viernes, 28 de julio de 2017

Donde hay poca justicia es un peligro tener la razón


Los criterios que en los últimos días propagamos los ecuatorianos en cuanto a si la justicia tiene o no autonomía respecto del gobierno de turno, nos muestra la cruda realidad que ostenta el poder, donde las reglas no están para ser cumplidas por ellos, sino por los otros, dejando a la gran mayoría en indefensión.
Parece normal que si se trata de aplicar justicia a los otros está bien, pero si se trata de nosotros, no. Si demandamos justicia porque se ha cometido algún hecho doloso, esperamos que los encargados de impartirla actúen apegados a las leyes, traten de ser objetivos y que su aplicación sea ágil a fin de que se reparen los daños cometidos. No esperamos que esa justicia nos complazca a todos, ni que necesariamente se dé a todos los mismo.
Así como reza el refrán de que las cosas son del color del cristal con que se las mira; así mismo los ciudadanos tenemos ideas muy diferentes de ver el contexto social, de ver las injusticias. Por ejemplo, mientras unas personas ven de manera loable que otras hagan un bingo de solidaridad, para ayudar a palear los gastos médicos de un enfermo, otros podrán ver la misma acción solidaria como una injusticia causada por las desatenciones del estado al no atender las necesidades de salud conforme lo estipula la Constitución. El problema no está en la visión, radica en los políticos que se la pasan en discusiones inútiles tratando de averiguar qué es justo o injusto, descuidando la realidad de aquellos que siempre han estado en el sálvense quien pueda, postergados de los más elementales servicios para sobrevivir,
En el presente gobierno al igual que en el anterior, desde el poder ejecutivo como del legislativo, siguen las discusiones estériles sobre las leyes para garantizar los servicios sociales, se dilatan con entretelones como la llegada del Papa, los partidos de la selección, los fraudulentos dineros de Odebrecht, en fin, por cualquier cosa, pero se retardan, dejando a los sectores populares en orfandad permanente.
El gobierno del Presidente Moreno, tiene ahora la dura tarea de erradicar la disposición de su predecesor respecto que la justicia debe mantenerse al margen de los neo revolucionarios, aun cuando haya claros indicios de corrupción, caso contrario cobra vigencia la frase de Francisco de Quevedo: “Donde hay poca justicia es un peligro tener la razón”.