizada recluta jóvenes por su vulnerabilidad y falta de oportunidades, usándolos para actividades ilícitas como tráfico de drogas, secuestros y extorsiones. Este reclutamiento temprano impacta en la ejecución de crímenes violentos. Según el SNAI, 1 de cada 4 personas privadas de libertad en Ecuador tiene entre 18 y 29 años, reflejando la alta participación juvenil en delitos. Durante los operativos mayormente son los jóvenes los más aprehendidos, mientras que los líderes de las organizaciones criminales quedan impunes. Se podría asegurar que en el Ecuador el propio sistema penitenciario está profesionalizando el crimen. El 30% de los reclusos son reincidentes, lo que indica que las cárceles no rehabilitan, sino que perfeccionan la delincuencia, afectando especialmente a jóvenes con delitos menores.

El desafío no solo consiste en exigir a los nuevos gobernantes que asignen el 6% del PIB a la educación, para garantizar una educación de calidad a toda la población; también es responsabilidad de todos, especialmente de las personas de los sectores populares, votar por candidatos con los que se sientan representados. Estos candidatos, al no haber formado parte de los gobiernos de turno ni haber estado involucrados en actos de corrupción, deben ser quienes generen oportunidades educativas y laborales, para que la juventud se convierta verdaderamente en el motor de desarrollo de sus comunidades, y no quede atrapada en las redes de la delincuencia organizada.

viernes, 13 de septiembre de 2024

La lucha anti fascista desde la escuela

La sociedad civil contemporánea se redefine por las redes sociales, que fomentan valores y principios, pero también la propagación de ideologías de extrema derecha como la supremacía y el nacionalismo, que se presentan como héroes culturales y defensores de la democracia, ganando influencia y promoviendo el fascismo en la niñez y juventud.

Para la extrema derecha las redes sociales, no son herramientas de comunicación objetivas. Sino que son los espacios para crear, procesar, expresar y manipular la opinión pública. Dicen ser mediadores entre la clase política y la ciudadanía, pero eluden las opiniones populares en beneficio de los dueños del poder político y económico. En cuanto a los maestros, los grandes medios emplean su infraestructura para acusarlos de politiqueros, enfatizando en actitudes similares a las usadas contra la delincuencia común, pero poco o nada dicen sobre los verdaderos actores de la corrupción.

La guerra ruso-ucraniana y el genocidio israelí contra el pueblo palestino, ha puesto de manifiesto diversas formas de fascismo digital del cual, los estudiantes van tomando partido a favor o en contra de unos y otros. De modo que necesitamos actuar rápidamente para hallar los medios y contrarrestar ese lastre, dado que la poca importancia que se dio a ese fenómeno, fue lo que ayudó a la creación del nazismo alemán, que conllevó a la Segunda Guerra Mundial y a la muerte de millones de personas.

El fascismo digital es un movimiento online que aprovechan líderes autoritarios. Se nutre de expresiones racistas, supremacistas y autoritarias difundidas en internet. Nuestros pueblos son vulnerables a las culturas del odio, se enfrentan a la manipulación en las plataformas digitales, donde activistas de extrema derecha explotan las desigualdades y controlan las percepciones. El filósofo alemán Hans Fielitz describe al “fascismo digital” como un fenómeno que “propaga el miedo y las conspiraciones, creando un nuevo contexto para la difusión del fascismo”.

Actualmente, influencers y creadores de memes compiten por dinero, a menudo difundiendo mensajes de odio y violencia. Así, refuerzan las jerarquías sociales y los intereses del sistema, perpetuando dinámicas de poder y control a través de su contenido, que afecta las percepciones y actitudes del público.

De allí que, los docentes que nos preocupamos por una patria equitativa,  necesitamos crear estrategias para salir de la burbuja de contenidos que dispone el Ministerio de Educación, y desarrollar una pedagogía crítica antifascista, para que no solo como educadores críticos, sino como seres humanos capaces de comprender la realidad, eduquemos para erradicar la pobreza y combatir el fascismo.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Desacreditación de líderes y el falso valor de los influencers

La educación es fundamental para el desarrollo de las sociedades, siendo esencial para el progreso. Sin educación, el avance se detiene. Las clases dominantes tienden a promover una educación que refuerza la sumisión y aleja a los estudiantes de los problemas sociales. En contraste, desde los sectores progresistas se aboga por una educación liberadora, que forme estudiantes críticos y cuestionadores del sistema capitalista, fomentando un cambio constante y sin descanso.

La influencia de la prensa de la derecha sobre los estudiantes y la sociedad es significativa, fomenta la indiferencia y los antivalores como el egoísmo y el oportunismo. Difunde falsedades, enaltece a personajes cuestionables y difama a líderes patriotas. Así, controla la educación del país, produciendo jóvenes carentes de valores morales, cívicos y patrióticos, concentrados únicamente en la riqueza y en las trampas sociales.

