viernes, 27 de enero de 2017

La democracia es como el amor


En cierta ocasión escuche del Profesor David Pacheco Ochoa, que la democracia, “es como el amor, mientras te sonríe no nos damos cuenta de sus simplezas, solo cuando nos falta, sentimos como duele su ausencia”.
A menos de un mes del evento electoral ecuatoriano, se hace más evidente que la democracia burguesa o representativa como la pinta el sistema, se parece más al amor. Al igual que nos invade la angustia por no conocer bien a la media naranja, así nos llenamos de angustia cuando se acerca la hora de decidir nuestro futuro y no conocemos con claridad las propuestas de los candidatos, lo cual se vuelve más angustioso al vernos obligados a creer ciegamente en alguien.
En la democracia como en el amor, es preciso reconocer la diversidad de opiniones y los sentimientos del otro, de la otra. Ese reconocimiento, en el caso de la democracia nos conduce a tener una visión más clara del mundo, la cual es siempre cambiante y se enriquece con el debate, incluso con el conflicto.
El profesor Pacheco refería que en la democracia como el amor hay que tomar en serio y con respeto el pensamiento del otro, pero que respetar no implica que nos resignemos a aceptar o perdonar sin antes reconocer el hecho de que los seres humanos tenemos intereses diferentes, sin antes discutir, sin agresiones, sin violencia, sin ofensas, más bien aprovechando los puntos de vista diferentes y sus errores. 
A lo largo de la historia la burguesía nos ha impuesto una democracia representativa, que consiste en que periódicamente los ciudadanos somos convocados a elegir entre distintos nombres que venden su imagen haciéndonos creer que son los que mejor nos representarían. Durante la campaña electoral los ciudadanos sufrimos el condicionamiento de la propaganda mediatizada y subliminal financiada por quienes reclaman la reelección o por los oligopolios al servicio de los sectores de la burguesía opositores al gobierno de turno. 
La democracia como el amor es el resultado de una conquista previa. En el caso del amor los resultados los decide el corazón luego de pasar la prueba de la duda, de la duda sobre uno mismo. En la democracia los resultados electorales son manoseados por encuestas pagadas, con la compra de votos y otras formas de fraude que pretenden virar la opinión de los ciudadanos. 
Por eso, como se dice en un matutino radial, pongamos en práctica la frase: los lojanos no votamos, decidimos.

viernes, 20 de enero de 2017

Compromiso Social por una Educación para la Emancipación


La educación es el mejor camino para impulsar el desarrollo integral de los ciudadanos y de la propia sociedad. Es importante que en la educación pública y privada contemos con una cultura nacional que nos identifique y promueva la libertad, la justicia y el tan anhelado y cacareado buen vivir.
Al parecer los políticos, o los candidatos ya entienden que una acción indiscutible para el mejoramiento de la calidad es el cambio en los esquemas de participación social en torno a las instituciones educativas. No se trata solamente de ofrecer libros y decir que la educación es gratuita, es necesario ante todo, sumar energías para defender la educación conforme lo establece la constitución. De contar con una ley y un proyecto educativo nacional que active la participación y la corresponsabilidad de todas las organizaciones de la sociedad.
En esta época de campaña todos los candidatos hablan de perfeccionar el sistema educativo. Es entonces oportuno aprovechar esa predisposición y proponerles la suscripción de un compromiso social como un primer paso para hacer realidad la utopía de que la educación es asunto de todos y para todos.
El compromiso debe lograrse para la disminución de las inequidades de acceso a la escuela y a la universidad que ha creado la dependencia y el mismo sistema neo capitalista. En este contexto, los cambios suponen retos principales como el impulso a tiempo estrategias eficaces para la formación de recursos humanos; la gratuidad y libre ingreso a todos los niveles del sistema educativo; la afirmación de una identidad nacional y el fortalecimiento de los valores propios de la democracia como son la solidaridad, el respeto, la participación social y la rendición de cuentas de todos los actores de la educación; y, un cambio en la política social, cambio que exige resolver con la mayor urgencia las desigualdades entre los grupos sociales, las regiones geográficas y la pluriculturalidad que caracterizan a nuestros pueblos.
En el caso de la educación superior, el compromiso social por una educación para la emancipación, implica trabajar para la consolidación de un sistema en el que las universidades se articulen en redes nacionales de cooperación e intercambio académico, que les permitan fortalecer sus capacidades institucionales garantizando a los estudiantes la formación apropiada en lo científico y en lo humanístico, y para el aprovechamiento colectivo de la riqueza nacional y la construcción de la patria solidaria.

viernes, 13 de enero de 2017

Mentalidad corrupta y mezquindad humana


La corrupción ha estado presente en el Ecuador desde 1830, ha sido parte de cada gobierno, antes no era fácilmente percibida ni tampoco interesaba a la ciudadanía de los sectores populares, se encendía y salpicaba a las elites de los partidos políticos y de los grupos de poder económico, pero allí mismo se extinguía.
Los medios de comunicación han contribuido a que este mal sea ampliamente conocido, en estos tiempos, quizá por la campaña, junto a la inseguridad, la delincuencia y la pobreza, es tema de dialogo en los más amplios sectores de la colectividad. La preocupación por el tema de la corrupción está acompañada de un aumento en la percepción de que el mal desempeño del gobierno es un problema importante en el país.
Es bueno que este mal esté en boca de la mayoría de la población, aunque el problema es de carácter estructural también lo es ético individual, solo así la gente tomará conciencia de la magnitud del perjuicio que causa al erario nacional y a los bolsillos de los ecuatorianos, así también podrá plantear posibles soluciones y exigir sanciones a los responsables.
En el caso de Obedrecht, la corrupción llegó a cifras millonarias desplazando nuestra mirada a la podredumbre que también existe en buena parte de las instituciones públicas y privadas, donde una parte de la burocracia abusa de los ciudadanos que acudimos por algún servicio, donde, solicitar, aceptar, ofrecer, dar un bien o servicio, producto de una actuación ilegal para beneficio personal o de grupo es casi normal.
Lo cierto es que la estructura de la corrupción funciona con sus propias normas y un bien elaborado sistema de incentivos que se ofrecen por debajo de la mesa, sistema que se ha visto favorecido en primer término, por la prepotencia y el abuso de poder, por el caudillismo e individualismo, por la brecha entre la riqueza y la pobreza, por la baja calidad de los servicios institucionales, por la poca ética y solidaridad de los hombres y mujeres que no se comprometen con los cambios sociales, con esos cambios para construir una patria soberana, equitativa y solidaria, sino con su propia mezquindad humana.
Los ciudadanos tenemos que dirigir nuestra preocupación no solo a los hechos de corrupción que cometen los servidores públicos, sino también a su mentalidad corrupta, a esa mentalidad que se fortalece con los antivalores sociales que se auto reproducen cotidianamente en toda la pirámide social.