domingo, 21 de diciembre de 2014

Entrevista a Jesús de Nazareth ¡Feliz navidad!



Por Marcelo Colussi / Tomado de Rebelión, 18-12-2008
El periodista suizo Heinrich Unheimlich, famoso por su penetrante espíritu investigativo y por las osadas entrevistas que pudo conseguir en su dilatada carrera profesional, nos volvió a sorprender recientemente. Sin revelar nunca cómo lo obtuvo, pudo establecer contacto con Jesús de Nazareth, quien aparentemente estaba de incógnito en nuestro planeta, y forzarlo a responder algunas preguntas. Se dijo en un primer momento que el reportaje era apócrifo, pero la cinta de audio (un viejo cassette convencional de grabadora manual), sometida a las más rigurosas pruebas –en centros académicos del más alto nivel e incluso en la NASA –, demostró su autenticidad. No pudo tomar fotos (según contó luego Unheimlich, al querer fotografiarlo usando su teléfono celular, el mismo se bloqueó inexplicablemente… ¿Milagro?). De todos modos, aún quedando en las tinieblas los pormenores de la entrevista, lo importante es que la misma pudo realizarse y luego difundirse.

No pueden dejar de mencionarse dos aspectos importantes, aparentemente marginales al contenido específico de la nota periodística, pero que dan un talante de lo que allí está en juego: por un lado, la grabación del reportaje está hecha en alemán con acento de Zürich en su primera parte, cambiando luego al francés –cambio que inopinadamente hizo el entrevistado– para seguir más tarde en arameo, lengua que, al no ser comprendida por el entrevistador, hizo dar por terminado el reportaje en forma un tanto abrupta. Y un segundo elemento no menos significativo cual es el hecho que, dos días después del encuentro –aparentemente fue en un centro comercial de Ámsterdam, según una versión, o en un hotel en El Cairo, según dicen otros– Unheimlich perdió el habla, que no ha vuelto a recuperar hasta la fecha, y desarrolló un repentino cáncer de próstata.
Gracias a avatares del destino, hoy llegó a nosotros esta riquísima pieza, no digamos ya del periodismo sino de la producción cultural universal, que ahora ponemos a disposición de los lectores en idioma español. Entendemos que la ocasión es más que propicia, dada la cercanía de la cristiana fecha de la Navidad. Ustedes juzgarán.
Heinrich: Jesús, ¿qué anda haciendo por aquí casi de incógnito? ¿Y cómo encontró las cosas ahora?
Jesús: Mal, muy mal. La verdad es que siempre le damos seguimiento a este planeta, nos interesa mucho…
Heinrich: Perdón que lo interrumpa: habla en plural. "Le damos seguimiento" dice. ¿Quién además de usted?
Jesús: Pues, mi padre. Fue él quien hizo todo esto. Y –se lo digo entre nosotros, en privado– a veces se arrepiente. A veces se reprocha por qué se dejó llevar por la pasión inventando esta especie tan rara que son ustedes, y se arrepiente. Pero ya es tarde, no hay marcha atrás. En más de una oportunidad, para reparar ese "error", como suele decir, pensó en eliminar toda la especie. De ahí que permitió que desarrollen las armas de destrucción masiva, fundamentalmente las nucleares. Pero nunca se termina de decidir si hacerlas usar. También considera muy cruel la extinción total. Si bien la especie humana es insoportable, absurda en algunos casos, incomprensible a veces, también tiene cosas muy lindas, muy simpáticas.
Heinrich: ¿Como cuáles?
