El involucramiento
en actos de corrupción de una asambleísta, ha puesto en actualidad el tema de
la “lucha contra la corrupción”. La expulsión de las filas del movimiento
oficial, la posible destitución e incluso la probable reclusión de la
asambleísta, no significa luchar contra la corrupción y tampoco significa que
se debe dejar en la impunidad a la asambleísta.
La corrupción es
solamente uno de los efectos del injusto sistema neoliberal que a pesar del
“cambio de época” aún sigue institucionalizado en la esfera pública. Agravado
por una administración de justicia que entorpece la vigencia del “Estado constitucional
de derechos y justicia, social” por el votamos los ecuatorianos.
Cabe preguntarnos,
¿debemos combatir la corrupción, o debemos atacar a las raíces que la provocan?
Obviamente que debemos atacar el injusto sistema económico y de justicia
vigente, y no engañarnos con el disfraz de la “lucha contra la corrupción” que
ataca solo a las personas como personas corruptas y no a las verdaderas causas
que la generan.
Hace falta que
tomemos conciencia, que la corrupción intensifica los niveles de pobreza y pervierte
la vida social y política de los pueblos, que la corrupción nos impide solucionar
los problemas de los servicios básicos.
Hay un amplio
sentimiento en la ciudadanía de que en el servicio público y en el de muchas de
las empresas del sector privado que comercian con el Estado, se rifan nuestros
dineros en beneficio propio. Y sin embargo, buena parte de los funcionarios se
ven a sí mismos, como un cuerpo no responsable de rendir cuentas ante la
colectividad a la que dicen servir.
Es urgente establecer
una vinculación activa y permanente de los organismos de control con la
sociedad organizada y ampliar los espacios de participación ciudadana para que
los ciudadanos participen en el diseño, ejecución y control de las políticas
públicas; previniendo la corrupción y asegurando los mecanismos de rendición de
cuentas de los funcionarios y gobernantes.
Caso contrario, la “lucha contra la corrupción”
que nos publicitan, será el pretexto para que la oligarquía y el imperio afecten la
legitimidad de la lucha popular en contra de la injusticia social.