viernes, 25 de junio de 2021

La pobreza se combate con educación, unidad y lucha

   
   Loja sigue siendo parte de un Ecuador mayoritariamente pobre, donde cada cuatro años -incluida la década robada- los inquilinos de Carondelet y del Palacio Legislativo, gobiernan y legislan para unos pocos, provocando de esta manera, un estallido social que crece y deja lentamente a más familias bajo las dos cara de una misma moneda, las desigualdades y la pobreza. Lacras que se muestran no solo en la falta de ingresos sino también, en el acceso a la educación, salud y otros servicios.
   
 La crisis sanitaria polarizó a la sociedad en tres segmentos, entre quienes tienen más o demás, los que tienen un trabajo para cubrir sus necesidades básicas, y los que apenas pueden sobrevivir. Literalmente la pandemia dividió más a las familias ecuatorianas, muchas dejaron de ocupar espacios comunes, mientras que el confinamiento, generó escenarios de servicios públicos para las clases muy pobres y pobres, y servicios privados para las clases medias altas y adineradas.

    El gobierno actual, de clara orientación neoliberal, menosprecia lo público, tiene la idea de que los derechos constitucionales a la salud, educación, servicios básicos y seguridad social, son simples bienes sociales que los ecuatorianos debemos pagarlos para poder acceder a ellos. Así, han anunciado ya la venta de varias empresas estatales; entre tanto, la privatización de derechos y servicios parecen entrar en un túnel sin salida que endeuda más a los sectores populares y acrecienta las ganancias de la burguesía.

  Quizá nos preguntemos: ¿cómo revertir esta realidad? ¿cómo disminuir la brecha de las desigualdades sociales? o ¿cómo hacer salir de la pobreza permanente? La respuesta parece simple: con educación y trabajo. Una educación pública laica, gratuita, de calidad, incluyente y emancipadora de los pueblos, que oriente a la defensa de derechos y libertades y a la construcción de ese nuevo Ecuador. Un trabajo con un salario acorde al valor de la canasta básica y que dignifique la vida del ser humano.

  El Ministerio de Educación con urgencia debe personalizarse por la aplicación y vigencia de la LOEI, mecanismo único para hacer cambios en el sistema educativo y dar un trato decoroso a la infancia y niñez empobrecida, para poner en vigencia el 6% del PIB en la inversión educativa, para garantizar a las familias con pocos ingresos el derecho a la educación de sus hijos.

  Si no entendemos que estas decisiones son políticas, si no entendemos que la economía en su versión neo liberal es la causa de la concentración de la riqueza en pocas manos. Si no entendemos que la unidad, organización y lucha es la firme apuesta para defender nuestros derechos y conquistas sociales, caso contrario, seguiremos apoyando el estatus quo de quienes descaradamente nos explotan.

Finalmente, saludo al victorioso Congreso Nacional de la UNE, celebrado el sábado 19 de junio. El correato y una red de serviles intentaron silenciar la voz del magisterio que es la voz del pueblo. La UNE sigue firme, unida, luchando y movilizada en defensa de la LOEI.

viernes, 18 de junio de 2021

Sin seguridad sanitaria, la niñez no ejerce el derecho a la educación

    La tecnocracia del Ministerio de Educación, que en la práctica se mantiene por más de una década, se ha empeñado en regresar a clases presenciales a la brevedad posible, sin considerar la evolución de pandemia. Las recientes y reiterativas declaraciones de la Ministra María Brown tienden a persuadir a la población y a las madres y padres de familia, que el regreso a clases es inevitable, contradiciendo sus propias declaraciones de que buena parte de las escuelas, especialmente suburbanas y rurales, se encuentren en condiciones deplorables de infraestructura y que no ofrecen las mínimas condiciones biosanitarias.