Jesús: Bueno…muchas, numerosas, numerosísimas. Ustedes no son sólo estupidez; también han hecho cosas importantes, muy lindas. Además de hacer la guerra, por ejemplo, y entre otras cosas, hacen arte, aman a sus hijos, a veces se enamoran, a veces filosofan y dicen cosas bien interesantes, bien profundas. Claro que no hay que olvidar la contracara de todo eso: son egoístas, muy violentos, son muy conservadores, les asusta mucho el cambio, y en estos últimos tiempos han desarrollado una enfermiza cultura de apego a las cosas materiales que ustedes mismos producen. Hay que reconocer que a veces son realmente inteligentes. Yo me sorprendí mucho cuando en estos últimos años empezaron a inventar todos estos artefactos tan llamativos que les reportaron enormes cambios: máquinas para volar, que ustedes llaman aviones, máquinas para ir por debajo del agua, todos los aparatos para comunicarse a la distancia: el telégrafo, el teléfono, la radio, la televisión, el internet. No han logrado dominar aún la telepatía, pero no falta mucho para que lo hagan. Bueno, todo eso realmente me tiene sorprendido. Y a mi padre también. Porque de verdad que él no había planificado todo esto. Él solo dejó la posibilidad abierta; de ahí en más, fueron ustedes los que dieron estos pasos. Y de verdad que los felicito.
Por otro lado, como le venía diciendo, no hay dudas que todas esas cosas, cuando uno lo ve desde afuera, sorprenden gratamente. Y hacen pensar en que la humanidad no es tonta. Claro, después cuando empieza a profundizar… se agarra la cabeza. Tienen internet… ¡para ver pornografía! Me imagino que usted debe saber, bien informado como está al ser un destacado periodista, que una tercera parte de las consultas que se hacen en la red de redes, es para mirar pornografía. No es que esté mal tener apetitos carnales, no, por supuesto. Para eso mi papá les dio la facultad del deseo. ¿O acaso no es grato desear, derretirse de ganas por alguien? Pero, ¡qué pobreza espiritual tener que contentarse con mirar a alguien desnudo en una pantalla!, ¿no? Cosas como esas son las que me abren –o nos abren, mejor dicho– esas dudas: mi padre, a veces con una sonrisa bonachona y mesándose la barba, dice entenderlos y que él así lo quiso. Pero otras veces –y yo soy de esa idea también– piensa que son demasiado tontos, demasiado miedosos ante la vida. Prefieren ver un cuerpo desnudo en una pantalla en vez de tocarlo con sus propias manos. ¿Por qué ese miedo absurdo? Prefieren la mentira y la hipocresía en vez de buscar la verdad. No entiendo por qué esa pusilanimidad, no lo entiendo. Prefieren decir que está todo bien, mientras sufren como condenados.
Bueno, pero me voy por la tangente. Usted me preguntaba qué cosas buenas tienen los humanos. Mire: muchas. Por ejemplo, hacen música, que es algo hermoso, angelical. Y no importa qué música, de las innumerables variedades que tienen. Eso siempre es algo lindo, grato, que alegra el espíritu. La estupidez comienza cuando con esa fiebre enfermiza por el apego a lo material y ese insaciable afán de poderío que se ve tanto en estos últimos años de su historia, comienzan a vender musiquita empaquetada. Por eso le digo que siempre están oscilando entre lo genial (en música han hecho cosas geniales, de verdad. Mire el alemán van Beethoven; pese a estar sordo musicalizó una oda a la alegría, ¿no le parece genial? Bueno, o cualquier música: ¿escuchó alguna vez un ukelele sentimental? Se lo recomiendo, Heinrich); pero para no irnos por la tangente, le decía que siempre basculan entre lo genial y lo ramplón. Hacen músicas hermosas, y al mismo tiempo componen enlatados estúpidos que se obligan a consumir pagando para escucharlos. Claro que, en eso, el jueguito es más complicado: son algunos pocos los que se aprovechan de la gran mayoría. Son unos pocos los que ganan dinero vendiendo basura, y la gran mayoría silenciosa agacha la cabeza y consume las modas. En música eso se ve con palmaria claridad. ¿Me entiende lo que le quiero decir? Al lado de creaciones realmente geniales ustedes hacen estupideces que no parecen posibles. ¿Por qué ese afán perpetuo de dominarse unos a otros? ¿Por qué esa lucha interminable por el poder?
Heinrich: ¿Y usted que cree? ¿Por qué su papá nos hizo así?
