viernes, 29 de enero de 2021

Que nuestro voto aporte al desarrollo nacional

    A una semana de las elecciones para presidente y asambleístas, la pandemia por COVID-19, la inseguridad ciudadana y la corrupción son las mayores preocupaciones del pueblo ecuatoriano, males que agravan la pobreza por la falta de plazas de trabajo. A esto se suman las ofertas demagógicas y hasta torpes de politiqueros putrefactos, que hacen que la ciudadanía se muestre pesimista y con el temor de que su voto sea traicionado. 
    Señores y señoras aspirantes a Carondelet y a la Asamblea Nacional, sé que su mayor preocupación es ganar las elecciones; sin duda, su triunfo o pérdida depende del dinero invertido y no del proyecto de gobierno presentado ante el Consejo Nacional Electoral. Muy a mi pesar, presumo que los votos que obtengan responderán a las esperanzas del pueblo por salir de su desdicha, y no como de debe ser, a los principios ideológicos del partido al que pertenecen los postulantes. 
   Candidatos y candidatas, estoy seguro que coincidimos, en que hay mucho por reorientar para encaminarnos al logro de la justicia social y al mejoramiento de las condiciones de vida de todo el pueblo, por eso hago los siguientes planeamientos:
   ¿Cómo se manejará el problema sanitario para combatir y detener la pandemia por COVID-19 a fin de retornar con la suficiente seguridad biosanitaria al trabajo presencial?
   ¿Qué medidas propondrá para garantizar la seguridad ciudadana y combatir la corrupción e impunidad que son las cusas principales que detienen el desarrollo socio-económico y postergan la solución de los problemas nacionales?
  ¿Específicamente cómo pretenden resolver el problema del desempleo, mal que incrementa la desigualdad social de millones de ecuatorianos?
  ¿Qué leyes propondrá reformar o crear a fin de asegurar la educación y la cultura, la salud pública y la asistencia social, y fuentes de trabajo, rubros aún pendientes de un verdadero proyecto nacional de gobierno conforme lo establece la Constitución?
   ¿Está de acuerdo en ampliar el poder de la revocatoria del mandato a los funcionarios y servidores públicos que no cumplan con sus responsabilidades?
   Se acerca la hora de decidir, la opción reivindicativa, es tomar posición y vincularse de manera fraterna con Unidad Popular Listas 2, con Johana Granda, Mery Zamora y Yaku Pérez, y junto a ellos comprometerse con el presente y futuro de nuestros hijos y con la patria, a fin de que la suma de acciones vaya en defensa de la soberanía nacional, de la democracia, para que en la práctica nuestro voto aporte al desarrollo nacional dejando atrás ese pasado oprobioso de miseria y explotación a que nos han sometido los gobiernos de turno.
    Finalmente, parafraseando a Luis Aguilé, “que se imponga la Ley, no queremos perder nuestra forma de ser, somos gente de paz, que no tenga ocasión de ganar el ladrón… esto debe cambiar, para gobernar con firmeza y acción”
    La opción del magisterio, de los estudiantes y de los sectores desclasados y desplazados, son los candidatos de Unidad Popular Listas 2, Giovanni Atarihuana, Mery Zamora, José Villavicencio y Scarlett Tamayo; así como Manuel Medina, Johana Granda, Wilson Sigcho y Rosa Alva Morocho candidatos a asambleístas por Loja. Quienes junto a Cristina Cachaguay y Andrés Mendoza candidatos al Parlamento Andino se han comprometido a sumar energía y fuerzas para derrotar a la derecha neoliberal y al correísmo. 
    Unidad Popular Listas 2, apoya la candidatura presidencial de Yaku Pérez para darle las herramientas jurídicas que cambien el Ecuador, combatir la corrupción, nuevas leyes de educación, de universidades, de seguridad social y una reforma tributaria para bajar dos puntos del IVA, además de la exigencia al SRI para que cobre los impuestos a los grandes evasores.

viernes, 22 de enero de 2021

Apoyo a la educación para gestar desarrollo cultural y sociopolítico

La verdadera libertad empieza por tomar consciencia de que todo lo que hacemos son actos políticos. No dudar de que todo acto humano es un acto político. Desde comprar las papas, el cumplir o no cumplir con nuestras responsabilidades, o el acto de manifestar o no los pensamientos que tenemos para cuestionarnos o no sobre la realidad circundante, también son actos políticos.

Parafraseando a Federico Engels, los trabajadores, campesinos, estudiantes y los sectores populares, tenemos que indagar el porqué de la pobreza y las injusticias e imaginar soluciones para a través de la organización comenzar a dar los primeros pasos para ser personas verdaderamente emancipadas. Como lo hizo Jaime Hurtado González en su formación profesional y política que lo caracterizó como auténtico líder popular, no solo debió romper las ataduras de la sociedad, sino también con la ideología conservadora de su pequeña Malimpia, en el cantón Quinindé de Esmeraldas.

