viernes, 16 de octubre de 2015

De la época de las vacas gordas a la época de las vacas flacas



La realidad que hoy vive nuestra pluricultural y multiétnica nación ecuatoriana data más allá de la última dictadura, allí se establecieron las políticas neoliberales que siguen siendo la base material del actual poder especulativo financiero. En el año 2006 con la esperanza de que esa magra realidad cambiara, las organizaciones populares y sectores progresistas promovieron un “cambio de época” que se plasmó en la Constitución de Montecristi.
Sin embargo, la derecha y la oligarquía criolla opusieron resistencia al cambio de la estructura capitalista del Estado, que es el real obstáculo para que no podamos explotar los recursos naturales con soberanía y contar con un ordenamiento jurídico y económico que permita mejorar las condiciones de vida de todos los ecuatorianos.
Ilusos fuimos al creer en las manifestaciones de soberanía por la salida de la Base Yanqui en Manta y en contra de un TLC con EE-UU, y en los pronunciamientos por el fortalecimiento de las relaciones con la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR. Lamentablemente, pudo más el poder oligárquico, que sin descaro se infiltró en los sectores estratégicos del gobierno, para desde allí defender sus intereses de clase.
La caída de los precios del petróleo los ha delatado. La época de las vacas gordas sirvió más para publicitar el proyecto político reformista que para hacer la obra nacional que le corresponde.  Mientras que para sostenerse, en la época de las vacas flacas se sigue endeudando al país con el imperio chino que le impone recetas monetarias al mismo estilo del FMI.
Por eso no nos debe extrañar que, los actuales revolucionarios y otros camuflados de “centristas e independientes” se asusten con la presencia en las calles del pueblo organizado, que con valentía inquebrantable y fe patriótica luchan por la patria nueva. Se asustan por el solo hecho de recordarles que ofrecieron una revolución y no la modernización del estado capitalista. Se molestan por decirles que son un grupo político estéril que al igual que en las últimos cuarenta años, en estos 8 años de “revolución ciudadana”, lo único que han hecho, es defender al sistema neoliberal.  
Queda entonces, que hombres y mujeres progresistas junto a las organizaciones populares comprometidas con el país del buen vivir, aceren la unidad para construir una democracia a favor del pueblo y no en contra de él.

viernes, 9 de octubre de 2015

En Mandariacu no hay sobre precio sino un ajuste de precios


Ante la presunta corrupción en la contratación y construcción de la Hidroeléctrica Mandariacu, obra denominada como “emblemática de la revolución ciudadana”, la Comisión Anticorrupción cree que podrían estar involucrados funcionarios de la Prefectura de Pichincha, de la Corporación Eléctrica, de la Contraloría General y de la transnacional Odebrecht, quienes serían los responsables de un sobre precio que supera los cien millones de dólares y de la generación de apenas el 15% de la energía contratada.
A estos hechos, altas autoridades gubernamentales, responden que las acusaciones de la Comisión Anticorrupción son demagógicas, que no hay sobre precio sino un ajuste de precios. Que los comisionados, parte de la vieja partidocracia, hacen afirmaciones sin ningún fundamento legal, sino con el “sólo objetivo de hacer alharaca y lograr algún dudoso protagonismo que los mantenga políticamente”.
Sin embargo, cuando se arrebató los dineros de los profesores en el Fondo de Cesantía del Magisterio, y ante el reclamo de más de seis mil personas entre profesores activos y jubilados que invirtieron para la Hidroeléctrica Sabanilla se manifestó, que se iban a averiguar hasta las últimas consecuencias caiga quien caiga, los supuestos malos manejos del Fondo, sin que hasta la presente se demuestre nada ni se haya hecho conocer el borrador del informe donde
se afirmaba que habían dineros públicos. Consecuencia de aquel atropello, se paralizó por decir lo menos, la construcción de la central hidroeléctrica de 30 megavatios, cuyos trabajos con una duración de tres años estaban previstos iniciarse este mes, que aparte de generar fuentes de trabajo local, contribuiría a cubrir el déficit de energía eléctrica que tiene el país.
El Gobierno, lejos de dar las facilidades para que se aclaren los hechos denunciados, amenazan con enjuiciar a los comisionados, por redactar un informe “lleno de imprecisiones y omitir información clave para entender en su conjunto y transparentemente, el Proyecto Hidroeléctrico Manduriacu”. Claro, cuando se trata de defender su “proceso revolucionario”, todo es válido, están por encima de todo, se valen de medios constitucionales e institucionales para deslegitimar o dividir al movimiento sindical y con mayor empeño a la UNE, llegando al extremo de judicializar el pensamiento crítico para acallar a los líderes gremiales y de la oposición política.