El cierre de cientos de escuelas, particularmente en los sectores rurales, a cambio de unidades educativas del milenio, se presentó erróneamente como una posibilidad de acercar a los estudiantes y mejorar la calidad de la educación; sin embargo, sucedió todo lo contrario. Hoy se publican encuestas falsas sobre los logros en el sistema educativo haciéndolos parecer como obras del presidente candidato, es decir, se manipula la opinión pública en beneficio de ciertos intereses.

Los medios de comunicación y las redes sociales a menudo controladas por intereses oligárquicos, desacreditan a líderes populares que realmente buscan el bienestar común y que se destacan por su honestidad. Además, alimentan el odio hacia la izquierda política, controlan la fe de la gente para desviar la atención de sus verdaderas intenciones. Mientras tanto, los medios glorifican a una serie de "influencers" que carecen de ética y moral, y cuya única virtud, es su comportamiento extravagante en escenarios públicos, pero que en realidad en nada aportan al debate social.

Los medios de comunicación y las redes sociales están deseducando a la niñez y juventud, llenando sus mentes de egoísmo e indiferencia hacia los problemas sociales. Esto puede llevar a que los nuevos profesionales, especialmente aquellos provenientes de hogares pobres, nieguen su origen de clase y se conviertan en defensores de sus propios verdugos.

Es crucial que los docentes ofrezcan información veraz sobre la realidad local y nacional para desenmascarar a las clases dominantes y su prensa. De no hacerlo, la niñez y juventud continuará prisionera de una cruel sumisión mental, incapaz de cuestionar y construir ese otro mundo posible.

 

viernes, 30 de agosto de 2024

Es hora de que los y las docentes hablen de política en el aula

 “De los mayores, puede esperarse algo; de los adultos, algo más; de la juventud, todo”  Simón Rodríguez

¿Los y las decentes pueden hablar de política en el aula? Claro que sí. La Constitución del Ecuador establece la educación como un derecho, basado en principios de igualdad, equidad y no discriminación; mientras que la Ley Orgánica de Educación Intercultural y el Código de la Niñez y Adolescencia regulan la educación en el país y disponen que los y las docentes deben garantizar un ambiente de respeto, tolerancia y pluralidad.

En nuestro país los jóvenes de 16 a 18 años pueden ejercer el voto de manera opcional. Los y las docentes pueden abordar temas políticos en el aula de manera educativa e imparcial, sin promover ideologías específicas. El propósito es fomentar el pensamiento crítico y el análisis objetivo. Deben respetar la diversidad de opiniones y ajustar el contenido a la edad y madurez de los y las estudiantes, manteniendo siempre un enfoque neutral y respetuoso que contribuya a su formación como ciudadanos críticos y comprometidos.

Para abordar la política e injusticias sociales en el aula, es crucial crear un entorno seguro y respetuoso donde los y las estudiantes se sientan escuchados y valoren la diversidad de opiniones. Usar recursos interactivos hace estos temas más accesibles y atractivos, permitiendo explicar conceptos de justicia e injusticia con ejemplos prácticos en el aula o en el patio. También se pueden explorar conceptos complejos como equidad, derechos humanos y estructura gubernamental.

Discutir política en el aula busca exponer a los y las estudiantes a diversos puntos de vista, presentando múltiples perspectivas y fomentando el análisis de diferentes argumentos. Para hacer más comprensibles los temas políticos, los y las docentes deben vincularlos con ejemplos cotidianos, mostrando cómo afectan a la educación, al medio ambiente o a la economía local, fomentando así el interés de los y las estudiantes en la política y la participación cívica. Al discutir los temas políticos en el aula, se deben facilitar los debates sin promover el ego partidista, esto fomenta la confianza y los aprendizajes inclusivos, a la vez que reconoce la complejidad y la diversidad de opiniones en los temas políticos.

Los y las docentes deben incentivar la participación estudiantil en debates políticos y proyectos comunitarios, permitiendo aplicar conocimientos en contextos reales. Esto fomenta el compromiso cívico y ofrece experiencias prácticas para entender el sistema político mediante actividades como debates simulados y visitas gubernamentales.

Hablar de política e injusticias sociales con los y las estudiantes en el aula puede ser un desafío que, al margen de cualquier dogma, es fundamental para fomentar su conciencia cívica, actitud crítica y su capacidad para participar activamente en la sociedad.

viernes, 23 de agosto de 2024

"Cómo dar clase a los que no quieren" aprender

"La Educación no cambia el mundo, que cambia a las personas que van a cambiar el mundo" Paulo Freire

La semana próxima pasada participé del seminario político por los 60 años del PCMLE, en uno de los recesos saludé con varios colegas maestros. Alguien, refiriéndose al trabajo escolar dijo que lamentablemente, cada vez es más frecuente encontrarnos en el aula alumnos que no tienen interés por aprender. Otra maestra dijo que el secreto de enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino que lo principal es captar el interés de los alumnos desmotivados. Entonces me vino a la memoria, el libro "Cómo dar clase a los que no quieren" de Juan Vaello Orts que había leído algunos años atrás.