Jesús: Como le decía: a veces se arrepiente de haber hecho eso. Pero también tiene sentido que sean así, si uno lo piensa bien. Como son finitos, tienen los límites siempre a la mano (la muerte está siempre presente, envejecen, se ponen decrépitos o, para graficarlo de un modo muy evidente: al lado de la belleza que puedan tener, se tiran pedos, con lo cual todo se afea –y todos, varones y mujeres, se los tiran, todos…–), pues bien, como la finitud los inunda por todos lados, el poder es lo que les puede hacer sentirse menos frágiles, es la puertita hacia la plenitud. O es lo que, al menos, les provoca la sensación de plenitud. Todos ustedes están condenados a envejecer, a corromperse, a morirse, todos ustedes son siempre falibles, viven presa de los miedos, saben las cosas siempre limitadamente, irremediablemente tienen que decidir ser varón o mujer porque todo al mismo tiempo no se puede…; es decir: como la vida de los humanos está inexorablemente marcada por sus límites (viven tirándose pedos, en otros términos: comen manjares que luego se transforman en flatulencias), el ejercicio del poder los hace sentir menos limitados. De ahí que estén buscándolo perpetuamente. ¿A quién de ustedes no les gustaría ser dios? Tener poder –aunque sean cuotas mínimas: el varón sobre la mujer, el europeo –presuntamente civilizado– sobre los supuestos salvajes del África, el rico sobre el pobre, el adulto sobre el joven– tener poder es alejarse de los límites, aunque sea un poquito. El poder siempre hace sentir impune, absoluto, inmortal. Por eso viven inventando historias que les permita fantasear con todo eso: Superman actualmente, o cualquier héroe de las mitologías históricas en todos los pueblos que han pasado por el planeta. ¿A quién no le gusta ser como un actor triunfador de Hollywood, o como Schumacher, o como John Lennon, que llegó a decir que era más famoso que yo? ¿Me entiende?
Heinrich: Creo que sí. ¿Pero por qué su papá nos hizo así, tan limitados entonces?
Jesús: Vaya pregunta, mi amigo… ¿A quién no le gusta ser dios? Pregúnteselo a mi padre… Pero yo vine al mundo hace dos mil años para tratar de ayudar un poco a soportar esos problemas, para hacer más llevadera la vida pese a todos esos límites. Yo traté de enseñar a vivir sin tantas angustias, sin fascinarse tanto con la búsqueda del poder.
Heinrich: ¿Y qué dice: lo consiguió?
Jesús: ¿Me lo está preguntando en serio? Vamos, Heinrich: ¡no sea estúpido! ¿No ve acaso cómo está el mundo? A veces soy yo el que se arrepiente de haber venido, me arrepiento de haberme hecho tantas expectativas. Con toda sinceridad le digo que yo pensaba que iba a ser más fácil la transformación ética de los seres humanos. Pero veo que eso no es fácil. No digo que no se pueda cambiar, no, por supuesto que no. Ahí está el socialismo como una promesa abierta. Y eso no ha terminado, créame que no. La historia sigue, y lo que se creía un triunfo absoluto de los grandes capitales hace unos años atrás, hoy se derrumba como castillo de naipes con la crisis financiera internacional. La gente es tonta, pero no tanto. Se deja explotar porque no le queda otra alternativa, pero llega un momento en que se rebela. "Pena sobre pena y pena hace que uno pegue el grito. La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena". Creo que eso lo dice claramente: es un poema de un cantor argentino que quizá conozca: Atahualpa Yupanqui. No le puedo decir que fracasé en mi intento de hace dos mil años; pero veo que las cosas son más complicadas de lo que creía. Los que se suponía tenían que ser mis sucesores para seguir predicando ese mensaje de contestación contra el poder –que fue revolucionario en su momento, créame, por eso a mí me crucificaron los romanos–, los que tenían que seguir con mi ejemplo, es decir: la iglesia católica, mire cómo terminaron: una institución con el poder más descomunal durante mil años, dueña de riquezas y conciencias, que se permitió matar a cuanta persona se le opuso, y que ahora, aunque un poco debilitada, sigue siendo lo más contrario a lo que yo vine a enseñar. ¿Cómo podría entender usted que mis sucesores vistan ropas de oro y piedras preciosas si yo vine a combatir esas flaquezas? ¿Cómo puede entender que, en mi nombre, se quemó viva a tanta gente, en nombre del amor? Algo no funcionó ahí.