viernes, 2 de octubre de 2015

La Lección más Grande del Mundo



La humanidad toda puede vivenciar en estos tiempos, una serie de cambios y transformaciones sociales, que provocan de manera acelerada también una crisis compleja en las relaciones sociales de las personas. Preocupada de esta realidad, la ONU, celebró la semana pasada su Asamblea General, en la que se aprobó las “Metas de Desarrollo Sustentable 2015-2030”.
Cabe recordar que durante el Foro Mundial de Educación realizado en mayo de este año en Corea, la UNICEF y Project Everyone, lanzó la iniciativa de “La Lección más Grande del Mundo” con el propósito de que los docentes en las escuelas, socialicen a los niños de cuarto a décimo año, los “17 Objetivos de Desarrollo Sostenible”, ya que ellos en un futuro cercano serán “la generación que cambie el mundo". Nuestro país -no sin antes “asegurar” que ha cumplido el 98% de los objetivos 2000-2015-, asumió la nueva iniciativa.
La campaña propone que los niños, adolescentes y jóvenes con la ayuda de los docentes, preparen una lección y asuman como su deber, conocer y reflexionar acerca de los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable, aprobados el pasado 26 de septiembre durante la Asamblea de la ONU.
Sin embargo, el debate en relación a la erradicación de la pobreza, la lucha contra el hambre, gozar de buena salud, acceso a educación de calidad, servicios básicos, empleo digno, lucha por la paz y la justicia entre otros, no puede quedar en una “clase”. Hay que preparar una gran lección, bajo un modelo de educación que trascienda el mercado de trabajo y de consumo. Precisamos construir un modelo alternativo y emancipador que sea un verdadero derecho humano y haga frente a la crisis capitalista.
Le corresponde a toda la sociedad y en especial a los estados, trabajar para que el ser humano y el medio ambiente existan en armonía y de manera realmente sustentable. Para ello es necesario eliminar las desigualdades sociales que separa a los pueblos y a las personas, y en su lugar promover la solidaridad para colectivamente ocuparnos del anhelado buen vivir.
En fin, más allá, de “La Lección más Grande del Mundo”, la educación debe partir de un enfoque crítico e intercultural que desafíe todo tipo de discriminaciones y apostar a políticas públicas que garanticen la plena vigencia de los derechos constitucionales y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sustentable, aprobados recientemente por la Naciones Unidas.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Deterioro del orden y disciplina escolar.



En los últimos tiempos, con mucha facilidad los niños y adolescentes incorporan el denominado fenómeno de la moda que nos imponen la televisión y las redes sociales. Esta influencia desigual e incontrolable llega promocionada por actores, artistas, deportistas e increíblemente por pandillas cuya acción ha sido legalizada por el miedo y por el entorno en el que actúan.

Ciertos ciudadanos, con ligereza juzgan el comportamiento social de niños y jóvenes por su vestimenta, corte del cabello o uso de aretes. Si bien, en observancia al lugar al que se asiste, no se pueden vestir inadecuadas prendas o convertir las partes de su cuerpo en murales de exposición de arte moderno. Uno de esos sitios, es la escuela, y aunque resulte difícil, en ella hay que impedir que la alienación nos gane.

