Que los grandes medios de comunicación repitan la gran mentira de que en Estados Unidos se vive una auténtica democracia, no sorprende a nadie. Pero que en nuestras escuelas algunos docentes afirmen lo mismo es un absurdo. Si aceptamos el significado burgués de democracia, entendemos que esta es, “el gobierno del pueblo y para el pueblo, y en Estados Unidos quienes gobiernan son las corporaciones transnacionales, cuyo Dios es la avaricia y el capital carente de subjetividades y emociones humanas. Si el pueblo sufre explotación, vive en la miseria o muere de hambre a causa de la corrupción, los capitalistas no sienten ni les importa nada.
Una muestra de aquello, es la “Ley orgánica para el desarrollo económico y sostenibilidad fiscal tras la pandemia covid-19” que entró en vigencia por el Ministerio de la Ley, gracias a la incapacidad e inoperancia de los asambleístas que se dejaron meter el dedo por la alianza entre la corrupción y la banca. El hecho real es que, la nueva ley incrementa los impuestos afectando principalmente a los trabajadores y al pueblo ecuatoriano. Deja, además la puerta abierta para que los capitales ecuatorianos vayan a los paraísos fiscales y para que los evasores de impuestos no sean controlados por el Estado. Pero lo más grave, el presidente Lasso, con esta ley al igual que Correa y Moreno, perdona más de dos mil millones de dólares a la banca y a los grandes grupos económicos por concepto de multas, intereses y recargos que no pagan al Estado.
Las políticas que imponen las transnacionales y la burguesía criolla a través de los gobiernos de turno, están orientadas para privar o encarecer los servicios básicos de los sectores populares y medios, mientras ellos desde Carondelet y la Asamblea Nacional siguen haciéndose aun de más beneficios. La alianza entre Correa y Lasso evidencia que los pseudo revolucionarios se sacaron el disfraz de izquierda. Esta alianza y la nueva ley tributaria explica que, necesitamos un cambio del carácter político del gobierno, que las políticas públicas deben implementarse desde las organizaciones populares y no desde el gobierno, que la gente tiene que ser protagonista de la solución a los problemas sociales y de la defensa de sus derechos.
Parafraseando la historia, Nerón puso fuego en Roma, Los Reyes de España aniquilaron a millones de indígenas en América, Hitler incendio Europa, Trump profundizó las guerras e invasiones en el mundo, Correa criminalizó la protesta social, y ahora Lasso legaliza la desigualdad social que crece cada día en nuestro país. El gobierno, sigue resguardándose en la pandemia del Covid19, descargando el peso de la crisis sobre los ciudadanos menos favorecidos. Estos seis meses de gestión han sido de permanente movilización de sectores como la UNE, servidores sanitarios, jubilados, campesinos, indígenas y, recientemente todo el sector educativo que salió a exigir del gobierno mayor presupuesto para la educación y salud.
Finalmente, corresponde a todos, sobre todo a la izquierda, sistematizar y encabezar la unidad, organización y la lucha social de los trabajadores y el pueblo, como único camino hacia la construcción de la patria nueva.