La
noticia de que Cuba y los Estados Unidos restablecerían sus relaciones
diplomáticas y que los cinco héroes cubanos ya estaban en la isla recorrió el
mundo rebasando toda expectativa. Me pregunté en cuánta labor se desplegó
discretamente para llegar a entendimientos, para escalar peldaños en el
dificilísimo arte de la convivencia. Obviamente me convencí de la importancia
del dialogo como la arma más eficaz contra guerras, exterminios, discriminaciones,
cegueras políticas,…
El
júbilo traspasó las fronteras cubanas, inmediatamente provocó reacciones
positivas en quienes alrededor del planeta desde hace 16 años exigían la
libertad de los cinco y la finalización del bloqueo. Noticia y fecha, quedaran registradas
en la historia cubana y al igual que la célebre frase “la historia me juzgará”,
se cumplió con la seguridad de Fidel de que “volverán”.
No
se puede desconocer la valentía del Presidente Obama, al reconocer que los 55 años
del injusto bloque habían fracasado y por tanto que era hora de mejorar las
relaciones con la isla. Sin duda que, tanto las declaraciones como las acciones
del Presidente Obama no son gratuitas, responden a la solidaridad internacional
de los pueblos hacia Cuba, al trabajo y solidaridad del pueblo cubano con el
resto del mundo, pero principalmente a la unidad de los gobiernos
latinoamericanos, quienes venían exigiendo la inclusión de Cuna al concierto
político de las américas y mundial.
En
fin, es un momento histórico que vive cuba y el mundo, estos acontecimientos reafirman
a este hecho histórico y social como una nueva etapa de valoración de las
relaciones internacionales que además abren el camino al diálogo para la
superación de los conflictos y para afianzar el progreso de los pueblos.
Lo
cierto es que es una victoria de todo el pueblo cubano, es la materialización
del pensamiento revolucionario y de la propia revolución cubana, cargada en los últimos tiempos de un gran
simbolismo por su ayuda a los pueblos africanos en la lucha contra el ébola.
Quienes
nos proclamados amantes de la paz y luchadores contra las injusticias,
celebramos este hecho y lo sentimos como un asunto muy personal, lo sentimos en
la profunda intimidad y de verdad nos conmueve como personas, como latinoamericanos,
porque los sueños de Bolívar y Martí también ha formado parte de esta lucha
contra los desafueros del gobierno estadounidenses.