A pesar de que la mayoría de estudiantes cumplen las normas que establece el código de convivencia escolar, sin duda, hay quienes intencionalmente las contravienen. Por ejemplo durante la jornada escolar, pocos, pero al fin hay estudiantes que ya se han despojado de su uniforme y han cambiado su peinado, agravándose el problema a la hora de realizar actividades extraescolares, donde son las modas callejeras las que irresponsablemente han sido incorporadas por los chicos y chicas.

Los profesores opinan que estos nuevos, insospechados e imprescindibles modales que asume la juventud, son un reflejo de las tendencias que priman en el ajeno entorno de la escuela, lo cual evidencia el incremento del irrespeto hacia las normas que complementan la formación integral del estudiante y del proceso educativo. Ante esta realidad, los padres de familia se preguntan “sí existen norman legales, por qué no hay quienes tengan la responsabilidad de hacerlas cumplir".

Aunque parezca improbable, hay padres y madres de familia, que ven esas actitudes y modismos como normales; poco se interesan por la forma en que sus hijos visten para asistir a clases e incluso hay quienes las festejan, promueven o lo que es peor, les da lo mismo que los chicos vayan con pantalones rotos intencionalmente o que las chicas usen pantalones que apenas cubran la pelvis y que las faldas y blusas parezcan haberse encogido.

Desde luego es muy preocupante, que haya directivos y profesores que finjan ser ciegos ante las violaciones del código de convivencia escolar, y así involuntariamente, se permita el deterioro del orden y la disciplina en la escuela.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Educar con el ejemplo en la escuela y en el hogar

El inicio de semana, la madre de un chico expresaba a otra: “duele escuchar y ver los malos modales de los niños porque ya no se educa con el ejemplo…” Coincidencialmente, la institución recibió la visita de los auditores educativos, una de las preguntas al grupo de docentes, fue “¿en la escuela los profesores educan con el ejemplo?”. 

Me indago ¿qué es educar con el ejemplo y cuál es el referente para decidir qué son malos modales? En el afán de explicarme, recordé las palabras del Profesor Zimardo: “no hay pequeñas malcriadeces, una malcriadeza es una malcriadeza y hay que corregirla… me apena que incluso dentro de las escuelas haya estudiantes que no respetan a los mayores y mucho menos se respeten entre ellos”.

Creo que nosotros mismos nos irrespetamos todo el tiempo, al consentir y oír a personas poco atentas y malintencionadas, que no ponen en práctica los buenos modales. Sí, esas normas que pautan nuestro trato y comportamiento en cualquier situación con quienes conocemos y desconocemos, sin importar la edad.

Nadie duda que en casa los padres no siembren y cuiden de los buenos modales que florecerán después, y que la escuela los reforzará en correspondencia con los principios institucionales y del entorno social. Tampoco hay dudas sobre la necesidad de educar con el ejemplo antes de pronunciar discursos retóricos. Sin embargo, cada vez son menos los padres que inculcan a sus hijos normas básicas de convivencia social, que siendo parte de una educación formal, no necesariamente, deben enseñarse como contenidos de una asignatura como la matemática o las ciencias naturales, si, como ejes transversales a éstas.

El hecho de reconocer que hay malos modales, explica que somos capaces de distinguir entre lo que hacemos y lo que debe hacerse, pero lamentablemente ello no implica que seamos capaces de corregir a quien, justo a nuestro lado, incumple con determinadas reglas. Y al final, no tiene caso culpar a la escuela o a la familia.

Los maestros deben tener claro, que su ejemplo muchas veces se toma con más firmeza que el que se tiene en el hogar, por tanto debe fomentarse el vínculo entre la escuela y la familia, caso contrario el aprendizaje de los buenos modales quedará en terreno de nadie, o quizá solo escrito en códigos de convivencia que no pueden llegar a todos por innumerables razones.