viernes, 5 de mayo de 2017

La educación debe ubicar las causas de la crisis social


Parecería una vez más, que el análisis del sistema educativo se diluyera con la propagandización de algunos elementos del mismo, como las unidades del milenio, los textos escolares o la colación escolar, y el endilgar la crisis a la UNE.
El gobierno no quiere entender que los problemas sociopolíticos también llegan a las aulas y al proceso de enseñanza aprendizaje. La tecnocracia revolucionaria considera que desde la parte posterior de un escritorio se puede disponer que la educación mejore su calidad; y no propone un verdadero dialogo entre los actores educativos, a fin de propiciar el cambio pedagógico que hoy necesita la educación ecuatoriana.
Se machaca una y otra vez con la evaluación estandarizada a docentes y estudiantes, sin que los resultados nos conduzcan a un mayor éxito educativo, que a su vez conlleve a la formación de una sociedad más habitable, más equitativa y más solidaria; como tampoco estos resultados ayudan a encontrar los medios para que la escuela y los docentes recuperen su rol y prestigio.
Los cambios curriculares y la propuesta de desarrollo de destrezas con criterios de desempeño, es puro cuento, en la práctica, se dispone una educación libresca, memorística que deja de lado la creatividad, el desarrollo del pensamiento crítico, el trabajo en equipo que no es lo mismo que trabajo grupal. Los docentes casi son obligados a transmitir contenidos, pues a pesar de la exigencia de micro planificaciones, cada docente aplica su “mejor método” y no la propuesta pedagógica y metodológica institucional.
Parafraseando frases de Fidel Castro, de las que me hago responsable: en la educación ecuatoriana se sigue enseñando los accidentes y fallas de la naturaleza, pero no se enseña los tremendos accidentes sociales ni las fallas de la sociedad humana, porque en las escuelas, y sobre todo en las escuelas pagadas, se le oculta a la niñez y adolescencia, la verdad humana y la realidad social de nuestro pueblo.
En cuanto a la organización gremial y a los propios docentes, el electo presidente junto a los nuevos funcionarios del mismo gobierno, deben parar la persecución, la inmovilización y el afán de desvincularlos de la lucha social y popular. Mantener ese odio visceral del régimen correísta, solo contribuye a que el maestro pierda la posibilidad de ubicar las causas de la crisis social, convirtiéndolo en un ente pasivo con ceguera política que no contribuye a la transformación radical del Estado.

miércoles, 3 de mayo de 2017

“Si la educación retrocede, retrocede el país”

Entrevista a Rosana Palacios, 
Presidenta Nacional de la UNE
(Semanario En Marcha, Ecuador)

La UNE tiene la propuesta de la pedagogía para la Emancipación, que las aulas sean el espacio donde se discuta y debata la realidad concreta y se le dé una salida de justicia y libertad para los pueblos.

lunes, 1 de mayo de 2017

Un Primero de Mayo de reivindicación para el pueblo y los trabajadores


El 1 de Mayo es una fecha de heroísmo que recuerda el sacrificio de los obreros de Chicago, quienes fueron ejecutados en Estados Unidos por demandar la reducción del horario laboral a ocho horas y el mejoramiento de las condiciones de trabajo.
La historia de esta fecha es conocida por todos. Sin embargo, vale recordar que a partir de este vil asesinato colectivo en 1886, se forjó la unidad de la clase obrera en su afán de enfrentar la arremetida de la burguesía criolla e internacional en todos los pueblos del mundo.

