sábado, 29 de julio de 2023

Con la memoria fresca, pero sin nostalgia

    Los sectores populares y progresistas, en particular los trabajadores y los docentes, debemos recrear y reconstruir nuestra identidad para poder volver a ser protagonistas del futuro de todos los ecuatorianos. Examinar nuestra memoria histórica, nuestro pasado reciente es necesario, pero el reto más importante es caminar hacia adelante y no hacia atrás.
    Los sectores antes mencionados, afrontan un nuevo proceso electoral, en especial las bases de las organizaciones sociales, que parecen estar repartidas entre todos los movimientos y partidos políticos, mientras que buena parte de la dirigencia a abandonado sus antiguas tiendas para aliarse o ser parte de otras con necesidades, trayectorias e ideologías aparentemente incompatibles, pero con una misma consigna: obediencia a los conspicuos y draconianos gobiernos neoliberales de turno.

    Más allá de las urgencias y apetitos económicos o políticos que pueda tener la militancia o fanaticada de la vieja partidocracia burguesa, todos ellos, ante la completa inoperancia administrativa del gobierno del desencuentro, en estos días están convencidos que tienen un mismo desafío, hacer proselitismo ofreciendo solucionar los grandes males del país, en especial la corrupción, inseguridad y falta de empleo. Sin embargo, la satisfacción de las necesidades de las masas populares, solamente podrá hacerlo quienes han batallado junto al pueblo.
    Parece que la historia se repite, el pueblo olvida a sus verdugos y como no hay el recuerdo suficiente sobre nuestro pasado reciente, la única manera de convencer a los votantes será con nuevas ideas y propuestas, con gente probada y comprometida con la lucha popular. Los trabajadores, maestros y estudiantes sabemos que la unidad de acción solamente se logra con la unidad de pensamiento desde los barrios y comunidades, desde allí se forja la unidad popular y de clase para aportar a la unidad nacional.
    En estos momentos los sectores populares y progresistas unidos alrededor del candidato presidencial, del indígena y académico, del defensor de los derechos ciudadanos, del agua y de la naturaleza, se han comprometido no solamente a ganar la Presidencia del Ecuador y las curules a la Asamblea Nacional, sino que han presentado un proyecto al pueblo ecuatoriano que contiene cuatro seguridades, sustentadas simbólicamente en la Cruz del Sur, referente histórico de los navegantes para no perderse en alta mar: “en el norte, la seguridad ciudadana y la paz social; en el sur, la seguridad económica; en el este, seguridad ética y de gobernanza y, en el oeste, la seguridad ecológica”.
    Con la memoria fresca, pero sin nostalgia, no podemos seguir repitiendo a gritos los males del pasado. Tampoco podemos conformarnos con las ofertas de quienes ahora con diverso maquillaje representan a Correa, Moreno y Lasso. Nuestra propuesta, la de los sectores populares es superadora de las reclamaciones del día a día. Y es superior, porque el objetivo no es solamente ganar, sino conducir a nuestro pueblo hacia un Ecuador justo, libre y soberano, porque los que no hemos traicionado a la patria nuestra patria debemos gobernar.

sábado, 22 de julio de 2023

Es necesario comprender la memoria histórica de nuestros pueblos

El pasado 9 de julio en la prensa escrita se publicaron editoriales y artículos referentes a la Revolución Juliana. Título con el que se caracterizó a un golpe de Estado que derrocó al presidente Gonzalo Córdova, rebelión protagonizada por la joven oficialidad militar en 1925. La Revolución Juliana reviste enorme trascendencia en nuestros días, puesto que estuvo orientada contra la hegemonía bancaria y oligárquica y al dominio político de los liberales plutocráticos causantes de la crisis de aquellos años, crisis que se repite hasta la fecha.
Sin embargo, llamó mi atención que en uno de esos editoriales se calificara a la Revolución Juliana como un “evento ignominioso en la historia de Guayaquil”, para el articulista a partir de este acontecimiento se debilitó el poder económico del empresariado guayaquileño respecto de ese mismo poder desplegado desde Quito, este desatinado análisis, solamente confirma el marcado regionalismo ejercido por la derecha oligárquica guayaquileña que veía disminuir sus ganancias por el boom cacaotero, mientras que la oligarquía quiteña latifundista, acrecentaba sus capitales explotando al campesinado.
Concierne dejar claro que dicha revolución se produjo ante el desgaste del Estado Liberal, como reacción a la usurera banca privada y al predominio de los grupos poderosos sobre el Estado. Este breve proceso de cambio, buscó favorecer a las masas populares de todo el país, dotándoles de los derechos básicos como educación, salud, carreteras y empleo, males por los que hasta hoy luchan nuestros pueblos y nacionalidades.
El Gobierno Juliano estuvo liderado por el educador, economista y político Luis Napoleón Dillon, quien impuso el interés nacional sobre los intereses empresariales privados, fiscalizó a los bancos, introdujo por primera vez el impuesto a la renta y a las utilidades, creó el Ministerio de Bienestar Social y Trabajo, la Caja de Pensiones, dictó leyes laborales y otras medidas sociales para proteger a los trabajadores y al pueblo ecuatoriano.
La necesidad de comprender la memoria histórica de nuestros pueblos nos debe motivar a quienes hacemos opinión, en especial a los docentes, a recrear y repensar la realidad, por la sencilla razón de orientar a la sociedad a entender que, a los pocos meses de la Revolución Juliana, se nombró como Presidente de la República a Isidro Ayora Cueva, en cuya gestión se crearon el Banco Central, la Contraloría y la Superintendencia de Bancos. Además, Isidro Ayora reforzó la Caja de Pensiones, la atención en educación y salud y las políticas sociales que en ese entonces transformaron al Ecuador. 
Vista previa de imagen La disputa electoral de agosto 2023 para la presidencia de la república, ha vuelto a polarizar la vida política entre el dominio de las élites económicas que han absorbido el Estado para imponer un régimen oligárquico sumiso a las recetas del FMI, y el ascenso social de sectores progresistas y democráticos representados por Yaku Pérez, porque esta vez no se trata de cambiar un presidente, hay que construir la Patria Nueva, aquella que siente las bases para reestructurar administrativa y políticamente el país. Esta vez “claro que se puede”, porque esta vez con Yaku Pérez ganará la naturaleza, el Yasuní y todo el Ecuador.
 
Defendamos el Yasuní votando SI, porque los pueblos en aislamiento lo están defendiendo con sus lanzas y con sus vidas