Guardando las distancias y diferencias, mientras Engels alcanzó su propia verdad ideológica al salir de su posición de burgués en la fábrica de su padre, para recorrer los barrios insalubres donde vivían los obreros; Jaime Hurtado vivió esa realidad, trabajando en el campo y sintiendo las angustias por sobrevivir junto a su familia, allí tomó conciencia de las injusticias de la sociedad burguesa que gobierna hasta nuestros días.

Ahora inmersos en un proceso electoral, vemos una diversidad de aspirantes a diversas dignidades, algunos haciendo alarde de ser apolíticos, algunos denigrando a la universidad al expresar que no es necesaria la formación profesional, y otros atacando a aquellos candidatos con una orientación progresista y de izquierda como Unidad Popular y Pachakutik que abiertamente han declarado su lucha contra la pobreza, la miseria y la búsqueda de la justicia social. Desde la izquierda se reclama mayor inversión en educación, porque hay una relación directa entre la creación de conocimiento y el mejoramiento de las condiciones de vida y consecuentemente en el desarrollo de la sociedad.

Me referiré a tres de los postulantes que participaron del debate presidencial organizado por el Consejo Nacional Electoral. Arauz, ahijado del correato asomó colmado de cinismo y demagogia barata, ofreciendo regalar mil millones de dólares del Banco Central a un millón de madres pobres. El aristócrata Lasso con su slogan “ya qué chuchas” ofreció créditos al 1% cuando en el Banco de Guayaquil cobra a más del 16 %. Finalmente, apareció Yaku Pérez mostrándose capaz para solucionar la crisis pandémica y económica que vive el país, duro para combatir la corrupción, defensor de la vida y la naturaleza, firme en el apoyo a la educación y la investigación para que la juventud acceda a la universidad y sean ellos los gestores del cambio cultural y sociopolítico que necesita el pueblo ecuatoriano.

sábado, 16 de enero de 2021

Solo el pueblo podrá cambiar la historia de la vieja política

Con la convicción firme de mis principios y como defensor de la educación y de las causas populares, he podido ver y palpar en estos tiempos como el gobierno capitalista e incapaz de solucionar la problemática sanitaria y social, en medio de la pandemia sanitaria intenta esconder con dádivas las desgracias sociales que agravan las condiciones de vida, negando empleo digno, acceso a la salud y a la educación en la forma que el propio gobierno impone.

No cabe duda que el sistema y la estructura del gobierno nos muestra el poco respeto a los principios elementales de la convivencia humana, la democracia y la ciudadanía. Confirmándose que la brecha de la pobreza es un desafío social a vencer, para evitar que los sectores vulnerables a esta crisis se hundan más en la miseria, como las amas de casa jefas de hogar, los trabajadores informales, trabajadoras domésticas, personas adultas mayores, población rural, personas con discapacidad, niñas, niños, adolescentes y migrantes que mendigan en las calles.

Desde la óptica de docente, observo que de la noche a la mañana se masificó la educación virtual y una serie de propuestas educativas digitales, en principio no como un apoyo pedagógico para mejorar los aprendizajes, sino en oposición a la presencialidad, para denostar e incluso para prescindir del profesorado, lo cual por supuesto está asociado a una oculta forma de privatización, mercantilización y exclusión de la educación.

En cuanto al regreso a las aulas, los profesores hemos dicho que sí. Pero hay que considerar que esto es un grave dilema, por un lado, en las condiciones actuales del rebrote de la pandemia aumentaría la probabilidad de contagio de niños, jóvenes y adultos. Mientras que, al mantenerse cerradas las escuelas, los índices de rezago y exclusión escolar aumentarían porque los factores económicos se imponen a las pretensiones del Ministerio de Educación y a las recomendaciones del COE.

Si la capacidad financiera del gobierno al igual que la economía familiar de los sectores populares están a punto de colapsar, me pregunto ¿cuáles son los escenarios inmediatos y de futuro que se proyectan y qué medidas tomará el gobierno para evitar que la peligrosa pandemia social, la de la pobreza, se generalice? ¿acaso esperar a la solución que han planteado los candidatos de la década robada y de la derecha banquera? O tendríamos que reflexionar sobre la oportunidad de fortalecer y potenciar las candidaturas de Johana Granda para Asambleísta Provincial, Geovanni Atarihuana para Asambleísta Nacional por Unidad Popular listas 2, y de Yaku Pérez para Presidente.

 Finalmente, es el momento de palpar lo que se vive en las calles y forjar la unidad porque solo los candidatos que representan al pueblo podrán cambiar la historia de la vieja política y acabar con la corrupción.

viernes, 8 de enero de 2021

Vacuna contra la pobreza, tarea imperdonable del Estado

Pareciera que el tiempo transcurre inexorable, aunque a veces es ajeno a la racionalidad abstracta de mucha gente que quizá con propiedad haya anidado en la conciencia individual y colectiva ese viejo refrán, según el cual “algunos días se nos escapan en un abrir y cerrar de ojos”, mientras otros parecen que tardan tanto como la utopía de erradicar la corrupción.

