sábado, 27 de febrero de 2016

Este 27 de febrero: Día del Civismo, motivo de profunda reflexión patriótica.

Los gobernantes de turno, como parte del folklor político derivado de la dependencia y el fanatismo, han señalado esta fecha, como el Día del Civismo, del Ejército Ecuatoriano, de la Unidad Nacional; y de manera particular, para enaltecer el triunfo del Mariscal Sucre sobre el ejército peruano, durante la Batalla de Tarqui (1829).
Los acontecimientos históricos relacionados con la integridad territorial, han sido contados sobredimensionando el civismo, heroísmo y la proeza de hombres y mujeres, que derramaron su sangre y entregaron su vida en defensa de la libertad y soberanía del país. Sin embargo, el territorio nacional ha sido desmembrado tantas veces, que en la actualidad ocupa menos de la cuarta parte de lo que fue a raíz de la independencia de la corona española. 
Hay quienes sostienen que la poca practica del valor del civismo, es decir del amor y respecto a la patria, se debe a que en las escuelas no se imparte la asignatura de cívica, hecho que se demuestra con el aumento a todo nivel, del menosprecio e intolerancia hacia el pleno ejercicio de derechos, obligaciones y libertades y el irrespeto a la diversidad étnica y cultural. 
En el año 1990, el gobierno socialdemócrata, dispuso la fusión de las asignaturas de historia, geografía y cívica por la de estudios sociales. Así fue que la cívica dejó de tener lineamientos curriculares definidos y apropiados en la escuela. A partir de ese momento, la historia del país se conoce como breves fragmentos desintegrados, los textos escolares no relatan exhaustivamente los hechos históricos desde los personajes y relaciones de poder de arriba hacia abajo, tampoco mencionan, que todo forma parte de un proceso de explotación impuesto por la estructura política neoliberal a la que los gobiernos de turno se han sometido, consecuencia de ello se han agudizado la lucha de clases y la exclusión social.
El civismo se fomenta con el ejemplo, para ello, todos deberíamos conocer el verdadero aporte que han dado a la patria, en su lucha por los derechos humanos, la libertad y la independencia, hombres y mujeres como Rumiñahui, Espejo, Manuela Sáenz, Bolívar, Sucre, Montalvo, Alfaro, Daquilema, Dolores Cacuango, Matilde Hidalgo y tantos otros valerosos personajes, de quienes deberíamos emular su ejemplo como un tributo al sacrificio de los héroes y heroínas por legarnos una patria digna, libre y soberana.

sábado, 20 de febrero de 2016

“Desgraciado el pueblo donde la juventud no haga temblar al tirano"

Una vez más, se hace necesario la recreación popular de la célebre frase, que Juan Montalvo empleara para conceptualizar al dictador y a la tiranía: “desgraciado el pueblo donde la juventud no haga temblar al tirano", frase que en los últimos tiempos, ha estado minando la conciencia de la juventud que se resiste a que sus opiniones sean teñidas de verde agüita; y, a que sus derechos sean conculcados. 
Es indiscutible que la fuerza de la juventud es el motor que mueve o detiene el desarrollo de una sociedad, es la fuerza y esperanza de un pueblo. La sociedad y el Estado debemos aprovechar las potencialidades de la juventud a la hora de implementar cualquier propuesta que tenga que ver con su presente y futuro; y ver también a la juventud como protagonista del trabajo y de la actividad política.
Desde luego, corresponde más al Estado impulsar su formación y preparación, brindando no solamente las condiciones para que ellos reciban una “buena” educación en las aulas, sino, especialmente, creando los espacios para que sean ellos mismos quienes se pronuncien respecto de sus problemas y aspiraciones, que en definitiva, son las aspiraciones de todo un pueblo que lucha por su verdadera independencia y soberanía, porque al fin y al cabo, la educación es una tarea política, es un campo de batalla de la lucha de clases.
En la cuestión política, solo en la medida en que ese grupo vital llamado juventud se interese por las peculiaridades y funciones del sistema político imperante, ampliará su cultura política y estará en mejores condiciones para la participación y toma de decisiones que contribuyan a lograr la verdadera independencia y soberanía nacional.
Los acontecimientos pasados y recientes de las propuestas de los estudiantes de varios planteles, no pueden, de ninguna manera ser vistas como acciones aisladas de la realidad nacional; y, menos calificadas de terroristas para encarcelarlos. 
El gobierno debe concienciarse de que los diversos epítetos que el oficialismo emite contra la juventud, son vistos como un verdadero acto de amedrentamiento y criminalización de su protesta, y más por eso, que por otra cosa, sale a manifestarse en las calles de las principales ciudades del país, condenando la prepotencia del régimen que de a poco adquiere tintes dictatoriales.
Gracias a los estudiantes, hoy el pueblo ecuatoriano parafrasea ¿hasta cuándo Rafael, abusarás de nuestra paciencia?

viernes, 12 de febrero de 2016

La pobreza no tiene ideología

En los últimos años ha venido transfigurándose el concepto de ideología, caos que se agrava más, cuando se avecinan eventos electorales y en momentos en que los gobiernos de turno empiezan su declive de popularidad; es precisamente allí, cuando se escuchan simplezas, como la frase que intitula el presente artículo.
Aunque no se quiere reconocer que vivimos una crisis económica, que en lo nacional está caracterizada por la negación y a la vez reconocimiento oficial, de que ésta se debe a causas externas. Mientras para la oposición, es el resultado de una planificación que prioriza la defensa de un proyecto hipertrofiado y proselitista, que en la práctica, no garantiza, que la “patria ya es de todos”.
Nadie puede imaginar, que la pobreza como condición socioeconómica tenga una ideología, a la que los ciudadanos nos adhiramos libremente, imposible. Lo que si es cierto, es que, la pobreza es consecuencia de la indebida e inequitativa redistribución de la riqueza. La ideología, en palabras simples, es el conjunto de ideas, principios y declaraciones programáticas, que en el caso de Alianza País, es el poetizado socialismo del siglo xxi.
Funcionarios del Gobierno afirman que en el Ecuador, la reducción de la pobreza es una realidad. Al parecer, las estadísticas se las maneja al estilo del presidente Churchill, que decía, “las estadísticas más fiables son las que se pueden manipular”. Es obvio que ningún presidente por más académico que se declare, va a solucionar el problema del desempleo ni a arreglar la economía. Tampoco se solucionará este mal, trayendo inversión condicionada al mismo estilo del FMI, ni ofreciendo bonos de desempleo.
La pobreza y las desigualdades crecerán mientras no se cambie el sistema político de gobierno, mientras se siga privilegiando los intereses de los grupos de poder económico y político. Visto así, la pobreza si tiene ideología, es un recurso demagógico que responde al estado neoliberal disfrazado de revolucionario, progresista, populista, etc., que se sostiene gracias a la poca educación y conciencia política de los sectores populares.
Por tanto, para que ese cambio se dé, es preciso, al decir de José Martí, “no descuidar el trabajo y la educación ideológica en la organización popular…, no podemos engañarnos, pues no se garantiza el apoyo popular a los procesos dando al pueblo sólo mejores condiciones de vida, porque eso puede originar en la gente una mentalidad consumista" que menoscaba la unidad.