Con cierta añoranza escribo estas
líneas. Luego de haber observado el desfile estudiantil el 8 de diciembre por
la conmemoración de la fundación de Loja, el espectáculo más allá de las
contrariedades que produjo la ordenanza municipal que cambió la ruta de los
desfiles y en particular las antojadizas e inoportunas disposiciones acerca de
ciertas generalidades atribuidas supuestamente al señor alcalde del cabildo
lojano, quien luego del malestar causado a los padres de familia, a los
docentes y a buena parte de la comunidad, personalmente llegó a varios
planteles a “aclarar” las disposiciones.
Un desfile estudiantil al que se
dispuso se le quite todo el colorido y alegría y el que debió servir para
expresar los sentimientos de civismo y amor a la patria chica, en buena parte y
debido a la arrogancia de “alguien” y de “algunos serviciales” que impidieron
que varios niños y niñas participen de la celebración. Incluso al plantel
fiscal más antiguo de la ciudad de Loja, como es la Escuela Miguel Riofrío, en
la práctica frenaron su participación, puesto que, a última hora se le cambió
de ubicación disponiendo que vayan al último. Para colmo o más bien para
ratificar la arrogancia, el primer personero municipal abandonó la tribuna
justo antes del paso de los estudiantes miguelinos, a quienes la sociedad les
expresó largos aplausos como muestras de reconocimiento y afecto.
Los chicos y chicas de la Miguel, no
hicieron otra cosa, que desfilar con gallardía, donaire y responsabilidad
demostrando con altivez los valores cívicos heredados del ilustre lojano,
diplomático, periodista, escritor, poeta y patriota, el Dr. Miguel Riofrío.
En fin, es mejor que todos
reflexiones acerca del mal que causa a la niñez expresiones y disposiciones
distribuidas caprichosamente. Desde luego, la escuela y los docentes no deben
olvidar ni descuidar que la educación cívica atraviesa todo el proceso
educativo para involucrar a la niñez y juventud con el desarrollo integral de la
Patria, partiendo de los valores formados desde el hogar y desarrollados a
través de su ulterior conciencia cívica, para formar desde la autonomía de las
emociones, sentimientos y pasiones, a un ser civilizado capaz de discernir e intervenir
en la realidad social y vivencias de la comunidad educativa y de la sociedad
para contribuir a la efectiva emancipación de la Patria.