viernes, 31 de octubre de 2014

Día del Escudo Nacional o Halloween



La historia cívica de nuestro país señala el 31 de octubre como el Día del Escudo Nacional, que junto a la Bandera y al Himno Nacional constituyen la personificación de la Patria, símbolos que irradian no sólo la fascinación patriótica, cuya llama debe mantenerse viva, sino que también evocan los memorables acontecimientos de nuestra historia y las luchas del pueblo a través de los tiempos, para eternizar sus glorias, su cultura, su historia y el épico vibrar de próceres y mártires anónimos que soñaron con una patria nueva.
Coincidencia o no, el 31 de octubre los países anglosajones festejan Halloween, una tradición pagana arraigada cada vez más en nuestro medio. Si bien las fiestas tradicionales constituyen una práctica habitual en la escuela y la sociedad, paradójicamente, éstas han generado poco conocimiento social y científico. Más bien, una violencia simbólica, pues en no pocas instituciones, el día del Escudo Nacional es velado por la celebración de halloween, costumbre ajena e impuesta a través de los medios de comunicación, que ha perturbado la mente de la niñez y juventud.
La historia de nuestro Escudo Nacional es amplia, ha sido objeto de muchos cambios, registrados desde el 9 de octubre 1820 al proclamarse la independencia de Guayaquil hasta el año de 1900. Es durante la Presidencia del General Eloy Alfaro, del Viejo Luchador, del defensor de la escuela laica y de la soberanía nacional, cuando se adopta el actual Escudo Nacional.
Tarea de la sociedad y escuela es refrescar la memoria cívica y orientar las obligaciones personales y colectivas hacia la patria. Las conmemoraciones cívicas no deben reducirse a ritos formales ni a frías y tediosas conferencias que se obliga a escuchar a los estudiantes. Por el contrario, los actos cívicos deben convertirse en espacios de generación de aprendizajes y acciones de verdadero reconocimiento de los hechos y gestas gloriosas del pueblo, donde los estudiantes puedan informarse y personificar el fervor libertario y el orgullo de ser ecuatorianos. Es una falacia creer que el civismo se aprende en las aulas. No, el civismo se vive en las calles y en la comunidad ejerciendo deberes y derechos, es allí donde se forma la conciencia cívica, histórica, social y política de los hombres y mujeres, del pueblo mismo que es en realidad la patria.

viernes, 24 de octubre de 2014

Mentalidad revolucionaria y restauración conservadora



Luego del “sacudón” electoral de febrero último, en el que a pesar del ventajismo oficial, se dio un “revés” caracterizado, por el “sectarismo”, la debilidad de los gobiernos autónomos y al menosprecio a la oposición y a los movimientos locales, movimientos que ganaron gracias a la sintonía con los intereses de la comunidad y no por las definiciones ideológicas si acaso las tuvieron.
El oficialismo en su afán de justificar el denominado “sacudón” o “revés” electoral viene manejando la figura de la restauración conservadora, término que es cacareado para denostar de forma maquiavélica con la misma conceptualización neoliberal a los sectores progresistas y de izquierda,  que son los que realmente han venido y siguen luchando por que se instaure la democracia participativa, justicia social, redistribución equitativa, reconocimiento, identidad, etc.
Los revolucionarios del poder tienen temor a la restauración conservadora no tanto porque es contraria al proceso de la revolución ciudadana sino porque busca volver al pasado, a esa época dictatorial en la que a todo aquel que protestaba se lo acusaba de atentar contra la seguridad nacional y se le perseguía. Y desde luego, como lo dice el Pájaro Febres Cordero, “nadie quiere que se restaure esa horrible y tenebrosa época.”
La intención del discurso de la restauración conservadora, cala más en el sector oportunista de la militancia de país, quienes despistados y sin capacidad de análisis de los asuntos colectivos y públicos, imitan y mal la perorata del primer mandatario, intentando disfrazar como idénticas a la oposición popular con la oposición oligarca.
Al parecer la mentalidad revolucionaria hoy entretenida con el trauma de la restauración conservadora, impide mirar hacia los objetivos del buen vivir que deberían regir las políticas revolucionarias y no las que facilitan las condiciones para que los capitales multinacionales operen en el país satisfaciendo las demandas económicas e ideológicas de los grupos conservadores.
Los actores políticos precisan sumarse a las luchas de las organizaciones populares en su afán de construir un país más justo y solidario. No vaya a ser que la contradicción entre la revolución ciudadana y el apoyo popular se vuelva insuperable.

Artículo de Fidel Castro: Lo que no podrá olvidarse nunca



El domingo 12 de octubre, la edición en Internet del The New York Times —periódico contrario a la revolución cubana—, publicó un artículo que tituló “Tiempo de acabar el embargo a Cuba”; con opiniones diferentes a su oposición enfermisa; el mismo que adjunto a este blog.

