viernes, 14 de julio de 2017

La escuela del mundo al revés

El título que precede es parte del libro de Eduardo Galeano “Patas arriba”. Como él mismo lo describe, nos encontramos con un modelo de sociedad y de escuela que se contradice con la lógica del respeto a los demás, y nos muestra una realidad inhumana, propia del decadente sistema capitalista.
Mientras el Ministro de Educación anuncia acciones para mejorar la calidad de la educación, por ejemplo, reformas al sistema de ingreso a la universidad y reapertura de escuelas unidocentes; el anterior Ministro y otros colaboradores del Presidente Correa, censuran estas intenciones. Será acaso como parodia Galeano, se estará planteando una reforma educativa al revés. Al revés también pareciera el dialogo que propone el Presidente Moreno, que en el campo educativo insiste en educar en y para la libertad, y sin embargo se mantiene la las políticas de reprensión propia de las dictaduras políticas, como la judicialización de la protesta social y la persecución a los dirigentes políticos y sociales que no se alinean al pensamiento oficial.
Los cambios educativos parecieran ser del mundo al revés del que habla Galeano, puesto que se dice que los estudiantes tendrán derecho a una formación integral, para ello se propone un bachillerato general unificado que reduce los aprendizajes a las destrezas con criterios de desempeño y un bachillerato internacional excluyente y ajeno a la realidad nacional, en los que se concibe a los estudiantes como “capital humano”, priorizando la dimensión de emprendimiento y lo económico, y no la condición de ser humano. Lo importante de este modelo al revés, es garantizar la dependencia y no la anunciada educación liberadora para alcanzar el buen vivir.
La escuela del mundo al revés habla de la inclusión pero en realidad es excluyente, ya que niega a los alumnos con capacidades diferentes el derecho a recibir educación y atención especial al no dotar de los profesionales para ello. Se habla del derecho a la diversidad y al reconocimiento de las diferencias, pero se impone una evaluación estandarizada a todos.
Creyendo que la escuela es el centro de atención, se construyen escuelas del milenio que dejan a los alumnos fuera con el cierre masivo de escuelas unidocentes en el sector rural e indígenas o alejándolos de sus lugares de origen. En el modelo revolucionario no es necesario estudiar para profesor, cualquiera puede serlo, es decir se desprofesionaliza al docente. Así el cambio y las soluciones no serán posibles.