“En algún lugar de la noche, la historia resurge en llamaradas y el nombre de la patria se escribe con luces danzantes, pero la parafernalia del pasado ostenta un vicio y en una disimulada ausencia se elude la versión de los vencidos.”
Los regímenes emanados de la Independencia ecuatoriana edificaron a los
ídolos y a los caudillos de la historia oficial, crearon las estampas de un
paisaje campirano como sinónimo del nacionalismo, construyeron mitos y los
divulgaron a través del arte y la educación en murales, en libros de texto y
monumentos, en festejos solemnes y desfiles “cívicos militares”. Ahora, cuando
los sacrosantos postulados independentistas se han desvanecido, en plena
globalización y sometidos a los designios de los poderes de turno, la
propagación del patriotismo es un argumento más en la industria del
entretenimiento.
Los ciudadanos, pero especialmente la niñez y la juventud lojana deben
saber, que el pronunciamiento de la Independencia de Loja fue saboteado por el
Alcalde de Loja, don Pio de Valdivieso, quien decía que era preferible seguir
dependiendo de la realeza española porque ella le proporcionaba un sistema de
gobierno de gozo y con mayor tranquilidad, obviamente gozo y tranquilidad para
ellos, para los que le hacían la venia a la corona española.
Nuestra niñez y juventud deben saber, que Don Pio de Valdivieso, simulo
respetar el movimiento popular, aunque su plan era anular el movimiento
patriótico, del cual se refería como un débil movimiento de cuatro o cinco
hombres, acompañados de unos cuantos chiquillos que con tambores y pitos
proclamaban “Viva la Libertad y la Patria…”
Sin embargo, en los últimos años, la celebración de la Independencia de
Loja y de otras ciudades, se extiende por dos o tres días con espectáculos
bulliciosos multimedia organizados por el gobierno nacional y seccional,
los cuales cuestan miles de dólares.
Hoy poco se enfatiza los episodios de la historia desde el punto de
vista popular, es necesario que los y las docentes tomemos conciencia a fin de
proyectar en los y las estudiantes los verdaderos destellos de la memoria
colectiva de los pueblos, es hora de dejar de lado las acostumbradas letanías
del pasado oficial y la industria del entretenimiento sensorial: los
espectadores perciben las luces, las sombras y el sonido y se conmueven pero no
reflexionan acerca de la importancia que tienen los hechos históricos, en
este caso, la proclamación de la Independencia el 18 de noviembre de 1820, pues
esta salvó el prestigio histórico y patriótico de Loja y la Provincia, pese a
la oposición del Cabildo y Alcalde realista gobierno sumiso a la corona
española.
Cuando el espectáculo de ceremonias, desfiles y bailes concluyan se
extinguirá por un año el pasado histórico y en el recuerdo de los niños,
jóvenes y ciudadanía permanecerán solamente los efectos visuales del
espectáculo.
Los días siguientes, la gesta histórica de los Pinto, Picoita, Peña,
García, Zambrano entre otros, retornará a los libros que no se leerán, estos
héroes incomprendidos esperarán un año para una aparente reivindicación y las
lecciones del pasado serán letra muerta porque son pocos los que escudriñan la
historia para comprender el presente.
Hoy por hoy, con la oportunidad perdida de releer el pasado para
repensar el porvenir, la única reflexión posible es reconocer que el presente
empezó a escribirse en el pasado y que, por lo tanto, el futuro no debe ser
escrito por manos ajenas.