Heinrich: Habló del amor. Usted predicó aquello de poner la otra mejilla luego de ser abofeteado, de amarse los unos a los otros –bueno: John Lennon decía algo parecido, ¿no?– Pero si observamos detenidamente el mundo, lo que menos encontramos es amor. El amor eterno de los enamorados se termina muy pronto, después de la luna de miel, y las relaciones entres las personas no son muy amorosas que digamos precisamente (se venden más armas que libros, o que flores). ¿Qué pasó con su enseñanza?
Jesús: A veces me lo cuestiono, sí. Quizá fui un poco ingenuo, lo reconozco. Vez pasada hablaba con Quetzalcóatl en un encuentro de dioses que tuvimos en el monte Olimpo, y fue él quien me abrió los ojos al respecto. Yo pensaba que la gente respondería mejor a mi mensaje, que verdaderamente haría un acto de arrepentimiento y buscaría cambiar cuando se diera cuenta de su condición. Pero no sabía con exactitud cómo los había programado mi padre. Veo que la angustia ante la vida que tienen ustedes –que no he encontrado en los seres de otros planetas– es más fuerte de lo que me imaginaba, de ahí que la búsqueda del poder los tiene demasiado trastornados. Viven siempre pensando en sí mismos, siempre preocupados en ver cómo triunfan a costa del otro. Son demasiado individualistas, "narcisistas" para decirlo con un término que inventaron sus psicólogos y me parece muy bueno: viven fascinados y enamorados de ustedes mismos, por eso les cuesta tanto amar al otro. Piensan en primera persona, sueñan en primera persona, el otro les es un instrumento para conseguir sus fines, nada más. Yo creí que lo lograría, pero no sabía bien en la que me metía. Por eso, dos mil años después, rectificaría mi mensaje: no los llamaría tanto a amarse sino a respetarse, lo cual ya es muy mucho pedir.
Mire, Heinrich: se lo voy a decir con una parábola. Ustedes se aman tanto a sí mismo, les cuesta tanto amar a otro, que está más que demostrado que el 98,5% se procura placer a sí mismo sin compañero sexual, masturbándose.
Heinrich: ¿Y el otro 1,5 por ciento?
Jesús: Es manco. (Risas)
Heinrich: Tiene buen sentido del humor, por lo que veo. Hablando de otra cosa, pronto está de cumpleaños. ¿Qué dice al respecto?
Jesús: Eso, de verdad, me tiene asqueado. Ahora, al menos en una buena parte del mundo, festejan mi cumpleaños, el número 2008 para ser más exactos, tirando la casa por la ventana. Pero vea cómo lo celebran: ¡ni una imagen mía por ningún lado! En mi lugar vino a instalarse ese gordito con risa estúpida vestido de payaso, que no entiendo de qué vive riéndose. ¿Se da cuenta? ¿Entiende lo que le quiero decir? Todo el mundo dice ahora: ¡feliz navidad!, y creo que ni siquiera sabe lo que está festejando. Pregúntele usted a cualquiera que come como condenado en mi fiesta de cumpleaños y chupa como una esponja quién es ese flaco ascético que andaba por ahí harapiento predicando la igualdad hace dos mil años atrás, y seguro que no lo va a saber. Pero seguro que compró regalitos y puso una imagen del gordito este que le mencionaba en su casa. ¿Por qué nadie me pone un pastel con velitas para que las sople? ¿Alguien me preguntó si no me gustarían mariachis para festejar mi cumpleaños? No, nada de eso… Yo hablé de valores espirituales, de lucha contra la ostentación y la frivolidad del poder, de solidaridad genuina, de igualdad para todos y todas –bueno, en mi época no importaba la cuestión de género, se hablaba sólo en masculino–, y ahora celebran mi cumpleaños olvidándose de mí y reemplazando mi mensaje por un consumismo voraz y por un imbécil que se ríe invitando a comprar locamente. ¡Es triste! Pero no hay que darse por vencidos. Yo sigo viendo luz al final del túnel, aunque cueste mucho.
