Por
reiteradas ocasiones se ha manifestado que la actual Constitución del Ecuador
es garantista y de derechos progresivos. Sin embargo, a diario se restringen
derechos. Cada vez son más los sectores que, en materia laboral opinan, que la
enmienda aprobada por la Asamblea Nacional, es regresiva.
El
oficialismo expresa que el cambio no es retroactivo, que estarán regidos por la
LOSEP solo los trabajadores que ingresen al sector público, mientras que los
otros, seguirán amparados por el Código del Trabajo. Lo cierto es que, con la
enmienda los trabajadores del sector público perderán el derecho al contrato
colectivo y, aunque se diga lo contrario, el derecho a la organización
sindical.
Ahora,
los trabajadores y sus organizaciones, deben reflexionar su nuevo rol, un rol
que sin perder su identidad de clase, pueda confrontar la política antipopular
y enfrentarse a la arremetida globalizadora que impone nuevas normativas para
satisfacer el insaciable apetito de las transnacionales, afectando las conquistas
del sector laboral.
Las
nuevas acciones de los trabajadores, tienen que estar dirigidas a enfrentar la flexibilización
laboral y la reestructuración del sector público, que a pretexto de la baja del
precio del petróleo, despide cada vez a más trabajadores, provocando mayor
desempleo y recortando derechos. Los recientes cambios en el ámbito laboral,
exigen luchar por un trabajo decente y una vida digna, consecuentemente la
urgencia de fortalecer la unidad sindical e intersindical y con las
organizaciones populares.
La
embestida neoliberal que reaparece con fuerza, obliga a los trabajadores a
diagnosticar su accionar y las amenazas crecientes que se avecinan, esto
implica mejorar su capacidad de respuesta, y para ello también, mejorar la
educación sindical de la dirigencia y de las bases.
Dos
factores subyacen en el relativo apoyo de una parte de los trabajadores al
gobierno. El primero, la manipulación de la frágil dirigencia y, segundo, quizá
el más influyente, la formación paralela de sindicatos. Esto precisa que la
Gloriosa UNE junto a los sectores populares y las organizaciones gremiales, independientemente
de que sean públicas o privadas, tengan por meta, la formación de una sola
organización nacional, la cual acompañada de un una actitud y un plan de
alternativas al abuso, prepotencia y arrogancia, se opongan a la política
neoliberal y a los intereses de la gran oligarquía empresarial, a la que se
somete el gobierno nacional, el cual, en los últimos días ha mostrado de frente
su naturaleza reaccionaria, sin dudar en adoptar medidas que afectan a los sectores
populares.
La
educación sindical, sin dejar de lado las justas aspiraciones reivindicativas,
debe tener en cuenta la formación integral, humanista y política, el estudio de
las propuestas económicas del gobierno y la realidad nacional e internacional.
En
el caso particular de los maestros y maestras, urge recrear la historia de la
Gloriosa UNE, para refrescar en nuestra memoria cómo durante estos setenta
años, se han forjado aquellas jornadas protagonizadas
por los maestros y las clases populares en insuperables marchas de unidad, para
levantar la conciencia solidaria, con la clara idea de dejar de lado la
indiferencia y los temores, en fin…, para luchar por nuestra dignidad.