sábado, 22 de marzo de 2014

Asambleas Populares y Participación Ciudadana



Proclamados los resultados del último proceso electoral, la mayoría de dignatarios electos hablan de “Participación Ciudadana”. Me cuestiono, ¿saben realmente ellos, lo que la Constitución de la República establece al respecto?.
La participación ciudadana, a más de ser un derecho para intervenir activamente en la planeación, seguimiento y vigilancia de la gestión pública; es un proceso social que resulta de la acción intencionada de los ciudadanos o colectivos para transparentar la gestión y orientarla al bien común, es decir, a la satisfacción de necesidades sociales básicas, consecuentemente para erradicar la corrupción; por tanto, es también, un deber ciudadano.
Si bien la Constitución señala los mecanismos formales de participación ciudadana, existen otras rutas no formales, como los medios de comunicación, los foros y las asambleas populares para informarse, opinar, denunciar y fiscalizar la gestión pública, no solamente de quienes se niegan a responder las inquietudes ciudadanas en los temas de interés colectivo sino de todos e incluso de quienes creen que la “rendición de cuentas” es ofrecer información mediante programas radiales, boletines o ruedas de prensa.
Una de las autoridades electas manifiesta que “las asociaciones barriales y los gremios no están para manifestaciones políticas”. Se equivoca. La participación ciudadana, es una manifestación política individual y colectiva consagrada en la Constitución.
Para hacer efectivo este derecho y darle una connotación dinámica de constante intervención en las actividades de la comunidad o del país, los ciudadanos tenemos la obligación previa de informarnos de una manera completa y lo más exacta, sobre los hechos que deseamos se aclaren.
Una participación ciudadana constructiva supone por tanto, que desde las asociaciones barriales y los gremios de trabajadores y profesionales se desarrollan las asambleas populares en las que se expongan criterios socio políticos que permitan conocer comprender, interpretar y comprometer a la ciudadanía con la realidad social.

viernes, 7 de marzo de 2014

Menos homenajes frívolos, más acciones contra las injusticias



El 8 de Marzo no es una fecha para homenajes frívolos, sino para el reconocimiento a las protagonistas de esa lucha aún inconclusa por la libertad. En esta fecha las propias mujeres quieren menos discursos a favor de las mujeres del año, quieren más acciones para erradicar las condiciones de explotación, subordinación, injusticia y pobreza que padecen miles de mujeres al año.
Desde Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo son incontables las jornadas de lucha, de miles de heroínas anónimas en el mundo exigiendo respeto a su dignidad y valoración de su aporte a la sociedad, son entre otras, las razones que dieron origen a esta importante fecha.
En el Ecuador, la lucha emancipadora de mujeres como Manuela Sáenz, Manuela Cañizares, Matilde Hidalgo, Dolores Cacuango, Transito Amaguaña, Rosita Paredes y otras, debe alentarnos a tomar conciencia que su compromiso social, fue más grande que ellas mismas, fue por la liberación nacional y soberanía de los pueblos. 
En el reciente proceso electoral, el pueblo eligió a valientes mujeres, una vice prefecta, dos alcaldesas, y a un considerable número de concejalas y representantes a las juntas parroquiales de la provincia. Aspiramos que ellas, junto a los hombres electos a las diversas dignidades, sean quienes construyan la estructura política y social de la Patria Nueva.
Antaño y desde la conformación de la República del Ecuador, en 1830 se libró una enconada batalla ideológica y política entre los terratenientes y la naciente burguesía, la clase de los capitalistas, conformada inicialmente por los comerciantes, una enconada batalla para apropiarse de nuestros recursos naturales.
Ahora mismo, viejos y nuevos caciques con tinte de líderes quieren perpetuar su dominio político. Su soberbia y falta de organización, los hace pensar que la Patria es una lotería que pueden rifársela como antaño la oligarquía en beneficio propio.
En estos tiempos en que se menta para todo al Vejo Luchador, es justo recordar que Eloy Alfaro, a más de decretar la libertad de cultos, de implantar el laicismo en la educación y dar un gran impulso a la escuela pública, fue en su gobierno que se fomentó el acceso  de la mujer al magisterio.
De la estirpe de esas mujeres, con las excepciones de tiempo y distancia, es Rosita Paredes, una joven maestra unionista, que empuña con valor y abnegación los ideales populares y bregando por la unidad de los maestros y el pueblo. Rosita Paredes, una maestra que se convirtió en una gigante de la lucha social, en lideresa de los maestros. Como militante de la lucha popular y unionista, en todas partes demostró humildad y coraje, en la escuela y en el barrio, en el comité de padres de familia y en las asambleas de maestros. Rosita Paredes a sus 22 años y en medio del combate en contra  de la dictadura militar de inicios de la década de 1970, mientras marchaba portando la bandera de la UNE, es asesinada por las fuerzas de élite de la policía. Sin embargo sus ideales perduran en la memoria de los profesores y la juventud. Rosita Paredes hoy es una heroína referente de la lucha popular por una educación emancipadora y por la Patria Nueva.
Este 8 de Marzo, es entonces una fecha pletórica de reconocimiento a la Mujer Trabajadora que con su coraje impulsa el cambio, a la Mujer Campesina que lucha por la justicia y en defensa del agro, a la Mujer Progresista que sigue firme en sus principios y convicciones, y en especial a la Mujer Maestra que con el ejemplo de Rosita Paredes lucha día a día combatiendo desde las aulas la ignorancia para lograr una vida digna para todos y todas.
A todas ellas mi admiración, cariño y respeto.