Heinrich: ¿Ve luz? ¿De verdad? ¿Y cuál es el futuro de la humanidad entonces, Jesús?
Jesús: [A partir de aquí Jesús comienza a hablar en francés] Ah…, está pidiendo demasiado. Como me imagino que comprenderá, no puedo darle mayores precisiones. Lo que sí le adelanto es que la historia no está terminada. Aunque los que alientan el consumismo interminable que promueve Santa Klaus crean que ganaron la batalla, se equivocan. En ese sentido, parafraseando a ese buen pensador que tuvieron ustedes en el siglo XIX llamado Hegel, podríamos decir que "el amo tiembla aterrorizado delante del esclavo, porque sabe que inexorablemente tiene sus días contados". Por más parafernalia militar que los amos desarrollen para cuidar sus privilegios, la justicia se va a imponer. No hay espada –ni misil nuclear, digamos hoy día–, por más poderosa que sea, que pueda imponerse sobre la justicia.
Heinrich: ¿Se refiere a la justicia divina, al Juicio Final?
Jesús: ¡No, compañero! ¿De qué justicia divina me está hablando? Quiero decir que la gente, lentamente, va abriendo un poco más los ojos. Antes, cuando yo andaba correteando por los desiertos de Galilea –¡todavía me acuerdo la sed que pasaba ahí!– el emperador, el amo esclavista, eran casi dioses, intocables, impunes. ¿Quién osaba enfrentárseles? Y otro tanto pasaba en otras latitudes: los chinos no podían mirar a los ojos a su emperador. Lo mismo era con cualquier mandamás. Cualquier teocracia –en el Asia, en América– podía decidir con la más absoluta naturalidad sobre la vida de un súbdito. ¿Quién le ponía freno a esos poderes? Lo mismo podía hacer el varón con su mujer. ¿Quién iba a protestar por eso? Pero las cosas están cambiando, mi amigo. La gente va abriendo un poco más los ojos. No sé si habrá sido mi enseñanza, no lo sé. A veces, cuando visito cualquier centro comercial para esta época, unos días antes de mi cumpleaños, me sorprendo y pienso que todo mi esfuerzo fue en vano. ¿Cómo es posible que unos pocos, poquísimos, desde sus limusinas blindadas o desde un pent house que puede costar varios millones de dólares, decidan la vida de las grandes mayorías planetarias? ¿Cómo es posible que a las masas, igual que en mi época en el circo con los gladiadores y los leones, se las siga engañando de esa manera, ahora con todos los nuevos artificios tecnológicos? Parece que las cosas no cambian, y eso llevaría a la desesperanza. Pero no es tan así, Heinrich: las cosas cambian.
Heinrich: Sí, claro … pero permítame decirle que la gente ya no se siente tan creyente como antes. Los católicos aún siguen los ritos, por ejemplo el de festejar la Navidad , o el de casarse por la iglesia o bautizar a sus hijos, pero la religiosidad va perdiendo importancia en el mundo moderno, más guiado por los jet supersónicos y las tarjetas de crédito que por un mensaje místico.
Jesús: Exactamente. Eso es lo que estoy tratando de decirle: la gente cambia. Y agregaría: ¡felizmente! Si no, aún seguiría en las cavernas. Pero no: hay cambios, siempre. La historia no está terminada. No quiero anticiparle para dónde seguirán esos cambios. Es más: nos pusimos de acuerdo con mi viejito que eso no lo vamos a revelar por ahora. Pero, aunque parezca que no, las cosas se mueven. Como dijo aquel italiano famoso que la iglesia casi cocina en la hoguera: eppur si muove.
Heinrich: Entonces, haciendo un balance de estos primeros dos mil años de su trabajo, ¿qué diría?
Jesús: [Comienza a hablar en arameo y el periodista corta la entrevista]

