domingo, 23 de noviembre de 2014

Urge generar una conciencia social de respeto y rechazo a todo tipo de violencia contra la mujer



El próximo 25 de noviembre es un día para la reflexión contra de todas las prácticas de desigualdades formales entre hombres y mujeres, en especial contra la violencia que se ejerce contra la mujer niña y adolescente. Más allá, de que la ONU haya establecido esta fecha como el "Día Internacional para la eliminación de la violencia hacia la mujer", que en su declaración considera que la violencia contra las mujeres es: "Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la vida pública o privada".
La violencia contra la mujer aún se puede evidenciar en el hogar, en la calle, en el trabajo,  en los centros de enseñanza, en las propias leyes se legaliza la discriminación vulnerando los Derechos Humanos e irrespetando el mandato constitucional que reconoce la igualdad de todos ante la ley sin ningún tipo de discriminación.
Una coincidencia amarga, hace dos días en Centro América se comete un doble asesinato contra dos hermanas “por razones de celos”. Precisamente por estas fechas, el 25 de noviembre de 1960 durante la dictadura de Rafael Trujillo en la República Dominicana se ejecuta el macabro asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas dominicanas que luchaban por la reivindicación de los derechos sociales del pueblo dominicano.
A los y las docentes, nos corresponde fomentar una educación integral que sin descuidar las capacidades intelectuales del estudiantado, se esfuerce más por la educación de los afectos y sentimientos para convertir a la niñez en personas autónomas que desarrollar las habilidades sociales para la sana convivencia.
Para ello, es necesario transversalización algunas actividades curriculares dirigidas a sensibilizar desde la niñez hacia ellos mismos y hacia la opinión pública la generación de una conciencia social de respeto y rechazo a todo tipo de violencia contra la mujer que en no pocas veces permanece de forma simbólica y tolerada consciente o inconscientemente en la familia, la escuela y la sociedad.