En nuestro país con motivo de los 100 años del Primer Grito de Independencia, el 10 de agosto de 1909, los trabajadores fundan sus primeras organizaciones. Relata la historia del movimiento obrero que en 1911, la “Asociación de Abastecedores del Mercado de Guayaquil”, conmemoraron por primera vez, el Primero de Mayo, acontecimiento que los trabajadores ecuatorianos continúan recordando hasta la presente fecha, no solo para reclamar sus reivindicaciones a las clases concentradoras del poder económico, sino ante todo, para demandar el respeto de sus derechos y libertades constitucionales, a ellos y a los gobiernos de turno.
Recordemos que en el año 2007, el pueblo y los trabajadores ecuatorianos respaldaron al Presidente Correa, cifrando sus esperanzas de que tras un periodo de inestabilidad política e inflación económica, creyeron que la revolución ciudadana traería mejoras para las clases trabajadoras y populares del país. Esas esperanzas no se han cumplido, debido no tanto a la crisis económica que efectivamente golpeo al país, como por la prepotencia y persecución a los trabajadores y dirigencia sindical.
El pueblo y los trabajadores reconocen que en el campo social ha habido ciertos avances; sin embargo, estos contrastan con el evidente retroceso de los derechos y conquistas laborales y la libertad de expresión garantizados en la Constitución del 2008, pero echados al traste con decretos que permiten la tercerización, el despido de los trabajadores e impiden la organización sindical.
En fin…, este Primero de Mayo corresponde a los trabajadores y al pueblo, levantar la bandera de la unidad y lucha popular en homenaje a los obreros guayaquileños masacrados el 15 de noviembre de 1922, para así enfrentar la división impuesta por el oficialismo y exigir el cumplimiento de las ofertas de campaña, las mismas que el presidente electo, ya ha adelantado la imposibilidad de cumplirlas.

viernes, 21 de abril de 2017

La ilusión de legitimidad del electo Presidente


La segunda vuelta electoral sin duda tuvo como objetivo lograr el mayor grado de apoyo o consenso a favor de uno de los dos candidatos finalistas, es decir, darle al nuevo Presidente, legitimidad real para el ejercicio del gobierno.
En este proceso eleccionario, los ciudadanos y en particular los partidos y movimientos políticos estuvieron obligados a mostrarse más disciplinados a la hora de decidir con su voto la convivencia democrática del país. Disciplina en el sentido de evitar que aquellas agrupaciones políticas momentáneas que no tienen identificación ideológica concreta con los intereses de al menos un sector de la comunidad nacional, sino que más bien son el resultado de un mero cálculo circunstancial encaminado a obtener ventajas políticas sobre los demás.
Lamentablemente en el caso nuestro. El confuso anuncio de resultados del denominado ballotage, entre el oficialista Lenin Moreno y el derechista Guillermo Lasso, trajo desde antes, en el momento y después del mismo, una cadena de incertidumbre y descontento a favor y en contra de uno y otro candidato. A esto se sumó un coincidente apagón o caída del sistema que en pocos minutos cambió los resultados, declarando a las pocas horas ganador al candidato oficialista, y consecuentemente caldeó los ánimos de los seguidores y los festejos en las tiendas auspiciantes.
Apelaciones que se rechazan y al poco rato se aceptan. Conteos y reconteos de papeletas y actas electorales que no cambian nada. Y no cambian porque ya todo está decidido, así estaba previsto y así será. Todo seguirá igual a la década anterior.
Corresponde al pueblo, a los electores exigir el cumplimiento de cada una de las promesas de campaña, y en particular con la posibilidad de cambio en el trato, que deje atrás la prepotencia y el abuso, la violencia y la persecución. Que por el contrario cree oportunidades de trabajo y beneficios sociales para alcanzar el anhelado buen vivir.
El mismísimo electo presidente ha manifestado que lo urgente es la reactivación económica del país, la apertura a la inversión extrajera y la alianza con la empresa privada para la creación de fuentes de trabajo. Pero lo que, realmente es urgente para el futuro gobierno, es la recuperación de su legitimidad ante los ecuatorianos y la colectividad internacional, sólo esto podrá darnos la ilusión de estabilidad y alejar la inestabilidad política y económica que invade a los países socios ideológicos del gobierno neo revolucionario.

