Buena parte de la ciudadanía considera que el Gobierno de la “revolución ciudadana”, exagera la propaganda oficial al estilo Goebbels. Al parecer no quiere ni está dispuesto a escuchar y menos a dialogar con los sectores que difieren con su proyecto “revolucionario”. Sigue siendo cotidiano, -como en los tiempos de la “partidocracia”- la denuncia de hechos execrables ceñidos por la ley, la falta de control a los mismos impide garantizar la seguridad integral a la población y promover el desarrollo sustentable para el buen vivir.
Junto a las políticas de seguridad
ciudadana, deben ampliarse las políticas de generación de empleo para erradicar
la pobreza. Lamentablemente, en ambos casos el Régimen ha fallado, incumpliendo
de manera expresa mandatos constitucionales. Situación igual sucede con la
corrupción en la esfera pública y privada. No me referiré a casos particulares,
simplemente diré que, cuándo se destapan, se recurre a los medios de
comunicación para en alta voz, decir que se castigarán con el mayor peso de la
ley, etc., etc., sin embargo a los pocos días van quedando en los archivos del
olvido, y los corruptos continúan como si nada, disfrutando los dineros mal
habidos.
El Presidente Correa, expresó que
“aproximadamente el 90% de los actos de corrupción investigados por Contraloría
se han cometido en los gobiernos autónomos”. Siendo así, cabe preguntarnos, por
qué no funcionan de manera activa las veedurías populares o solamente lo hacen
para los casos de interés de grupo.
Es risible que cuando los ciudadanos
acuden a los medios de comunicación a denunciar actos de corrupción, sean
amenazados con el inicio de acciones judiciales. Nos preguntamos nuevamente,
¿podremos los ciudadanos comunes participar del control de las políticas
públicas y exigir la rendición de cuentas a los funcionarios y gobernantes?
Obviamente no. Puesto que la libertad de pensamiento, expresión y asociación son
minimizadas.
Lo cierto es que el Gobierno de “la
revolución ciudadana” es una democracia de mayorías y no una democracia de consensos.
Una democracia de mayorías impone la voluntad de las mayorías, es una variedad
de la dictadura del voto. En cambio, en una democracia de consensos, el poder
político de las mayorías, es como un respaldo para potenciar el diálogo y logro
de acuerdos sobre aspectos fundamentales. Una democracia de consensos, significa
respeto a la pluralidad ideológica y a la diversidad social, económica y
política.