Dos semanas han pasado desde el regreso de unos pocos alumnos a las aulas. La previsible exposición al contagio se cumplió afectando a profesores y estudiantes. Si se considera, que la protección contra el virus es a partir de la aplicación de la segunda dosis de la vacuna, en la práctica solamente se ha vacunado a un 30 % de docentes; mientras que los padres y madres de los escolares cuyas edades oscilan entre los 25 y 40 años, aún no han sido vacunados; tampoco se ha advertido sobre el traslado hacia la escuela y viceversa en los diversos medios de transporte; factores que determinan que el riego de contagio es alto. El regreso puede decretarse “de manera alternada, paulatina y voluntaria”, pero ni remotamente es seguro.

La Unión Nacional de Educadores y otros sectores han señalado que la pandemia mostró el inhumano estado del Sistema Educativo Nacional: pésima infraestructura, poca cobertura de conectividad, grandes fisuras digitales, desigualdades y pobreza crecientes, incremento de la agresión a las mujeres, abusos contra menores de edad; situaciones que se complican con la orden ministerial de trabajar unos planes de estudio con contenidos y enfoques de enseñanza que priorizan el logro de aprendizajes en lugar de la comprensión y el desarrollo del pensamiento crítico; y sobre todo, la actuación de los estudiantes ante la pandemia y sus efectos. Son signos de que en la educación nacional camina muy mal, desde hace décadas.

El gobierno del Presidente Lasso, ha confirmado que, la gestión de la educación no responde a los objetivos nacionales ni al interés superior de la niñez. En estos tiempos de pandemia se evidencia el sometimiento a los dictámenes del Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, cuya receta es: “lávense las manos con bastante agua, utilicen alcohol y gel”, además disponen que se revisen las guías para el regreso “seguro” a clases: Por tanto, la tecnocracia ministerial y buena parte de directivos que han solicitado regresar a clases presenciales, parecen no poseer el compromiso y solidaridad para ponerse en el lugar de los estudiantes, padres de familia y docentes.

Sin embargo, ante las presiones, los chantajes y el voluntarismo; son más frecuentes los pronunciamientos públicos de las madres y padres de familia, reclamando seguridad para la salud y la vida de sus hijos, pues sin eso, dicen, “no hay derecho a la educación”.

viernes, 11 de junio de 2021

La escuela no es solamente los 200 días lectivos

El pasado 7 de junio, el Ministerio de Educación, estableció el regreso a clases presenciales. Que es necesario que los estudiantes regresen a las aulas, nadie discute. En buena parte de los estudiantes creció el aburrimiento y se perdió el interés por la lectura, la escritura y las matemáticas, les faltaba algo que ningún celular o computadora podía darles, el contacto con sus compañeros, profesores y los recreos que disfrutaban antes de la pandemia. Creció además la vulnerabilidad social y la exclusión de miles de alumnos de los sectores suburbanos y rurales, sin embargo, bajo este pretexto, se cedió a la presión política y al poder económico.

   El regreso “de manera alternada, paulatina y voluntaria” es falso, porque la mayoría de los 1301 planteles fueron obligados por el Ministerio de Educación en el gobierno del presidente Moreno, a presentar el denominado “Plan Institucional de Continuidad de la Educación – PICE, que los tecnócratas del COE aprobaron tras escritorio. Un Plan de retorno a clases sin medidas e implementos de bioseguridad, sin reparación ni mantenimiento de infraestructura educativa, con carencia de servicios básicos y saneamiento. La Ministra María Brown, reconoce que “no todas las instituciones educativas tienen condiciones para recibir a alumnos en medio de la pandemia por Covid-19… al menos 144 escuelas y colegios ni siquiera cuentan con agua”, esto es un acto temerario que amenaza con afectar la salud y vida de estudiantes, padres de familia y docentes.

El Colegio de Médicos, mediante carta pública al Presidente Lasso, “solicitan enfáticamente suspender la iniciación de clases voluntarias presenciales a fin de evitar una muy probable tendencia aumentar los contagios y fallecimientos por la infección causada por el virus”. Ante este pronunciamiento, deberíamos preguntarnos, ¿quiénes comprobaron si los planteles cuentan con las condiciones y garantías para volver a las aulas? O realmente, el planteamiento de regresar a clases presenciales y la decisión respondieron a intereses económicos.