sábado, 15 de abril de 2017

Una tradición que rememora la fe católica


Dice mi madre, que la muerte y resurrección de Jesús es celebrar el don de la vida. Creyentes o no, estos días son oportunos para reflexionar sobre la necesidad de cambios respecto de nuestro comportamiento frente a los problemas sociales y políticos y a la posibilidad de construir una sociedad más humana y justa.
Una “Iglesia pobre y para los pobres”, ha dicho el Papa Francisco, acaso hay otra, o la actual es una Iglesia rica para los ricos. Lo cierto es, que el premier del Vaticano, manifiesta que el auténtico poder de la Iglesia consiste en servir a los pobres, renunciando a ciertas consideraciones personales en solidaridad con los postergados por el régimen y por la propia Iglesia. Que sólo así, nos encontraremos con Jesucristo. Lo contrario será simplemente, otro largo feriado.
Cristianos o no, es hora de reconocer que buena parte de la pobreza, la discriminación, del maltrato infantil, del abuso contra las mujeres, de la delincuencia, de la prepotencia y la corrupción institucionalizada, es responsabilidad nuestra. Somos culpables por guardar silencio y mostrar miedo en vez de denunciar estos hechos, que tienen repercusión en nosotros mismos y en nuestros hijos.
Si bien es cierto, la fe y el espacio religioso dependen de la voluntad personal, cada uno es libre de profesar o no cualquier religión. No obstante, el aporte a la solución de la problemática nacional, particularmente del entorno local, incumbe a toda la ciudadanía; por tanto, conforme lo dice el Papa, “estamos obligados a rechazar todo lo que vulnere la dignidad de los seres humanos.”
La Semana Santa es una tradición que rememora la fe católica, en la que se recrea la pasión y la muerte de Jesús con una serie de rituales, como el pan y el vino de la última cena, el lavatorio de pies, la pesada cruz, la corona de espinas, el látigo, el propio vía crucis que en estos días son resignificados por la tradición cristiana para convertirlos en referentes de cambio y de identidad social de los pueblos.
Finalmente, luego del litigioso proceso electoral que ha puesto a caminar a medio país por aceras distintas reclamando la legitimidad de su manoseado voto, la Semana Santa, debe tender puentes para que unos y otros exijamos a los gobernantes, el direccionamiento de la política social y económica en favor de superar las desigualdades sociales y respetar el pleno ejercicio de los derechos constitucionales.

viernes, 7 de abril de 2017

Día del Maestro Ecuatoriano

El 13 de Abril, es una fecha mayúscula en la cual recordamos a Eugenio Espejo, Juan Montalvo, Pio Jaramillo, Dolores Cacuango, Rosita Paredes, Consuelo Benavides, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Eloy Alfaro, Miguel Riofrío, Benjamín Carrión, cuyos ideales permanecen vigentes en las mentes del magisterio y del pueblo ecuatoriano.
Las maestras y maestros a lo largo de la historia, han forjado heroicas jornadas de unidad y lucha contra las políticas antipopulares que los gobiernos de turno, implementan luego de recibir el favor popular.
La defensa de la educación pública y la dignidad, son tareas permanentes que le ha tocado a los maestros y maestras enfrentar de los gobiernos de turno, que al igual que el actual, el de la revolución ciudadana, que lejos de resolver la crisis de la educación, ha penalizado la organización sindical y la persecución a la dirigencia popular.
La ciudadanía ecuatoriana sabe y extraña la acción y lucha incansable de los maestros y maestras. En ese afán, asistieron delegaciones de todo el país, hasta la ciudad de Montecristi, a apoyar la Constitución de 2008, participamos en buena parte de su construcción, como también aportamos en la elaboración de la LOEI, sin embargo la mayoría neo revolucionaria, lanzó al traste entre otras conquistas, la Ley de Carrera Docente, para imponer artículados retrógrados e inconstitucionales que en definitiva, son otra forma más de dominación y de exclusión social con la que se castiga y somete a los maestros y maestras.
Hoy exigimos al gobierno nacional evitar el abuso y la improvisación de los burócratas verdeaguitas encaramados del Ministerio de Educación, quienes a su vez encargan sin previo concurso, las direcciones de las instituciones escolares. Así mismos, demandamos del magisterio ecuatoriano, forjar la unidad, para recobrar nuestra institucionalidad organizativa y los caminos de la educación emancipadora, en defensa de la educación laica y por las causas populares.
Hoy los maestros tenemos en nuestras manos, la responsabilidad de formar a los ciudadanos de hoy y mañana; como nos recuerda José Carlos Mariátegui “De todas las victorias humanas, corresponde a los maestros el gran mérito; de todas las derrotas humanas, les corresponde también la gran responsabilidad”. En efecto, ser docente es una profesión en la cual el compromiso afectivo y social es prácticamente inevitable y hasta necesario.
Finalmente un saludo cordial al Magisterio Ecuatoriano y Lojano, recordando las palabras de Paulo Freire, que “el conocimiento se construye a través de la entrega y la lucha…”

