Las respuestas del Gobierno y la Asamblea Nacional a las necesidades más imperiosas de la sociedad resultan inconcebibles. Solamente son “pan y circo”. Impuestos que caen sobre los hombros de los sectores menos favorecidos. No hay verdaderas alternativas para superar las raíces de la corrupción que finalmente es la que origina más pobreza. Parece que para ellos nada hay que cambiar, o quizás sí, ahora quieren una Constitución a su medida, la del 98 que fue redactada en los cuarteles por intocables personajes que aún siguen pululando por el Palacio Legislativo, forjando leyes para que los ricos se sigan haciendo más ricos.
Ante la crisis los sectores populares y los trabajadores han anunciado movilizaciones para exigir el combate a la corrupción y el cumplimiento de derechos; la respuesta de siempre es acusarlos de disociadores, anarquistas, comunistas, anti patria, etc., etc. Incluso los grandes medios de comunicación se ensañan con los pobres, callan o distorsionan que desde las organizaciones populares y de izquierda, no se pretende quitar nada a los ricos, lo que exigen fundamentalmente es que la riqueza nacional, no la de ellos, sea distribuida en función de lo que la sociedad necesita, para que atienda y resuelva los más apremiantes problemas que soporta el Ecuador.
A diario nos enteramos que la corrupción apareada al narcotráfico ha “hecho metástasis” en los organismos de todos los poderes del Estado. En realidad, pienso que lo que realmente pasa es que la corrupción se ha convertido en una política de Estado, la que cada nuevo gobernante la conoce y sin embargo no hace nada por extirparla. Hay que agregar, que desde hace varios años la agudización de las leyes y de la represión sobre el narcotráfico en Colombia, nuestro país dio cabida a narcotraficantes de varias nacionalidades, al principio como país de paso y luego para la refinación y la producción de cocaína, que posteriormente es trasladada a los centros de consumo en Estados Unidos y Europa.
La pregunta es: ¿a dónde van los capitales provenientes del narcotráfico? Las leyes ecuatorianas se ajustaron para que estos capitales provenientes de la mafia sean invertidos con ciertas características de operación de una empresa capitalista normal, cuya inversión se realiza en actividades económicas más rentables como bancos, financieras, seguros, agroindustria, etc. Por lo tanto, la distribución de los narcodólares es sumamente diversificada dentro de la economía formal y para ello utiliza a los funcionarios públicos, a los que a pesar de habérseles comprobado desde el SRI y en sus cuentas inexplicables ingresos monetarios no se hace nada, o se hace muy poco, se castiga a los pequeños distribuidores y consumidores que finalmente terminan masacrándose entre ellos dentro de las cárceles.
Lo que a todas luces sabemos es que, con esos dineros sucios, los gobiernos de turno han financiado a las fuerzas represivas y mediáticas con el afán de perpetuar el modelo neoliberal en el poder, prolongando el sufrimiento de las clases populares. Por eso, la tarea es, la unidad y la lucha organizada, lo demás vendrá por añadidura…