sábado, 16 de mayo de 2020

Más cumplimiento y menos aprendizaje.


Los ecuatorianos desde el inicio de la cuarentena vienen alternando el teletrabajo con las clases virtuales, en estos dos meses, por las diversas redes sociales en broma y en serio se hace conocer de los malabares de los padres de familia para contener en casa la “hiperactividad” de los pequeños y el “apetito voraz” de los adolescentes por quebrantar las normas del aislamiento social.
Sin duda, los primeros días de la tele-escuela estaban llenos de entusiasmo, sus padres se involucraron en el acompañamiento para la realización de las tareas escolares; el interés se perdió justo cuando la Ministra de Educación expresaba por los medios de comunicación, que éstas no serían calificadas, que lo importante era la salud y la vida. Claro que es así, pero el trabajo de los estudiantes debe ser evaluado, caso contrario se pierde el valor del aprendizaje. No digo la autoridad del docente.
La tecnocracia del Mineduc hasta la fecha ha dispuesto cerca de un centenar de acuerdos, memorandos, instructivos y etcéteras de disposiciones que muchos directivos escolares reenvían a los docentes con la respectiva amenaza de que si se incumplen habrá la consiguiente sanción. Al menos ya reconocen que solamente un 37 % de la población estudiantil cuenta con equipos y conexión para el trabajo por plataformas como “Teams, Zoom, Facebook” y otras cuyos resultados no han sido los esperados. Esto demuestra que para el Mineduc es más importante el cumplimiento y menos el aprendizaje.
Los docentes venimos diciendo, que los estudiantes de educación inicial, básica elemental y media solo pueden realizar una parte de las actividades para su aprendizaje con su docente distante, por lo que, son los padres de familia los que deben tomar nota de las indicaciones que los profesores y el Mineduc imparten por medio del “plan de contingencia académico”, para ayudar a sus hijos. Esta sola acción manda al traste la creatividad del niño, a la pedagogía y a la didáctica reconocida en conjunto, como el “arte de enseñar”.
Algo similar sucede con los estudiantes de básica superior y de bachillerato, que en la mayoría de los casos transcriben sobre la marcha, fotografían sus trabajos y los comparten entre ellos, los que luego son enviados a sus docentes o a las plataformas. Decimos que el aprendizaje es descubrimiento, pero así no lo es ni lo hay.
Ante las últimas instrucciones ministeriales para que la evaluación “correspondiente al segundo quimestre sea a través de la elaboración de un portafolio con las actividades realizadas (por el estudiante) en casa durante este período”; se despertó el interés de padres de familia y estudiantes por el cumplimiento apurado de estas actividades.
Los docentes acostumbrados a luchar por los derechos sociales, por las justicia y por la vida, proponemos a los padres de familia, mantener el ritmo de aprendizaje de sus hijos con amor y más tiempo hasta que vuelva a sonar el timbre de la escuela, seguro ya habremos vencido el miedo al virus y a las injusticias.