Los sectores populares, los de a pie, los que forman parte del más del veinte por ciento que está en la parte inferior de la permanente y degradante brecha social y económica denominada pobreza. Que ellos no entiendan, sí las enmiendas son reformas o sí éstas son enmiendas, es comprensible. Pero al decir del ex mandatario Noboa, “que algunos congresistas sean como los ignoritos”; sí es preocupante.
Se ha señalado que las “enmiendas” han sido socializadas durante un año por todo el territorio. Que se han realizado varios cambios. Que ya no son diecisiete ni dieciséis, que ahora son quince. En el supuesto de tal socialización, de que sirvió, si a última hora, al Presidente, se le ocurre agregar dos transitorias, que no constaban en el paquete que la Corte Constitucional aprobó.
Una de las transitorias dispone que quienes hayan sido electos por dos ocasiones consecutivas, incluido el Presidente, no podrán postularse en los comicios de 2017. Sin embargo, hay un as bajo la manga. Que la astucia revolucionaria con la mayoría legislativa, pueda interpretar las “enmiendas”, para permitirle una tercera postulación presidencial al líder oficialista.
La historia nos da cuenta, que las consecuencias políticas de dejarse llevar por los delirios del poder, siempre son adversas, cuando no trágicas. Un ejemplo cercano, es el ex Presidente Fujimori.
Vale recalcar, que para los gobiernos populistas, es más provechoso socializar la demagogia convirtiendo sus responsabilidades en consignas; y no, academizar el debate de ideas, menos una consulta popular, como debió haber sucedido con los cambios a la Constitución, que de momento son parte de la polémica entre ecuatorianos, polémica que seguirá más allá del Palacio Legislativo, seguirá en las calles y plazas.
Un día después de la aprobación de las “enmiendas”, la prepotencia sigue allí. Corresponde a las organizaciones gremiales, a los sectores populares y progresistas, generar el debate y la propuesta de reales alternativas para revertir esa situación de autoritarismo amparada en la propaganda y socialización de consignas populistas.
Juan Montalvo dice que “solo el debate de ideas nos hará libres, fuertes y sin temor a las cadenas y mordazas”, que limitan la vida institucional y democrática. Al fin y al cabo, el sueño del buen vivir es una tarea inconclusa; y, a los ecuatorianos nos corresponde empezar a responder por ella.