viernes, 5 de diciembre de 2014

Educa la escuela a la niñez y adolescencia….!!!



Al repensar sobre la situación de nuestra escuela, de nuestra educación y del aporte de esta a la formación de la niñez y adolescencia y al desarrollo social de la comunidad, en no pocas veces lo hacemos con nostalgia y hasta con lamentaciones. Quizá no sea exagerado, pero hasta hace poco era la escuela, la familia y en cierta medida la iglesia quienes cumplían el rol de educadores, sin embargo hoy, el avance acelerado de la tecnología, en especial, las redes sociales que estimulados por la publicidad global para el consumo comercial y de alienación cultural, hayan convertido a los medios de comunicación en los protagonistas principales de un “proceso de formación paralelo”, que para los niños es una fuente inagotable de entretenimiento inútil y que por tanto compite con la escuela tradicional y la familia.
No debe sorprendernos que los jóvenes de hoy estén estrechamente relacionados y tengan mucho más en común con los jóvenes de otros países y continentes que con sus compañeros de la escuela y que con sus amigos del barrio. En estas circunstancias, mientras los estudiantes han incorporado para si la cultura de la calle y la metodología del clip y las imágenes, los docentes en su mayoría atravesados por un analfabetismo funcional, se esfuerzan a través de la práctica de valores lograr una mayor atención para superar la desmotivación y desinterés que obviamente deriva en fracasos y deserciones escolares.
Esta situación se agravará aún más, entre tanto la escuela y los docentes no conciten un interés mayor al que producen las imágenes y a la velocidad que ofrecen los medios al estudiantado en espacios y tiempos inmediatos y que los adultos de hoy no compartimos y tampoco comprendemos ya que fuimos formados en contextos diferentes.
Desde luego, no debemos confundir ni precipitarnos a querer que la escuela se adapte  automáticamente a las nuevas realidades; por el contrario, debe enfatizar más en una educación que de mayor importancia a los intereses del estudiantado y al desarrollo del pensamiento crítico que a la acumulación mecánica de conocimientos, lo cual no significa someterse a ellos sino ponerlos en tensión con procesos de aprendizaje y la dotación de conocimientos necesarios para la reflexión y comprensión del entorno.
Finalmente, el desafío para una sociedad democrática, es como articular una escuela que habilite a los ciudadanos para el ejercicio de deberes y derechos como mínimos comportamientos y saberes, para pensar en la posibilidad de una Patria emancipada para todos.