viernes, 29 de diciembre de 2017

El simulacro de la paz y el amor ha finalizado



En referencia a la Navidad, en las redes sociales se popularizó el mensaje: “el simulacro de la paz y el amor ha finalizado, ya pueden volver a ser los mismos de siempre”. Cruda realidad que calza muy bien al acontecer de la política nacional.
La fábula de la corrupción política y económica que los medios transmitieron durante los últimos meses del año que concluye, se caracterizó por discrepancias entre las fanaticadas de alianza país, y luego por las capitulaciones de la justicia ecuatoriana, que no llegó a sancionar a todos los implicados en el festín de Odebrecht, como tampoco profundizó las investigaciones de los presuntos negociados petroleros.
Pronto daremos paso al 2018, año que asoma en el escenario nacional como una etapa muy dura para los ciudadanos y las organizaciones gremiales. La dominación empresarial se evidencia con el espurrio aumento de once dólares al salario básico decretado por el Gobierno.
Agudizando más la economía de los sectores populares, a la par que arrecia la lucha de los trabajadores para exigir del Gobierno, no sólo el cambio de la prepotencia del correato, por la tolerancia, el “dialogo” y las sonrisas, sino la reactivación económica para generar fuentes de trabajo.
Volviendo al tema navideño, pocos recuerdan el origen y el espíritu franciscano, el nacimiento y esa inocencia de la niñez mezclada con la ilusión de una sonrisa esperanzadora, que se ve opacada por la falta de sorpresas. Por el contrario, ahora están primero las enfermedades relacionadas con la pobreza, el abuso y violencia sexual, e incluso el asesinato infantil. En esta época navideña, de fin y de nuevo año dedicado a la reflexión, es más un tiempo de compras, pero de compras para quienes tienen dinero, porque para los niños pobres sólo hay caramelos agridulces, caras tristes y llanto, que hacen en realidad un simulacro de felicidad.
En el plano político nacional, las pocas horas que faltan para recibir al 2018, constituyen la oportunidad para dejar la pasividad ante la corrupción y exigir al Gobierno y a los políticos, acciones concretas y urgentes que conlleven a eliminar el asistencialismo y la pobreza. No con el consuelo de que algún día llegará el anhelado buen vivir, sino con el espíritu de la unidad, para reforzar la acción política de movilización y organización popular, y construir una democracia participativa que impulse un proyecto más equitativo.

viernes, 22 de diciembre de 2017

La seguridad infantil un desafío diario



Aún recuerdo la niñez de mis hijas, como mientras les preparábamos su desayuno, ellas terminaban de arreglarse el uniforme y alistar su mochila para ir a la escuela. Hoy como docente, cada mañana puedo ver a los niños y niñas que llegan primero, saltar de alegría al reencontrarse con sus compañeritos y compañeritas.
El viernes anterior, Emilia de 9 años, a la salida de su escuela desaparece. Hecho que conmocionó y movilizó a la ciudadanía lojana. Amistades de los padres organizaron marchas y empapelaron la ciudad con fotos de Emilia. El martes siguiente los investigadores policiales dan con el autor confeso (miercoles aparece ahorcado en la carcel de Tuti). Confundido por la indignación popular al saber que el cuerpo fue masacrado e incinerado, su padre, un hombre de elevada sensibilidad humana y fe católica, en medio del dolor pidió solamente justicia.
Decía, que todo niño y niña, espera divertirse con sus compañeros de clase, aprender cosas nuevas, soñar con un mundo nuevo bajo la guía de sus profesores. Me niego a pensar que lleguen a la escuela con temores por su seguridad. Sin embargo, la realidad es otra, aunque no lo esperan, ya allí, sufren tratos humillantes y violentos, que en la práctica son el reflejo de la sociedad.
Hace poco estremeció a los ecuatorianos los cientos de abusos y violaciones sexuales a niños y niñas en planteles escolares, los inculpados son en la mayoría de los casos son los propios docentes. Fue mayor la rabia, enterarse que las autoridades educativas, pese a tener conocimiento hicieron muy poco para sancionar a los responsables y prevenir de nuevos casos, que aún salen a la luz pública.
El doloroso caso de Emilia, nos revela que si bien todos estamos propensos a ser víctimas de violencia, de aquella violencia que viola los más elementales derechos humanos, son las niñas las que por innumerables situaciones de inequidad social y cultural, tienen más probabilidades de sufrir desde el entrecomillas inofensivo bullying escolar, pasando por el acoso y la agresión sexual que menoscaban el éxito estudiantil y la autoestima a lo largo de su vida, hasta la violación y el asesinato.
Para que la seguridad infantil no sea un desafío diario, legisladores y jueces, deben actuar y aportar con medidas de protección inmediata para que casos como el de Emilia no queden en la impunidad. Mientras que la escuela y la familia deben educar con el ejemplo y no con estereotipos y normas ridículas.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Espeluznado por la corrupción galopante


El vicepresidente ecuatoriano fue condenado el pasado miércoles a seis años de cárcel por asociación ilícita y recibir beneficios millonarios de la constructora brasileña Odebrecht, según la sentencia de la Corte Suprema de Justicia.
No me referiré a las implicaciones judiciales, ya lo harán los abogados. La fiscalía popular, es decir la ciudadanía honesta ya venía exigiendo se sentencie a todos los involucrados por el mencionado caso y por otros que se ocultan tras éste. El propio Presidente Moreno ha reconocido “estar espeluznado por la corrupción galopante en el gobierno de Correa”. Y es que efectivamente, en la mayoría de instituciones públicas cada día se conocen más hechos de peculado, enriquecimiento ilícito, cohecho, delincuencia organizada, lavado de activos, testaferrismo, etc., etc. 
Los sectores sociales y populares esperan que la condena al vicepresidente Glass, abra el camino para que la fiscalía y los juzgados inicien las investigaciones y consecuentes demandas contra todos los responsables y encubridores por todo el daño que durante estos diez años causaron al país y al pueblo ecuatoriano. Pues se sabe bien, y muy bien quienes son los autores, sin embargo la justicia aún maniatada al correato, se hace de la vista gorda.
Que si pierde o no el cargo de vicepresidente poco importa, es cosa de tiempo, de poco tiempo. Si no lo destituye la Asamblea, lo hará el pueblo, porque el pueblo ya está harto, ya está cansándose de tanta espera o de entretenimientos, quiere acciones. El plazo corre, se vence el 4 de febrero próximo, fecha de la Consulta Popular, cuyos resultados se adelantan con un Sí rotundo a las siete preguntas.
De manera particular las organizaciones sindicales dicen que votarán Sí en la consulta popular, aunque en esta no se contemplan los temas tratados en las denominadas mesas de trabajo, las que al decir del ex secretario de la administración pública son puro cuento. Sin embargo temas como la lucha contra la corrupción, la reelección indefinida, el Consejo de Participación Ciudadana, son un avance y a su debido tiempo exigirán al presidente Moreno que derogue el Decreto 16 y acuerdos afines, que permitan recuperar los derechos de los trabajadores y de los ciudadanos.
Finalmente, si Jorge Glas dice que la sentencia es una persecución política del gobierno. Cabe preguntarnos qué fue lo que vivieron los líderes sindicales durante los diez años de esa “pendejada” llamada revolución ciudadana.