jueves, 18 de diciembre de 2014

Restablecimiento de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos



La noticia de que Cuba y los Estados Unidos restablecerían sus relaciones diplomáticas y que los cinco héroes cubanos ya estaban en la isla recorrió el mundo rebasando toda expectativa. Me pregunté en cuánta labor se desplegó discretamente para llegar a entendimientos, para escalar peldaños en el dificilísimo arte de la convivencia. Obviamente me convencí de la importancia del dialogo como la arma más eficaz contra guerras, exterminios, discriminaciones, cegueras políticas,…


El júbilo traspasó las fronteras cubanas, inmediatamente provocó reacciones positivas en quienes alrededor del planeta desde hace 16 años exigían la libertad de los cinco y la finalización del bloqueo. Noticia y fecha, quedaran registradas en la historia cubana y al igual que la célebre frase “la historia me juzgará”, se cumplió con la seguridad de Fidel de que “volverán”.

No se puede desconocer la valentía del Presidente Obama, al reconocer que los 55 años del injusto bloque habían fracasado y por tanto que era hora de mejorar las relaciones con la isla. Sin duda que, tanto las declaraciones como las acciones del Presidente Obama no son gratuitas, responden a la solidaridad internacional de los pueblos hacia Cuba, al trabajo y solidaridad del pueblo cubano con el resto del mundo, pero principalmente a la unidad de los gobiernos latinoamericanos, quienes venían exigiendo la inclusión de Cuna al concierto político de las américas y mundial.

En fin, es un momento histórico que vive cuba y el mundo, estos acontecimientos reafirman a este hecho histórico y social como una nueva etapa de valoración de las relaciones internacionales que además abren el camino al diálogo para la superación de los conflictos y para afianzar el progreso de los pueblos.

Lo cierto es que es una victoria de todo el pueblo cubano, es la materialización del pensamiento revolucionario y de la propia revolución cubana,  cargada en los últimos tiempos de un gran simbolismo por su ayuda a los pueblos africanos en la lucha contra el ébola.

Quienes nos proclamados amantes de la paz y luchadores contra las injusticias, celebramos este hecho y lo sentimos como un asunto muy personal, lo sentimos en la profunda intimidad y de verdad nos conmueve como personas, como latinoamericanos, porque los sueños de Bolívar y Martí también ha formado parte de esta lucha contra los desafueros del gobierno estadounidenses.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Carta Abierta de Boaventura de Sousa Santos al presidente Correa de Ecuador




Señor Presidente

Pasé todo el 30 de Septiembre de 2010 en la sede de la CONAIE junto a varios amigos, entre ellos Alberto Acosta y Humberto Cholango. Estaba en curso un levantamiento policial y Usted estaba retenido. Fueron largas horas de incertidumbre y de mucho debate. Había quienes argumentaban que su política hostil en relación a la causa indígena no daba ningún incentivo al movimiento para salir en su defensa. Había quienes pensaban –como yo, mis dos amigos mencionados y muchas otras personas– que lo que estaba en juego era la sobrevivencia de la democracia y que, en ese momento, Usted era su garante. La discusión fue larga pero la decisión final fue muy clara: había que defender la democracia y hacer todo para que el Presidente regresase a Carondelet. Así se hizo y Usted regresó cansado pero recompensado de todos los riesgos vividos aquel día.

Salí satisfecho de la sede de la CONAIE. En aquella ocasión, como en tantas otras en el pasado, aquel edificio había sido el guardián de la democracia ecuatoriana. Para los que piensan, como yo, que las sociedades valen lo que valen las luchas colectivas de sus ciudadanos y ciudadanas por una sociedad más inclusiva y más democrática, las memorias de esas luchas son parte del patrimonio del país y no se borran nunca. Quienes imaginan lo contrario, acaban pagando un precio muy alto: son ellos los que son borrados de la memoria del pueblo.

Sin importar las justificaciones legales, expulsar a la CONAIE de su edificio es un acto injusto y políticamente insensato. Porque he sido solidario con Usted en tantas ocasiones, me pregunto en plural: ¿por qué desperdiciamos de manera tan desatinada una oportunidad única de transformar el Ecuador en una sociedad más justa, intercultural y plurinacional? ¿Cómo es posible dejar de ver que una oportunidad como esta no volverá en muchas décadas? ¿Cómo es posible que demos la espalda a una conquista de los pueblos como es el Sumak Kawsay? ¿Cómo podemos transformar tan fácilmente a adversarios con quienes deberíamos debatir en enemigos que se quiere abatir? ¿Cómo es posible que el código genético racista de la izquierda latinoamericana nos atropelle cuando menos lo imaginamos? Señor Presidente, sepa que, al expulsar a la CONAIE de su casa, expulsa a mucha más gente que inclusive no ha estado de acuerdo con ciertas opciones de la CONAIE en el pasado. Y sepa sobre todo que los sin techo son hoy en día un movimiento muy fuerte en nuestro continente. Los sin techo de la CONAIE darán qué hablar y seguirán haciendo historia.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Pasión y sentimiento cívico



Con cierta añoranza escribo estas líneas. Luego de haber observado el desfile estudiantil el 8 de diciembre por la conmemoración de la fundación de Loja, el espectáculo más allá de las contrariedades que produjo la ordenanza municipal que cambió la ruta de los desfiles y en particular las antojadizas e inoportunas disposiciones acerca de ciertas generalidades atribuidas supuestamente al señor alcalde del cabildo lojano, quien luego del malestar causado a los padres de familia, a los docentes y a buena parte de la comunidad, personalmente llegó a varios planteles a “aclarar” las disposiciones.