Lo que no podrá olvidarse nunca
Hay momentos en que tales artículos son suscritos por algún prestigioso periodista, como alguien a quien tuve el privilegio de conocer personalmente en los primeros días de nuestra lucha en la Sierra Maestra con los restos de una fuerza que había sido casi totalmente eliminada por la aviación y el ejército de Batista. Éramos entonces bastante inexpertos; ni siquiera concebíamos que dar esa impresión de fortaleza a la prensa constituía algo que pudiera merecer una crítica.
No era así como pensaba aquel valiente corresponsal de guerra con una historia que le dio nombre en los tiempos difíciles de la lucha contra el fascismo: Herbert Matthews.
Nuestra supuesta capacidad de lucha en febrero de 1957 era un poco menor, pero más que suficiente para desgastar y derrotar al régimen.
Carlos Rafael Rodríguez, dirigente del Partido Socialista Popular, fue testigo de lo que, después de la Batalla del Jigüe ―en que una unidad completa de tropas selectas fue obligada a capitular tras 10 días de combate, expresé sobre mi temor de que las fuerzas del régimen fueran a rendirse en julio de 1958, cuando sus tropas élites se retiraban precipitadamente de la Sierra Maestra, a pesar de estar entrenadas y asesoradas por los vecinos del norte. Habíamos encontrado la forma adecuada para derrotarlas.
Era ineludible extenderme un poco en este punto si deseaba explicar el ánimo con que leí el mencionado ar­tículo del periódico norteamericano el pasado domingo. Citaré sus partes esenciales que irán entre comillas:
“…el Presidente Obama debe sentir angustia al contemplar el lamentable estado de las relaciones bilaterales que su administración ha intentado reparar. Sería sensato que el líder estadounidense reflexione seriamente sobre Cuba, donde un giro de política podría representar un gran triunfo para su gobierno.
“Por primera vez en más de medio siglo, cambios en la opinión pública estadounidense y una serie de reformas en Cuba, han hecho que sea políticamente viable reanudar relaciones diplomáticas y acabar con un embargo insensato. El régimen de los Castro ha usado dicho embargo para excusar sus fallas y ha mantenido a su pueblo bastante aislado del resto del mundo. Obama debe aprovechar la oportunidad para darle fin a una larga era de enemistad, y ayudar a un pueblo que ha sufrido enormemente desde que Washington cortó relaciones diplomáticas en 1961, dos años después de que Fidel Castro llegó al poder.”
“…el deplorable estado de su economía ha obligado a Cuba a implementar reformas. El proceso se ha vuelto más urgente a raíz de la crisis financiera en Venezuela, dado que Caracas le proporciona petróleo subsidiado. Con el temor de que Venezuela tenga que recortar su ayuda, líderes en la Isla han tomado pasos importantes para liberalizar y diversificar una economía que históricamente ha tenido controles rígidos.”
“…el gobierno cubano ha comenzado a permitir que sus ciudadanos se empleen en el sector privado y que vendan propiedades como automóviles y casas. En marzo, la Asamblea Nacional de Cuba pasó una ley con el fin de atraer inversión extranjera. (…) En abril, diplomáticos cubanos comenzaron a negociar los términos de un tratado de cooperación que esperan firmar con la Unión Europea. Han asistido a las primeras reuniones preparados, ansiosos y conscientes de que los europeos van a pedir mayores reformas y libertades ciudadanas.
“El gobierno autoritario sigue acosando disidentes, quienes frecuentemente son detenidos por períodos cortos. La Habana no ha explicado la sospechosa muerte del activista político Oswaldo Payá”.
Como puede apreciarse una acusación calumniosa y gratuita.
“El año pasado se flexibilizaron las restricciones de viaje para los cubanos, lo cual permitió que disidentes prominentes viajaran al exterior. En la actualidad, existe un ambiente de mayor tolerancia para aquellos que critican a sus líderes en la Isla, pero muchos aún temen las repercusiones de hablar francamente y exigir mayores derechos.
“El proceso de las reformas ha sido lento y ha habido reveses. Pero en conjunto, estos cambios demuestran que Cuba se está preparando para una era post-embargo. El gobierno afirma que reanudaría con gusto las relaciones diplomáticas con EE.UU. sin condiciones previas.
“Como primer paso, la Casa Blanca debe retirar a Cuba de la lista que mantiene el Departamento de Estado para penalizar países que respaldan grupos terroristas. Actualmente, las únicas otras naciones en la lista son Sudán, Irán y Siria. Cuba fue incluida en 1982 por su apoyo a movimientos rebeldes en América Latina, aunque ese tipo de vínculos ya no existen. Actualmente, el gobierno estadounidense reconoce que La Habana está jugando un papel constructivo en el proceso de paz de Colombia, sirviendo de anfitrión para los diálogos entre el gobierno colombiano y líderes de la guerrilla.
