El 1 de Mayo es una fecha de heroísmo que recuerda el sacrificio de los obreros de Chicago, quienes fueron ejecutados en Estados Unidos por demandar la reducción del horario laboral a ocho horas y el mejoramiento de las condiciones de trabajo.
La historia de esta fecha es conocida por todos. Sin embargo, vale recordar que a partir de este vil asesinato colectivo en 1886, se forjó la unidad de la clase obrera en su afán de enfrentar la arremetida de la burguesía criolla e internacional en todos los pueblos del mundo.
En nuestro país con motivo de los 100 años del Primer Grito de Independencia, el 10 de agosto de 1909, los trabajadores fundan sus primeras organizaciones. Relata la historia del movimiento obrero que en 1911, la “Asociación de Abastecedores del Mercado de Guayaquil”, conmemoraron por primera vez, el Primero de Mayo, acontecimiento que los trabajadores ecuatorianos continúan recordando hasta la presente fecha, no solo para reclamar sus reivindicaciones a las clases concentradoras del poder económico, sino ante todo, para demandar el respeto de sus derechos y libertades constitucionales, a ellos y a los gobiernos de turno.
Recordemos que en el año 2007, el pueblo y los trabajadores ecuatorianos respaldaron al Presidente Correa, cifrando sus esperanzas de que tras un periodo de inestabilidad política e inflación económica, creyeron que la revolución ciudadana traería mejoras para las clases trabajadoras y populares del país. Esas esperanzas no se han cumplido, debido no tanto a la crisis económica que efectivamente golpeo al país, como por la prepotencia y persecución a los trabajadores y dirigencia sindical.
El pueblo y los trabajadores reconocen que en el campo social ha habido ciertos avances; sin embargo, estos contrastan con el evidente retroceso de los derechos y conquistas laborales y la libertad de expresión garantizados en la Constitución del 2008, pero echados al traste con decretos que permiten la tercerización, el despido de los trabajadores e impiden la organización sindical.
En fin…, este Primero de Mayo corresponde a los trabajadores y al pueblo, levantar la bandera de la unidad y lucha popular en homenaje a los obreros guayaquileños masacrados el 15 de noviembre de 1922, para así enfrentar la división impuesta por el oficialismo y exigir el cumplimiento de las ofertas de campaña, las mismas que el presidente electo, ya ha adelantado la imposibilidad de cumplirlas.
La historia de esta fecha es conocida por todos. Sin embargo, vale recordar que a partir de este vil asesinato colectivo en 1886, se forjó la unidad de la clase obrera en su afán de enfrentar la arremetida de la burguesía criolla e internacional en todos los pueblos del mundo.
En nuestro país con motivo de los 100 años del Primer Grito de Independencia, el 10 de agosto de 1909, los trabajadores fundan sus primeras organizaciones. Relata la historia del movimiento obrero que en 1911, la “Asociación de Abastecedores del Mercado de Guayaquil”, conmemoraron por primera vez, el Primero de Mayo, acontecimiento que los trabajadores ecuatorianos continúan recordando hasta la presente fecha, no solo para reclamar sus reivindicaciones a las clases concentradoras del poder económico, sino ante todo, para demandar el respeto de sus derechos y libertades constitucionales, a ellos y a los gobiernos de turno.
Recordemos que en el año 2007, el pueblo y los trabajadores ecuatorianos respaldaron al Presidente Correa, cifrando sus esperanzas de que tras un periodo de inestabilidad política e inflación económica, creyeron que la revolución ciudadana traería mejoras para las clases trabajadoras y populares del país. Esas esperanzas no se han cumplido, debido no tanto a la crisis económica que efectivamente golpeo al país, como por la prepotencia y persecución a los trabajadores y dirigencia sindical.
El pueblo y los trabajadores reconocen que en el campo social ha habido ciertos avances; sin embargo, estos contrastan con el evidente retroceso de los derechos y conquistas laborales y la libertad de expresión garantizados en la Constitución del 2008, pero echados al traste con decretos que permiten la tercerización, el despido de los trabajadores e impiden la organización sindical.
En fin…, este Primero de Mayo corresponde a los trabajadores y al pueblo, levantar la bandera de la unidad y lucha popular en homenaje a los obreros guayaquileños masacrados el 15 de noviembre de 1922, para así enfrentar la división impuesta por el oficialismo y exigir el cumplimiento de las ofertas de campaña, las mismas que el presidente electo, ya ha adelantado la imposibilidad de cumplirlas.