viernes, 31 de marzo de 2017

La educación un desafío urgente para la transformación de la realidad

La escuela es imprescindible en la construcción de un país democrático y de desarrollo humano desde el ámbito personal y social, de lo público y lo privado, y orientado hacia el respeto, convivencia e inclusión de la diversidad de actores y formas de pensamiento del pueblo ecuatoriano.
Para ello es fundamental reorientar el rol del sistema educativo para que asuma la formación y capacitación de las nuevas generaciones. Monseñor Arnulfo Romero, -de quien recordamos un año más de su asesinato en marzo de 1980- a más de pastor de la iglesia fue un educador popular comprometido con los pobres.
Él refería que de todos los problemas sociales, la educación era el principal de solucionar, si realmente se quería avanzar en la transformación social de los pueblos: “hay que capacitar a los niños y a las niñas para analizar la realidad del país; hay que prepararlos para que sean agentes de transformaciones, en vez de alienarlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que los hacen desconocer la realidad; una educación para la participación política y democrática.”
Nadie dudará que la educación en todos sus niveles, pero fundamentalmente en el superior, debe orientarse a atender, desde las exigencias del conocimiento, los problemas de la propia realidad local y nacional. Es decir, necesitamos, como reflexiona Paulo Freire, una “educación inserta en la realidad, que rompa con la dependencia, con la alienación familiar y social impuesta desde afuera”, donde la televisión y las redes sociales desplazan el ejercicio del saber en las aulas y en la familia; donde un wahats-app vale más que la orientación docente.
Continuar con el actual estado del sistema educativo nos llevaría a profundizar lo escolástico y no la praxis, las competencias laborales y no el desarrollo del pensamiento que promueve la creatividad emancipadora. Es urgente acabar con la pobreza y la exclusión social que a su vez acaba con la posibilidad de caminar hacia el mandato constitucional del buen vivir, hacia la trasformación de la realidad. El nuevo gobierno, debe promover la construcción de un proyecto educativo que sea el resultado de una amplia consulta social, que exprese la concepción filosófica del Ecuador pluricultural y multiétnico, un proyecto basado en el principio de la participación ciudadana plena y concreta, y en la más profunda convicción democrática de que solo la concertación social, confiere el sentido real a la construcción de la patria nueva.

