viernes, 10 de octubre de 2014

12 de Octubre: Día para fortalecer la memoria histórica



Preocupa mucho que luego de 522 años de resistencia a lo que Bartolomé de las Casas definió como “una auténtica invasión, masacre y genocidio”, en los planteles educativos se siga celebrando el 12 de Octubre, como el descubrimiento de América, acontecimiento importante, pero que en realidad fue fortuito.
Aún es más preocupante, que por ignorar la verdadera historia, se someta a la niñez y juventud a aprender una historia tergiversada, falsa; incluso hay quienes se refieren a España como la “madre patria”. Quizá teman quedarse “huérfanos”. La celebración del 12 de Octubre es una clara expresión de la dominación que ejercen el imperialismo y los poderes centrales principalmente en la educación, pues la historia no está contada como sucedió y por quienes deben hacerlo.
Aquel 12 de octubre de 1492, fue la coyuntura que aprovechó el imperio español para allanar el camino de la invasión dejando sus huellas de exterminio brutal de millones de aborígenes, de ocultamiento de la cultura ancestral y de saqueo de nuestra riqueza. Debemos entonces, hacer una purga colectiva para comprender la realidad histórica de esta invasión. Hoy a pesar del “progresismo de la revolución ciudadana”, persiste el colonialismo que sigue conculcando nuestros derechos colectivos como pueblos y organizaciones populares, que reprime nuestra forma de pensar. Sin embargo, la situación está cambiando, cada vez son más quienes promueven acciones liberadoras para recuperar nuestra identidad y dignidad.
Seguramente los españoles, que incluso mandaron a callar al extinto presidente Chávez, tienen motivo suficiente para conmemorar el viaje de Cristóbal Colón en el que accidentalmente llegó a nuestro continente. Muchas son las interpretaciones de este hecho en la marcha posterior de nuestros pueblos, pues aún nos queda el reto del mayor descubrimiento de América, aquél donde “los latinoamericanos nos descubramos a nosotros mismos”.
Es Imprescindible que este 12 de octubre en escuelas y colegios, se resalte la personalidad y se honre la memoria de Atahualpa, Rumiñahui, Quisquis; y de quienes entregaron su vida defendiendo el Reino de Quito; que la niñez y juventud reconozcan la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios; que reflexionen sobre el derecho a una educación bilingüe e intercultural, y que cuestionen visiones etnocéntricas sobre las prácticas culturales en el Ecuador y en la América hispana.