viernes, 18 de julio de 2014

Partidos políticos o club de socios con derechos reservados


La semana anterior el Consejo Nacional Electoral aprobó la eliminación del registro electoral del PRIAN, PRE, MPD y Ruptura, argumentando que no cumplieron con los requisitos que señala el Código de la Democracia. Acto seguido, los dirigentes de estas agrupaciones iniciaron acciones legales para apelar tales decisiones, según manifestaron porque éstas no se “apegan a derecho” o son “aberraciones políticas por estar en la oposición”; y que más allá del fallo, ellos “seguirán en la palestra política defendiendo los derechos”; no sé, si los suyos o los de los de la ciudadanía.

El hecho cierto es que, las cuatro organizaciones ya no podrán contar con los derechos políticos que contempla la Constitución y el propio órgano electoral, y consecuentemente no dispondrán de los beneficios económicos estimados en algo más de 9 millones de dólares.

Debe reflexionarse en el hecho de que el simple cumplimiento o no de ciertos requisitos, no debe ser el factor determinante para la existencia de tal o cual partido o movimiento político. Lo importante debe ser evaluar el grado de vinculación de estos con las masas y su influencia en el diagnóstico y propuestas de alternativas de solución a la problemática social y nacional, a partir de acciones de educación y formación política que generen a su vez una auténtica democracia interna.
Quizá las decisiones del CNE resulten una medida de endurecimiento que afecte al sistema de representación popular, pero éstas no evitarán que ciertas agrupaciones que “a leguas” no gozan del respaldo popular, sigan siendo una especie de club de socios con derechos reservados que se hacen respaldar de un grupo de fanáticos llenos de esperanzas postergadas
Finalmente, las agrupaciones políticas que aún constan en el registro electoral, ni remotamente representan la pluralidad política y mucho menos son el reflejo de verdaderas alternativas organizativas para los ecuatorianos, porque algunas han sido paridas de otras por la pérdida de prestigio, por el oportunismo o porque sus dirigentes han hipotecado el acumulado histórico de lucha que los sectores populares han pagado con sus vidas.