“Las sanciones por parte de EE.UU. a la Isla comenzaron en 1961 con el objetivo de expulsar a Fidel Castro del poder. A través de los años, varios líderes estadounidenses han concluido que el embargo ha sido un fracaso. A pesar de eso, cualquier iniciativa para eliminarlo ha traído consigo el riesgo de enfurecer a miembros del exilio cubano, un grupo electoral que ha sido decisivo en los comicios nacionales. (…) la generación de cubanos que defienden el embargo está desapareciendo. Miembros de las nuevas generaciones tienen distintos puntos de vista, y muchos sienten que el embargo ha sido contraproducente para fomentar un cambio político. Según una reciente encuesta, el 52 por ciento de norteamericanos de origen cubano en Miami piensan que se debe terminar el embargo. Una amplia mayoría quiere que los países vuelvan a tener relaciones diplomáticas, una posición que comparte el electorado norteamericano en general.
“Cuba y EE.UU. tienen sedes diplomáticas en sus capitales, conocidas como secciones de interés, que desempeñan las funciones de una embajada. Sin embargo, los diplomáticos estadounidenses tienen pocas oportunidades de salir de la capital para interactuar con el pueblo cubano y su acceso a los dirigentes de la Isla es muy limitado.
“En 2009, la administración Obama tomó una serie de pasos importantes para flexibilizar el embargo, facilitando el envío de remesas a la isla y autorizando a un mayor número de cubanos radicados en EE.UU. a viajar a la Isla. También creó planes que permitirían ampliar el acceso a telefonía celular e internet en la Isla. Aún así, sería posible hacer más. Por ejemplo, se podría eliminar los límites a las remesas, autorizar mecanismos de inversión en las nuevas microempresas cubanas y expandir las oportunidades para norteamericanos que deseen viajar a la Isla.
“Washington podría hacer más para respaldar a las empresas norteamericanas que tienen interés en desarrollar el sector de telecomunicaciones en Cuba. Pocas se han atrevido por temor a las posibles repercusiones legales y políticas.
“De no hacerlo, EE.UU. estaría cediendo el mer­cado cubano a sus rivales. Los presidentes de China y Ru­sia viajaron a Cuba en julio con miras a ampliar vínculos.
“El nivel y envergadura de la relación podría crecer significativamente, dándole a Washington más herramientas pa­ra respaldar reformas democráticas. Es factible que ayu­de a frenar una nueva ola migratoria de cubanos desesperanzados que están viajando a EE.UU. en balsas.
“Una relación más saludable podría ayudar a resolver el caso de Alan Gross, un experto en desarrollo que lleva casi cinco años detenido en la Isla. Más aún, crearía nuevas oportunidades para fortalecer la sociedad civil, con lo cual gradualmente se disminuiría el control que ejerce el estado sobre la vida de los cubanos. Si bien la Casa Blanca puede tomar ciertos pasos unilateralmente, desmantelar el embargo requeriría una acción legislativa en Washington”.
“… varios líderes del hemisferio se reunirán en Ciudad de Panamá con motivo de la séptima Cumbre de las Américas. Varios gobiernos de América Latina insistieron en invitar a Cuba, rompiendo así con la tradición de excluir a la Isla por exigencia de Washington.
“Dada la cantidad de crisis a nivel mundial, es posible que la Casa Blanca considere que darle un giro sustancial a su política respecto a Cuba no es una prioridad. Sin embargo, un acercamiento con la Isla más poblada del Caribe que incentive el desbloqueo del potencial de los ciudadanos de una de las sociedades más educadas del hemisferio, podría representar un importante legado para la administración. También ayudaría a mejorar las relaciones de EE.UU. con varios países de América Latina y a impulsar iniciativas regionales que han sufrido como consecuencia del antagonismo entre Washington y La Habana”.
“…a raíz de la invitación a Cuba a la cumbre, la Casa Blanca no ha confirmado si Obama asistirá.
Tiene que hacerlo. Sería importante que hiciera presencia y lo considerara como una oportunidad para de­sencadenar un logro histórico”.
¡¡¡¡Una de las sociedades más educadas del hemisferio!!!! Eso sí que es un reconocimiento. Pero, por qué no lo dice de una vez, que en nada se parece a la que nos legó Harry S. Truman cuando su aliado y gran saqueador del tesoro público Fulgencio Batista asaltó el poder el 10 de marzo de 1952, a solo 50 días de las elecciones generales. Aquello no podrá olvidarse nunca.
El artículo está escrito, como puede apreciarse, con gran habilidad, buscando el mayor beneficio para la política norteamericana en la compleja situación, cuando los problemas políticos, económicos, financieros y comerciales se acrecientan. A ello se suman los derivados del cambio climático acelerado; la competencia comercial; la velocidad, precisión y poder destructivo de armas que amenazan la supervivencia de la humanidad. Lo que hoy se escribe tiene una connotación muy diferente de lo que divulgaban hace solo 40 años cuando nuestro planeta se veía ya obligado a albergar y abastecer de agua y alimentos al equivalente de la mitad de la población mundial actual. Esto sin mencionar la lucha contra el Ébola que amenaza la salud de millones de personas.
Añádase que dentro de unos días la comunidad mundial expondrá ante Naciones Unidas si está de acuerdo o no con el bloqueo a Cuba.