Con una variedad de coreografías se inició el Campeonato
Mundial de Fútbol. Los medios de comunicación en todo el mundo han dado más
importancia a la promoción futbolera que a los palpitantes problemas sociales y
de la geopolítica. La fogosidad comercial se debe al multimillonario negocio que
se genera alrededor del rey de los deportes.
En Brasil desde octubre de 2007 en que fue designado sede
del mundial, gran parte de la población ha pagado con desplazamientos y
protestas sociales las consecuencias de organizar un evento de tal magnitud, en
el que se han invertido algo así como 10.000 millones de dólares, “cuya
recuperación es improbable”, y los
beneficios para los sectores populares es efímera, pues buena parte de los
estadios son de propiedad privada de los clubes.
El propósito de los organizadores y auspiciantes del Mundial
2014 es “generar rentabilidad capitalista. Mientras miles de fanáticos vibrarán
con los goles de sus selecciones, los agentes de mercado se emocionan con hacer
su negocio mundial por estos días.
Cabe preguntarnos quién propone ser sede de un mundial de
fútbol, ¿los gobernantes o los empresarios?. Obviamente los empresarios que
aliados a la FIFA, manejan anualmente un negocio superior a los 500.000
millones de dólares, de los cuales mayoritariamente se benefician las empresas
transnacionales.
La prensa brasilera, da por descontado que durante el
mundial las
manifestaciones públicas de descontento se multipliquen, es decir, a la cancha junto al balón de fútbol habrá saltado la política.
Recordemos que estas protestas recrudecieron desde junio de 2013 pidiendo la
reducción del costo del transporte público y en exigencia de programas de
vivienda por parte del movimiento de los sin tierra, lo cual derivó en el
rechazo a la organización del mundial de fútbol.
Si bien la atención estará fijada en los resultados de cada
partido, es preciso recordar que “la única victoria que merece la pena es la de
la dignidad humana” y la lucha por recuperar el fútbol para el pueblo sacándolo
del mercantilismo capitalista.