Ayer he pedido a la Virgen María,
a la Virgen del Rocío, a la Virgen de Fátima
e incluso a la Virgen del Carmen, porque si
naciste en julio debiste llamarte Carmen…
Les he pedido que no, que ¡no quiero!
descubrir el misterio que esconden tus ojos,
ni el misterio de tu dulce sonrisa,
ni el misterio de tus sutiles caricias,
ni el misterio de tu sensualidad,
ni el misterio del sabor de tus labios,
porque prefiero el encanto del misterio
a la nostalgia del descubrimiento...
Nota:
“Míriam, llamada María
por la cristiandad, era el nombre
original hebreo, que significa
Doncella o Princesa”