domingo, 13 de diciembre de 2015

Educación sindical, reivindicativa e integral para luchar por la dignidad

Por reiteradas ocasiones se ha manifestado que la actual Constitución del Ecuador es garantista y de derechos progresivos. Sin embargo, a diario se restringen derechos. Cada vez son más los sectores que, en materia laboral opinan, que la enmienda aprobada por la Asamblea Nacional, es regresiva.
El oficialismo expresa que el cambio no es retroactivo, que estarán regidos por la LOSEP solo los trabajadores que ingresen al sector público, mientras que los otros, seguirán amparados por el Código del Trabajo. Lo cierto es que, con la enmienda los trabajadores del sector público perderán el derecho al contrato colectivo y, aunque se diga lo contrario, el derecho a la organización sindical.
Ahora, los trabajadores y sus organizaciones, deben reflexionar su nuevo rol, un rol que sin perder su identidad de clase, pueda confrontar la política antipopular y enfrentarse a la arremetida globalizadora que impone nuevas normativas para satisfacer el insaciable apetito de las transnacionales, afectando las conquistas del sector laboral.
Las nuevas acciones de los trabajadores, tienen que estar dirigidas a enfrentar la flexibilización laboral y la reestructuración del sector público, que a pretexto de la baja del precio del petróleo, despide cada vez a más trabajadores, provocando mayor desempleo y recortando derechos. Los recientes cambios en el ámbito laboral, exigen luchar por un trabajo decente y una vida digna, consecuentemente la urgencia de fortalecer la unidad sindical e intersindical y con las organizaciones populares.
La embestida neoliberal que reaparece con fuerza, obliga a los trabajadores a diagnosticar su accionar y las amenazas crecientes que se avecinan, esto implica mejorar su capacidad de respuesta, y para ello también, mejorar la educación sindical de la dirigencia y de las bases.
Dos factores subyacen en el relativo apoyo de una parte de los trabajadores al gobierno. El primero, la manipulación de la frágil dirigencia y, segundo, quizá el más influyente, la formación paralela de sindicatos. Esto precisa que la Gloriosa UNE junto a los sectores populares y las organizaciones gremiales, independientemente de que sean públicas o privadas, tengan por meta, la formación de una sola organización nacional, la cual acompañada de un una actitud y un plan de alternativas al abuso, prepotencia y arrogancia, se opongan a la política neoliberal y a los intereses de la gran oligarquía empresarial, a la que se somete el gobierno nacional, el cual, en los últimos días ha mostrado de frente su naturaleza reaccionaria, sin dudar en adoptar medidas que afectan a los sectores populares.
La educación sindical, sin dejar de lado las justas aspiraciones reivindicativas, debe tener en cuenta la formación integral, humanista y política, el estudio de las propuestas económicas del gobierno y la realidad nacional e internacional.
En el caso particular de los maestros y maestras, urge recrear la historia de la Gloriosa UNE, para refrescar en nuestra memoria cómo durante estos setenta años, se han forjado aquellas jornadas protagonizadas por los maestros y las clases populares en insuperables marchas de unidad, para levantar la conciencia solidaria, con la clara idea de dejar de lado la indiferencia y los temores, en fin…, para luchar por nuestra dignidad.