La falta de motivación en el aula es un problema común, el poco interés de unos cuantos estudiantes por aprender no solo dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que llega a afectar negativamente el clima de trabajo en el aula y el bienestar emocional de los estudiantes y el docente. De allí la necesidad nos dice Juan Vaello de comprender las raíces de la desmotivación para poder abordar de manera efectiva el problema; Él en su libro nos ofrece una suerte de herramientas y estrategias para que “el acto de enseñar sea gratificante tanto para el profesor como para el alumno”.

Hoy la escuela compite con una avalancha de efectos negativos desde las redes sociales, que sumada a las amenazas de las bandas delincuenciales influyen fuertemente en el contexto socioemocional de los niños y adolescentes, esto puede estar determinando la falta de interés en los estudios: y, no necesariamente la capacidad intelectual para aprender. “Comprender estas dinámicas es crucial para poder intervenir de manera efectiva”. Añade Juan Vaello.

Además, enfatiza la necesidad de diversificar las metodologías de enseñanza para adaptarse a las diferentes formas de aprendizaje de los estudiantes. Esto implica, que el profesor establezca una relación cercana y empática con sus estudiantes, mostrándoles que se preocupa por su bienestar y éxito académico, para ello debe “promover la participación activa de los alumnos en clase, alternando las actividades individuales y grupales”.

"Cómo dar clase a los que no quieren" es un libro que debería ser de lectura obligatoria para todos los docentes que se enfrentan al desafío de motivar a los estudiantes indiferentes. No ofrece recetas, pero si sugerencias prácticas para los problemas cotidianos en el aula.

Finalmente, Paulo Freire insiste que "la Educación no cambia el mundo, que cambia a las personas que van a cambiar el mundo". De allí que los docentes tenemos la responsabilidad de formar esos ejércitos de mujeres y hombres nuevos que crean que otro mundo es posible.

https://www.youtube.com/watch?v=6yZlEsxgEhk 

https://iessecundaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2008/10/como-dar-clase-a-los-que-no-quieren.pdf 

https://www.psicologos-montevideo.com/uploads/5/6/7/2/56720165/c%C3%B3mo_dar_clases_a_los_que_no_quieren.pdf

 

 

 

viernes, 16 de agosto de 2024

Vulnerabilidad de la educación frente a la delincuencia

Es en la escuela donde se forja la niñez y juventud con los conocimientos, habilidades y valores que les permite contribuir al progreso de sus comunidades. La educación también es decisiva para la cohesión social, la participación ciudadana y la reducción de las desigualdades. Paulo Freire reiteraba que los docentes deben ser más solidarios en la lucha contra las inequidades.


Durante las dictaduras militares, a punta de metralla nos impusieron un sistema educativo denominado nacionalista y revolucionario que, en realidad, fue un sistema opresor que profundizó la dependencia. A casi cinco décadas la realidad es la misma. Ahora los déspotas que gobiernan el país son elegidos por un pueblo desmemoriado y desclasado, los ministros designados a dedo para pagar favores; y el miedo lo imponen las bandas delincuenciales y la corrupción institucionalizada.

La presencia de la delincuencia se manifiesta desde el acoso y la violencia entre estudiantes, la infiltración de pandillas y el tráfico de drogas dentro y fuera de las instituciones educativas, hasta amenazas de muerte y chantajes económicos a docentes y directivos. Estas problemáticas no solo ponen en peligro la integridad física, sino que, afectan la calidad de vida y trabajo, generan un clima de inseguridad que dificulta el proceso de enseñanza aprendizaje. 

Son miles de estudiantes y docentes a lo largo y ancho del país que asisten a clases en medio de balaceras del crimen organizado, provocando deserción escolar y perpetuando el ciclo de pobreza y marginalización.

El gobierno ofreció un “plan de escuelas seguras” para dar seguridad en los centros escolares y para prevenir la delincuencia; nada de eso se ha logrado. La UNE y otras organizaciones sociales reclaman del gobierno políticas públicas que garanticen la seguridad en los entornos educativos; es obvio que no se ha involucrado de forma efectiva a las fuerzas militares y policiales con la comunidad; tampoco se ha capacitado al personal docente en seguridad escolar, no hay cámaras de vigilancia ni se han creado protocolos de respuesta ante situaciones de riesgo para disuadir la delincuencia y proteger a los estudiantes.

Finalmente, para que la educación contribuya al desarrollo del país, es necesario que el Estado invierta el 6% del PIB que contempla la Constitución, así podrá promoverse una educación emancipadora que contemple alimentación y útiles escolares, educación en valores, convivencia y resolución pacífica de conflictos.

Solo atacando las causas estructurales de la delincuencia, como la pobreza, la falta de oportunidades de trabajo y la exclusión social, se podrá garantizar un entorno seguro y propicio para que la educación cumpla su papel transformador en la vida de las personas y en el desarrollo de los pueblos.