La frase que intitulo hoy, pertenece a José Martí. El pasado viernes 28 de enero, coinciden el 167 año del nacimiento del Apóstol” con el 110 aniversario del asesinato del “Viejo Luchador”. Uno y otro desde muy temprana edad mostraron su compromiso con la liberación de América. Martí fue un revolucionario incansable en el arte y en la política, escritor, ensayista, poeta, periodista, gran pensador, orador, diplomático y político. La influencia de su pensamiento es tal que aún hoy día, su figura es respetada y entrañable. El ideario martiano es la base que da sentido a la identidad y nacionalidad del pueblo cubano. Es por ello, que los ciudadanos de la isla, le otorgaron el muy merecido título de “El Apóstol”.
Su vida y todas sus tareas tuvieron una sola meta, la unidad de todo el pueblo, la expulsión del dominio colonial español de la Isla, evitar el peligro de una expansión estadounidense y fundar una república libre, soberana e independiente, “con todos y para el bien de todos”. Centraré este artículo más a dar una mirada de su pensamiento pedagógico, ya habrá tiempo para ahondar en su trayectoria personal y sobre todo en la posición política del más universal de los cubanos y su compromiso a favor de la libertad y la educación, cuyo ejemplo emancipador, asumimos como propio los educadores ecuatorianos.
En la actualidad, la pandemia a puesto a prueba no solamente al sistema de salud pública, sino, además, al sistema educativo, cuyas autoridades “no dan pie con bola”. Subjetivamente ayer casi todo el país estaba semaforizado en rojo por el COE-Nacional, de pronto la propia pandemia se vuelve mágica y desaparece. Al punto que en el cantón Guayaquil se evidencia un tira y jala entre las rubias de la educación y la alcaldía, poniendo en entre dicho la dignidad, solvencia y el papel del profesor, así como la responsabilidad social de los padres de familia y de los ciudadanos. Mientras de manera permanente, el gobierno del desencuentro, el ministerio de educación y buena parte de los grandes medios de comunicación fomentan cuestionamientos en contra del magisterio organizado.
Afortunadamente el pueblo ecuatoriano sabe del compromiso y sagacidad de los maestros y maestras unionistas, sabe de nuestra propuesta educativa, sabe que nuestro espíritu y pensamiento han sido y seguirán siendo parte esencial del humanismo y de responsabilidad histórica con el presente y futuro de la educación, de la niñez y juventud y de la sociedad. Nuestra propuesta conlleva una propuesta de liberación, personal y colectiva, y la construcción de una globalización que recobre la esperanza y siembre el servicio y la solidaridad, por ello se constituye en un eslabón clave para lograr esa educación de calidad y humanista, que ha sido acallada por la oligarquía de turno.
Finalmente, los maestros unionistas sabemos que para superar la profunda crisis que padecemos, debemos hacer de la educación una herramienta de transformación y liberación; y, así recobrar la esencia humanizadora que forme personas capaces de vivir, de defender la vida y de dar vida para matar a la ignorancia.