viernes, 6 de marzo de 2015

A propósito del Día Internacional de la Mujer:

La democracia no es tal, si no revaloriza los derechos de las mujeres
A lo largo de la historia las mujeres han luchado por el respeto y efectivo goce de sus derechos humanos y ciudadanos. Pero en la era de la “revolución ciudadana” no solo basta revindicar tales derechos, sino que ante las renovadas formas de explotación, corrupción y prepotencia, hombres y mujeres tenemos que resistir y combatirlas con el ejercicio pleno de nuestras obligaciones ciudadanas.

En el Ecuador, los gobiernos de turno junto a los partidos políticos y a la iglesia han obstruido el avance de las mujeres en la participación política y en la toma del poder -claro ejemplo es Rosalía Arteaga-, pese que los caudillos se rodean de mujeres en un afán de tener asegurada su defensa ante la opinión pública, sin embargo, han postergado o no han generado las condiciones propicias para que las mujeres ejerzan su ciudadanía.

No ha servido mucho las tales propuestas de equidad de género en los procesos electorales, puesto que la mera inclusión en las listas no garantiza que sean electas. La presencia paritaria de hombres y mujeres debe darse en todas las instancias administrativas y de poder, pero no solo por cumplir con la norma, sino meritoriamente. Para ello es necesario conformar una plataforma de lucha unitaria en base a la permanente participación política y en comunicación directa con los sectores sociales y populares. En definitiva, siendo agentes de renovación de liderazgos que promuevan libertad de agrupación y de pensamiento, la  equidad de oportunidades, la dignidad, la paz social y la soberanía nacional.

En esta lucha cotidiana por la vida, no habrá un ecuatoriano, que no tenga en su mente los nombres de Manuela Espejo, Manuela Sáenz, Manuela Cañizares, Matilde Hidalgo, Dolores Cacuango, Transito Amaguaña,  Rosita Paredes entre tantas heroínas anónimas y últimamente, el de Mery Zamora, madre, maestra y luchadora popular con la estirpe revolucionaria de Alfaro, quien sufre una voraz persecución política de más de cinco años por parte del régimen “revolucionario”.

Este 8 de Marzo, es entonces una fecha pletórica de reconocimiento y admiración a la Mujer Trabajadora, a la Mujer Campesina y en especial a la Mujer Maestra, que firmes en sus principios y convicciones luchan día a día por el derecho a una  justicia real y a la libertad de vivir con dignidad en la patria nueva.