Boletín / Jorge Herrera Morocho
Respuesta al
Presidente Rafael Correa
Su pronunciamiento el pasado sábado en el enlace ciudadano
403, reafirma la decisión de despojar a la CONAIE de su casa. Una vez más,
escuchamos con atención de como su gobierno se ha referido a nosotros los
pueblos y Nacionalidades indígenas, de forma displicente y humillante,
construyendo un relato falso respecto de lo que Usted cree que somos.
Se refirió múltiples veces a lo que la CONAIE dijo o hizo,
sin jamás citar las palabras de nuestros dirigentes elegidos en congresos donde
participamos nunca menos de cinco mil delegados. Victimizándose, mencionó
pronunciamientos en su contra, que jamás fueron emitidos por nuestra
dirigencia. Hizo lo que han hecho en toda nuestra historia y por lo cual seguimos
luchando contra la colonialidad y el racismo que atraviesa a la sociedad
ecuatoriana:
Usted le dio hablando a los pueblos indígenas, usurpando
nuestra palabra, y creando con todas las herramientas que tiene el poder, una
caricatura de lo que usted cree que es el movimiento indígena. No le respondemos en los mismos términos
porque la dignidad de quienes resistimos por siglos nos ha enseñado que las
palabras claras son más sabias que las contestaciones rudas y absurdas.
Este Estado, esta “revolución” como usted le llama, no es ni
va a ser lo que quisimos como proyecto histórico para el Ecuador. Y aunque
intente negar y deslegitimar a las voces que sistemáticamente planteamos esas
contradicciones, dejarnos sin techo, acusarnos de ser de derecha, individualizar
nuestras palabras colectivas… esos son los límites de la revolución que no fue,
y que profundiza su fracaso en cada enfrentamiento con el campo popular al que
tanto teme. Por eso, frente a los argumentos que esgrime para fundamentar el
derecho del Estado para despojar a la CONAIE de su casa, decimos lo siguiente:
Primero, no reclamamos este inmueble como derecho ancestral por el cual se
reconoce la preexistencia de nuestros
pueblos al Estado y por lo tanto nuestros derechos colectivos, el derecho al
territorio, a la autodeterminación, etc.-, sino como reparación histórica, que
es una reclamación política, y que reivindica que la economía del Estado Nación
fue erigida sobre la fuerza del trabajo esclavo y explotado de nosotros los
pueblos indígenas, despojados de nuestras tierras, de nuestros nombres, de
nuestras vidas durante siglos. Y que para construir una sociedad de carácter
plurinacional e intercultural, esa historia debe ser reconocida y reparada, al
igual que la de todos los pueblos del mundo que han sufrido el sojuzgamiento y
el genocidio como nosotros. Sin embargo, los pueblos y nacionalidades indígenas
no queremos paternalismos. Lo hemos planteado así desde que en 1990 salimos a
la escena política para denunciar el Estado Colonial y dijimos “nada sólo para
los indios”.
Seremos libres cuando la sociedad ecuatoriana sea justa e
igualitaria para todos los pueblos, trabajadores del campo y la ciudad.
Usted reclama que “por ponernos poncho” pretendemos estar
sobre la ley, que somos iguales, somos libres y debemos ser fraternos. Pues le
recordamos que las ideas liberales de la igualdad, la libertad y la fraternidad
parten de una ficción: la libertad y la igualdad ante la ley entre quienes
vivimos en la desigualdad en términos económicos, sociales, raciales,
culturales y de género; presentada como universal pero que está contrastada con
la subordinación social, política y
económica en la que permanecen las mujeres, los pueblos indígenas, los
trabajadores explotados, etc. Los ideales del liberalismo como Usted los
plantea son la base de la sociedad uninacional y capitalista, que cuestionamos
con la propuesta del Estado Plurinacional.
Lamentamos que la memoria corta de este gobierno intente
inaugurar la historia hace diez años, y que confunda ahora conceptos que
parecía tener claros cuando, sin ser nadie, vino a pedir el apoyo de la CONAIE.
Parece que el poder borra rápido lo comprometido con la palabra hablada.
Segundo, la política, aquella actividad que el Che Guevara -a quien usted cita
cotidianamente- consideraba no sólo una ciencia, sino un arte y una pasión en
tanto sea una herramienta para transformar la realidad de los pueblos y no un
monopolio de partidos políticos electorales. Esa política como la comprendemos
los pueblos, está en el corazón de las luchas y la vida socio organizativa del
movimiento indígena, aunque virtualmente este gobierno pretenda separar ámbitos
inseparables, y plantear que es la política lo que viola un comodato. Pues es
en ese mismo espíritu que en la casa de la CONAIE se han discutido los grandes
momentos de la historia nacional. Por ello, hagamos memoria, ante los hechos
que ocurrieron el 30 de septiembre de 2010, contrario a lo que Usted afirmó que
dijimos, reunidos en esta casa el movimiento indígena expresó:
“ante la sociedad ecuatoriana y la comunidad internacional su rechazo a
la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechazamos
también las acciones políticas de la derecha, que encubierta, forma parte de un
intento de golpe de estado, y por el contrario el movimiento indígena
seguiremos luchando por la construcción del Estado Plurinacional con una
verdadera democracia.
Consecuentes con el Mandato de las comunas, pueblos y nacionalidades y
fiel a nuestra historia de lucha y resistencia contra el colonialismo, la
discriminación y la explotación de los de abajo, de los empobrecidos,
defenderemos la democracia y los derechos de los pueblos: ninguna concesión a
la derecha.” (Pronunciamiento de la CONAIE el 30 de septiembre de 2010)
Tenemos plena conciencia de lo que hemos hecho como
organización de los pueblos y las nacionalidades del Ecuador. Hemos estado
pacientemente observando cómo se ha configurado y fortalecido el modelo
económico y político capitalista, que rige en este país en los últimos años,
como se han traicionado las promesas de una reforma agraria, como quedó en el
papel la plurinacionalidad y se ha
fortalecido un estado más colonial que nunca, cómo se ha coartado legalmente la
existencia de los pueblos y nacionalidades como sujetos colectivos, como se ha
despreciado a los sectores populares y cómo se ha pactado con los grupos
empresariales el rumbo de la economía que transita sin vacilar hacia un
capitalismo global y depredador. Quitarles su casa a los pueblos y
nacionalidades es una pequeña pieza de todo esto. Pero una que vamos a resistir,
porque defender esta casa es defender la posibilidad de un proyecto popular y plurinacional que aún está por
construirse en ese país.