Un desfile estudiantil al que se dispuso se le quite todo el colorido y alegría y el que debió servir para expresar los sentimientos de civismo y amor a la patria chica, en buena parte y debido a la arrogancia de “alguien” y de “algunos serviciales” que impidieron que varios niños y niñas participen de la celebración. Incluso al plantel fiscal más antiguo de la ciudad de Loja, como es la Escuela Miguel Riofrío, en la práctica frenaron su participación, puesto que, a última hora se le cambió de ubicación disponiendo que vayan al último. Para colmo o más bien para ratificar la arrogancia, el primer personero municipal abandonó la tribuna justo antes del paso de los estudiantes miguelinos, a quienes la sociedad les expresó largos aplausos como muestras de reconocimiento y afecto.

Los chicos y chicas de la Miguel, no hicieron otra cosa, que desfilar con gallardía, donaire y responsabilidad demostrando con altivez los valores cívicos heredados del ilustre lojano, diplomático, periodista, escritor, poeta y patriota, el Dr. Miguel Riofrío.

En fin, es mejor que todos reflexiones acerca del mal que causa a la niñez expresiones y disposiciones distribuidas caprichosamente. Desde luego, la escuela y los docentes no deben olvidar ni descuidar que la educación cívica atraviesa todo el proceso educativo para involucrar a la niñez y juventud con el desarrollo integral de la Patria, partiendo de los valores formados desde el hogar y desarrollados a través de su ulterior conciencia cívica, para formar desde la autonomía de las emociones, sentimientos y pasiones, a un ser civilizado capaz de discernir e intervenir en la realidad social y vivencias de la comunidad educativa y de la sociedad para contribuir a la efectiva emancipación de la Patria.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Educa la escuela a la niñez y adolescencia….!!!



Al repensar sobre la situación de nuestra escuela, de nuestra educación y del aporte de esta a la formación de la niñez y adolescencia y al desarrollo social de la comunidad, en no pocas veces lo hacemos con nostalgia y hasta con lamentaciones. Quizá no sea exagerado, pero hasta hace poco era la escuela, la familia y en cierta medida la iglesia quienes cumplían el rol de educadores, sin embargo hoy, el avance acelerado de la tecnología, en especial, las redes sociales que estimulados por la publicidad global para el consumo comercial y de alienación cultural, hayan convertido a los medios de comunicación en los protagonistas principales de un “proceso de formación paralelo”, que para los niños es una fuente inagotable de entretenimiento inútil y que por tanto compite con la escuela tradicional y la familia.
No debe sorprendernos que los jóvenes de hoy estén estrechamente relacionados y tengan mucho más en común con los jóvenes de otros países y continentes que con sus compañeros de la escuela y que con sus amigos del barrio. En estas circunstancias, mientras los estudiantes han incorporado para si la cultura de la calle y la metodología del clip y las imágenes, los docentes en su mayoría atravesados por un analfabetismo funcional, se esfuerzan a través de la práctica de valores lograr una mayor atención para superar la desmotivación y desinterés que obviamente deriva en fracasos y deserciones escolares.
Esta situación se agravará aún más, entre tanto la escuela y los docentes no conciten un interés mayor al que producen las imágenes y a la velocidad que ofrecen los medios al estudiantado en espacios y tiempos inmediatos y que los adultos de hoy no compartimos y tampoco comprendemos ya que fuimos formados en contextos diferentes.
Desde luego, no debemos confundir ni precipitarnos a querer que la escuela se adapte  automáticamente a las nuevas realidades; por el contrario, debe enfatizar más en una educación que de mayor importancia a los intereses del estudiantado y al desarrollo del pensamiento crítico que a la acumulación mecánica de conocimientos, lo cual no significa someterse a ellos sino ponerlos en tensión con procesos de aprendizaje y la dotación de conocimientos necesarios para la reflexión y comprensión del entorno.
Finalmente, el desafío para una sociedad democrática, es como articular una escuela que habilite a los ciudadanos para el ejercicio de deberes y derechos como mínimos comportamientos y saberes, para pensar en la posibilidad de una Patria emancipada para todos.