Las elecciones en Chile, representan una oportunidad para retomar los procesos de una integración regional soberana que supere las imposiciones del FMI y el BM., a fin de tratar problemas como la corrupción institucionaliza, el respeto a los derechos humanos, la eliminación de desigualdades e inequidades, el combate a la pobreza y la pandemia, entre otros. Los gobernantes deben llegar a establecer “políticas públicas y sociales, más inclusivas y más universales” que superen acuerdos coyunturales, a fin de que se realicen las transformaciones más urgentes que requieren nuestros pueblos para caminar hacia una patria justa y solidaria.
“Mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde camine el hombre libre para construir una sociedad mejor” pronunciaba Salvador Allende pocas horas antes de ser asesinado por la dictadura pinochetista servil a la oligarquía criolla e internacional. Ahora, Gabriel Boric, presidente electo de Chile, en su primer discurso dice sentirse “heredero de una larga trayectoria histórica, la de quienes, desde diferentes posiciones, han buscado incansablemente la justicia social, la ampliación de la democracia, la defensa de los Derechos Humanos, la protección de las libertades”.
Por cierto, ya se escuchan voces pitonisas de los sectores empresariales que temen perder sus privilegios y que junto a la derecha pinochetista no descansarán en hostigar el proceso de cambio que se avecina, como es la ampliación de la gratuidad en la educación y del sistema público de salud, de mejorar la seguridad social, de realizar una reforma tributaria para que sea el Estado y los sectores que amasan grandes fortunas los que financien estos cambios, cambios que no son otra cosa, que las demandas por las que el pueblo chileno salió a las calles en octubre de 2019, adelantando la derrota neoliberal representada por el neofascista José Antonio Kast.
Además, los resultados de las elecciones en Chile, representan una oportunidad para que los ecuatorianos reflexiones sobre nuestro rol en la construcción de mejores días para todo el pueblo. Recordemos que el populismo vigente más de medio siglo en el Ecuador y ahondado con el correato hasta la actualidad, ha servido de anzuelo para aprovecharse de la esperanza ciudadana, resultando en una suerte de embuste politiquero, pues ellos, al igual que la burguesía no quieren que los sectores populares hagan política mientras ellos hacen la suya a su gusto y medida. Esto va en contra de los intereses populares, porque luego se transforman en la impotencia para dejar de ser objetos políticos y convertirnos en sujetos políticos capaces de entender que al final con el voto, no es posible cambiar nada. Tenemos que participar políticamente, no podemos dejar el futuro de nuestros hijos y del país a merced de los poderosos.
Las calumnias del Presidente Lasso contra Leónidas Iza, muestran la incapacidad del régimen para solucionar los problemas del país; así como el temor del gobierno a un pueblo que se moviliza en torno a las reivindicaciones construidas colectivamente para cambiar la realidad y construir la patria nueva.