El citado refrán de repente nos suscita imágenes del pasado y nos devuelve un poco del tiempo perdido y empeorado por las infames pandemias de la salud y la pobreza. Se ha anunciado que la vacuna para la primera llegará los próximos días. Mientras que la vacuna contra la pobreza sigue siendo una tarea imperdonable del Estado, cuya exigencia de cumplimiento nos involucra a todos, pero más, a los sectores empobrecidos y de las clases populares; el silencio implicaría ignorar la señal de alerta en el Ecuador de hoy, sometido al atraco del erario y al dominio del Estado capitalista neoliberal que agiganta la brecha entre ricos y pobres mientras privatiza los servicios básicos y empresas públicas, olvidándose de las normas constitucionales.

Atosigados por las circunstancias sanitarias y electorales, pocos han reparado que en el futuro de las inmediatas generaciones no se avizora nada bueno debido a los gobiernos que cada vez más y en mayor cantidad entregan los recursos naturales a las transnacionales; debido también a la especulación del capital financiero que se nos impone. Ante esto, se escuchan voces de la izquierda política y de los trabajadores que reclaman la necesidad de la unidad popular para juntar las fuerzas que garanticen la consecución de un nuevo gobierno y el bienestar de todos y cada uno.

Como se intitula el libro de Pablo Neruda, Confieso que he vivido, directamente las pseudas democracias de los últimos cincuenta años, y todas han estado abocadas a los mismos problemas económicos estructurales y a las crisis de institucionalidad política. En algunos tramos de esta vivencia, con la aprobación del imperio norteamericano –que a propósito hoy simulan pelearse el poder cuando en realidad son lo mismo– se instalaron dictaduras que agravaron más las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano.

Es cierto que hemos tenido un año complejo, llenos de dificultades que determinaron nuevas relaciones y formas de trabajo y de convivencia, sin embargo tenemos que estar conscientes que la crisis no se solucionará por obra divina, por eso de inmediato debemos emprender a erradicar los males parasitarios heredados de la burguesía. Ese cambio exige caminar a través de una larga lucha por la resistencia y la liberación social y nacional. Exige procesar la más amplia experiencia organizativa, el compromiso y la responsabilidad para convocar a los electores a votar el 7 de febrero por Yaku Pérez y los candidatos de Unidad Popular listas 2.

viernes, 1 de enero de 2021

Discutir y discrepar, sin negar la identidad de clase

Con o sin COVID-19, todos los días la mayoría de los ciudadanos luchamos en las calles contra la muerte y la pobreza, es una batalla infame que quienes ostentan el poder económico y político nos llevan a optar por el mal menor, la sobrevivencia. No nos conformamos y salimos a vivir, porque en este tiempo pandémico hay que hacer el tiempo de liberación. No hay espacio para descuidarnos, el futuro de nuestros hijos está en peligro, el nuestro también.

Las organizaciones sociales junto al pueblo no pueden esperar, en el camino se irán fortaleciendo. Aun con las incertidumbres a cuestas, hoy es tiempo de vivir y luchar. Por eso, en medio del temor al contagio y con las protecciones biosanitarias hay que salir a mostrarse y a mostrar el poder de la unidad popular, a encender el debate y defender nuestra propuesta, porque no es hora de especular. Necesitamos hablar, pero también escucharnos. Lo diferente es lo que complementa la verdad colectiva y empuja al pueblo al anhelado cambio.

Después del 10 de agosto de 1979 el país se encuentra en manos de un “caudillo llamado oligarquía” que ha venido representando y sirviendo a lo que ahora ellos mismos denominan partidocracia, esa clase política podrida y corrupta, populista y oportunista, además de relacionada con ciertos medios de comunicación que se encargan de la manipulación de las estrategias más cuestionables para turnarse y mantenerse en el poder hasta nuestros días. El mérito es, ser leales y actuar como títeres para cumplir las recetas del FMI.

Ya iniciada la campaña electoral, el conflicto no es propiamente contra la pandemia. Lo es entre la riqueza opulenta y la pobreza vergonzante. Entre los partidos de la derecha oligarca cuya demagogia parece caerse a pedazos; y el partido de los profesionales y servidores públicos honestos, de las amas de casa y los miles de desocupados, de los trabajadores y campesinos, de ese partido que precisamente lo encabeza un campesino, Yaku Pérez, a quien ni las frases de odio y racismo, ni la desinformación han hecho callar su voz denunciando la profunda crisis a la que han sometido al país.

Los ecuatorianos somos hijos de la historia que se escribió durante la colonia y la independencia, de la historia escrita por los miles de héroes anónimos que en busca de trabajo mueren a diario a causa de la pobreza y la delincuencia, realidad que la memoria colectiva parece ha olvidado. Por ello, la necesidad de reconocer la identidad de clase, ella determina y enriquece la identidad nacional. En febrero de 2021 estamos convocados por voluntad propia a resolver los problemas de nuestro pueblo, “porque esta vez no se trata de cambiar un presidente, será el pueblo quien construya un Ecuador bien diferente”.

Finalmente, en medio del evidente aumento de contagiados por COVID-19, iniciamos el año 2021 con el deseo ferviente de que en base a la unidad popular realmente tengamos un combativo y feliz año nuevo.