Un partido político es un grupo de personas que dicen practicar
un mismo ideario político. La historia en todo el mundo nos da cuenta de la
existencia de partidos políticos de derecha y de izquierda. El aparecimiento de
partidos o movimientos políticos de centro e independientes no existe; es un
espejismo, un eufemismo creado por el neoliberalismo para detener el avance de
los pueblos en su camino hacia la emancipación.
Los partidos de derecha habitualmente están integrados por
personas de clase socioeconómica alta, que desde posiciones conservadoras
luchan por la defensa de sus intereses y la propiedad privada, para ello aluden
a ofertas de mejoramiento a los sectores de la clase media y de ayudas misericordiosas
a los sectores más pobres. Tienen una facilidad increíble para cambiar de
denominación y usar eslóganes populares como el de “pan techo y empleo”, “otro
Ecuador es posible”, cuando en la práctica son sectores reaccionarios que
en complicidad de empresarios, banqueros, transnacionales e incluso de la
embajada “yoni” financian campañas por
“amor a la patria”, en su afán de consolidar el modelo de saqueo y
sobreexplotación del trabajo, de inequidad e injusticia social, cuyos
resultados están a la vista: concentración de la riqueza en pocas manos,
expansión de la pobreza y exclusión social para las mayorías populares.
En todos los pueblos del mundo, la derecha necesita garantizar
su continuidad en el Poder e impedir las victorias populares ya sea mediante
levantamientos o vía de elecciones. Para ello, llevado por el pánico que les
causa el crecimiento de las organizaciones populares, no vacilan jamás en
reforzar sus características autoritarias, represivas y cínicas. La democracia
representativa que defienden se contradice con la persecución a todo aquel que
se opone al pensamiento oficial.
Queda por tanto como tarea revolucionaria a los partidos de
izquierda, que junto a los trabajadores, campesinos, maestros y sectores
populares, tenemos la responsabilidad de organizar la resistencia y lucha
conjunta para persistir en el derecho a la resistencia en defensa de la
soberanía y el buen vivir.