viernes, 24 de marzo de 2017

Lucha ideológica o lucha electoral

Al acercarse la fecha para la elección presidencial, los diversos medios de comunicación se enfocan en debates y opiniones sobre las características sociopolíticas de los proyectos de gobierno que auspician a cada candidato, sin embargo este ejercicio resultaría lirico si la ciudadanía no se involucra en el mismo.
Las reflexiones, por tanto, deben hacerse correlacionando la acción inmediata del nuevo gobierno. Cómo. Expresando con claridad y sin temores, ¿qué es lo que queremos cambiar o apoyar? Es decir, señalando los puntos fuertes y débiles de uno y otro candidato, a fin de que la gente vaya reconociendo y asumiendo lo que realmente quieren apuntalar o disputar.
El debate actual es el no debate y el ataque. Los revolucionarios del siglo xxi atacan a Lasso y Páez con el feriado de hace 15 años. Mientras que ellos acometen contra Moreno y Glass con el tema de la corrupción que salpica a éstos y a altos funcionarios del gobierno correísta. Se acusan de querer perpetrar una dictadura con el continuismo, mientras a los otros, con el tema de la restauración conservadora. Sin embargo es curioso que ambos ofrezcan aumentar el bono de la pobreza, crear un millón de empleos, más universidades, construcción de viviendas, combatir la corrupción.
Lo cierto es que vivimos una crisis de valores y económica auspiciada desde el gobierno. Hay que señalar esto sin miedo, sin equivocación, de eso no hay duda. Por tanto, si volvemos a pensar únicamente en las cuestiones electorales, habremos perdido la posibilidad de ganar la lucha ideológica por la vigencia de derechos y libertades, hoy opacados por la prepotencia revolucionaria.
Los sectores populares deben tener bien claro, muy claro, que solo la recuperación de los derechos de expresión y organización puede contra la pobreza. En la guerra contra la corrupción y el despilfarro no hay pacto, nunca puede haberlo. Puede haber pacto en la alianza política, en el reparto de cargos de los viejos y nuevos ricos… En la defensa de la organización y dignidad popular, jamás. La historia nos muestra eso.
Por tanto, en la próxima elección, el compromiso es asumir que tenemos un enemigo poderoso que domina y controla las instituciones públicas y buena parte de los medios de comunicación, que cree tener mente lúcida y corazón ardiente para manipular nuestro voto. Esta es realidad, nos enfrentamos a ella, con la clara definición de que es el enemigo o nosotros. No hay términos medios.

viernes, 17 de marzo de 2017

Apoyar un gobierno responsable e inclusivo


Aunque en realidad no es así, sin embargo las elecciones se perciben con un elemento esencial de la democracia representativa, se las antepone como una condición necesaria para el ejercicio de la soberanía popular y la vigencia de derechos, esto en el ánimo de asegurar la democracia participativa.
Hoy la preocupación por hacer realidad esta intención y la demanda por defender la participación ciudadana, genera el compromiso de quienes de una u otra manera hacemos opinión pública, y no obstante esta intención no siempre sea grata, en esta segunda vuelta tampoco lo será, pues para quienes no fueron partidarios de ninguno de los dos finalistas, las visiones de gobierno que defienden aunque parecen polarizadas no los son, mas bien apuntan a fortalecer el Estado neoliberal.
Tanto en el oficialismo como en la oposición, existe cierto optimismo respecto al fortalecimiento de la democracia, sin embargo, casi con certeza se puede afirmar que en las elecciones del 2 de abril, se reducirá la cantidad de los pesimistas que votaron nulo o blanco porque creen que las cosas seguirán igual.
Para los afines a la candidatura de Lenin Moreno, las expectativas giran en torno a que la gestión genere una mejora de la economía, para así defender las conquistas sociales ganadas en la última década. Mientras los seguidores de Guillermo Lasso, creen que en la población se ha incrementado la incertidumbre sobre el futuro económico del país, lo cual sería producto de la discusión pública en torno a la corrupción y a la dependencia al gobierno chino, por lo que exigen de los ciudadanos votar por un cambio que genere estabilidad, respeto y plena vigencia de las garantías constitucionales.
Sería bueno para la democracia que la campaña electoral en esta segunda vuelta esté influenciada por las preferencias ideológicas de los electores y por los análisis que se hagan de los proyectos de gobierno que uno y otro candidato nos presenten. Lamentablemente no es así. Parece absurdo pero la difamación oficialista contra los partidos políticos, contra “la partidocracia”, ha hecho que los ecuatorianos mas bien se dejen influenciar por el marketing, a partir del cual, la mayoría de los votantes, al no tener una afinidad y peor una filiación política, finalmente decidan por el mal menor.
En suma, en esta elección, la mayoría de los ecuatorianos mostrará su disconformidad con la prepotencia y corrupción, abrigando la esperanza de un gobierno responsable e inclusivo.