La escuela no es solamente los 200 días lectivos, es un espacio de convivencia, creatividad, socialización, de construcción de la identidad ciudadana y colectiva. Los profesores unionistas tenemos claro que la enseñanza presencial es la manera en la que los estudiantes aprenden mejor. Que la escuela es también un espacio democrático de formación de la conciencia crítica, la solidaridad y el compromiso a combatir todas las formas de injusticias sociales para garantizar el desarrollo y el bienestar en todos los demás aspectos de la vida humana.

Finalmente, con o sin pandemia, con clases virtuales o presenciales, el combate al más grave problema que afronta el país, –la pobreza y la corrupción–exige que los políticos y el pueblo y de manera plena, los maestros y maestras junto a la UNE nos obliguemos a luchar por la defensa de la escuela pública, gratuita y laica, así como el derecho de la educación a lo largo de la vida, sin discriminación de ningún tipo. Por tanto, a defender la vigencia de la Ley Reformatoria a la LOEI sancionada por el Ejecutivo sin veto alguno y publicada en el Registro Oficial.

viernes, 4 de junio de 2021

Escuela Miguel Riofrío 126 años educando apegada al legado del laicismo

El profesor David Pacheco Ochoa, refiere que en el edificio actual de la escuela, funcionó desde 1871 la escuela de los Hermanos Cristianos, la misma que fue construida con fondos del legado benéfico del Dr. Bernardo Valdivieso. Es decir, estamos hablando del sesquicentenario de existencia de la Escuela Miguel Riofrío.

A los pocos días del triunfo de la Revolución Liberal el 5 de junio de 1895, el Dr. Manuel Benigno Cueva, Gobernador de entonces, fundido del fervor revolucionario, establece que la escuela sea de carácter laico, fiscal y gratuita. La denominación de escuela Miguel Riofrío, ocurre el año 1916, en homenaje a la figura más preclara del periodismo, la diplomacia, la política, del liberalismo, de la literatura y autor de la primera novela ecuatoriana, la Emancipada.

Recuerdo con claridad, el lunes 3 de octubre de 1966, de la mano de mi madre, ingresé al primer grado de la escuela Miguel Riofrío, en tanto que el 31 de agosto de 2020 me jubilé siendo docente de la misma escuela Miguel Riofrío. Aquí, no solamente aprendí las primeras letras, sino, que los maestros y maestras con presencia plena y voz clara, con guardapolvos blancos, con aroma a sol y perfume de afectiva fécula, a la par con severidad y ternura, nos marcaron un camino de compromiso social, nos enseñaron principios y valores que apuntalaron nuestras vidas, afirmándonos en la defensa de la dignidad, la libertad y la vida.

La Dirección de la Escuela con su olor a cera, madera y papel, donde solo se entraba porque merecíamos una nota de acuerdo a nuestros méritos buenos o malos, estaba ocupada por el profesor David Pacheco Ochoa, distinguido hombre de letras, de periodismo, de la narrativa y de la música, recuerdo de él, su certeza de que “el buen maestro, enseña, que la única forma de ser recíprocos al esfuerzo de los padres, es siendo buenos alumnos”.

Nadie a pesar de la distancia y del paso del tiempo, podría olvidarse de su querida Miguel. Ahora mismo siento la nostalgia de mi paso por sus aulas, ya como estudiante, ya como profesor. La pandemia nos alejó de compañeros, estudiantes y padres de familia, incluso de la vecindad, que en cierta manera, forma parte de la comunidad miguelina. En fin, en medio de la añoranza y emoción se recrea mi memoria.

Me consta que las autoridades, docentes y administrativos, han asumido con responsabilidad y como un reto el compromiso de potenciar los ideales miguelinos. Entendiendo que no hay crecimiento ni progreso sin educación. Hoy, en el contexto de la pandemia, la educación virtual cambió los sujetos pedagógicos y los modos de enseñar, pero el desafío sigue indeleble: educar para la emancipación, para que la niñez pueda vivir en una sociedad más justa y solidaria.

Expreso un fraterno saludo a los y las compañeras de la querida Miguel. Festejo que durante estos 126 años la escuela siga “marchando con fe y optimismo por la senda del noble laicismo”.