viernes, 4 de abril de 2025

Luisa González y Daniel Noboa, tras bastidores firman acuerdo por la niñez y la familia

    El acuerdo entre Luisa González y Daniel Noboa con la Sociedad y Familia es una contradicción respecto a la dignidad humana y los derechos fundamentales. Académicos y políticos progresistas sostienen que la defensa de la vida no puede limitarse solo a una perspectiva biológica o conservadora, sino que debe considerar la vida en todas sus dimensiones: social, cultural, espiritual y, sobre todo, desde la óptica de la inclusión y el respeto a la diversidad.

La propuesta de ambos candidatos, al comprometerse con un enfoque que excluye los derechos de las personas trans, el aborto y la eutanasia, podría ser vista como una visión reduccionista de la vida. El respeto a la dignidad implica reconocer las múltiples formas de ser y existir. La vida humana no se agota en su dimensión física, sino que incluye el derecho a la identidad, el reconocimiento de las subjetividades y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo.

Además, desde un enfoque ético y social, debemos subrayar la necesidad de una ética del cuidado que priorice el acompañamiento y la inclusión, especialmente de aquellos grupos históricamente vulnerabilizados, como la comunidad LGBTIQ. La política, en lugar de fortalecer discursos que perpetúan la exclusión o la discriminación, debería promover el diálogo plural y el respeto a las diferencias.

El compromiso firmado también parece contradecir la perspectiva liberadora que los sacerdotes Paulo Freire y Leonardo Boff proponen en términos educativos. Evitar lo que llaman “ideología de género” en la educación implica oponerse al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y negar la posibilidad de que los niños y adolescentes exploren y comprendan la diversidad humana. La educación debe ser emancipadora, formando ciudadanos críticos y abiertos a la pluralidad, no adoctrinando en visiones cerradas y excluyentes.

Por último, la instrumentalización de la fe en el contexto político también es cuestionable desde el pensamiento de Leonardo Boff, quien plantea que la espiritualidad debe inspirar la justicia social, no el poder o el control. Utilizar precisamente en medio de una campaña electoral, discursos religiosos para legitimar políticas conservadoras desvía el sentido genuino del mensaje cristiano, centrado en el amor al prójimo, la justicia y el respeto a los derechos humanos.

viernes, 28 de marzo de 2025

Un debate vacío y sin respuestas para un pueblo hambriento

Los ciudadanos pudimos observar un debate insustancial. Los candidatos Daniel Noboa y Luisa González se enfocaron más en descalificaciones mutuas que en presentar propuestas concretas para los sectores más pobres del país. Luisa González dijo que aumentará el gasto social en áreas afectadas por la violencia y ofrecer créditos de bajo interés a pequeñas empresas. Noboa por su parte, enfatizó que mantendrá subsidios solo para quienes los necesiten, y ​que no cobrará las deudas por impuestos a sus empresas.


La “Lorenza y el Monito” pertenecientes a los sectores más vulnerables, reclamaron que no se haya mencionado como solucionar los grandes males del país para poder “comer tres veces al día y hasta postre”. El debate electoral presentó dos candidatos de derecha que son parte del sistema político tradicional y corrupto, que a dentelladas buscan apropiarse de las instituciones del Estado para beneficiar a sus grupos. Mientras, el pueblo sufre precariedad laboral, falta de servicios básicos, desnutrición, violencia criminal, corrupción institucionalizada y la entrega de nuestros recursos naturales que profundizan la dependencia económica del país.

El crimen organizado avanza ante un Estado debilitado, reclutando jóvenes sin oportunidades. La impunidad y un sistema judicial al servicio de las élites alimentan la desconfianza. La corrupción estructural perpetúa la desigualdad, mientras se privatizan servicios públicos, debilitando al Estado. El desempleo y la precariedad afectan a millones. La salud pública colapsa por falta de recursos. La educación fiscal se hunde sin inversión, y miles de jóvenes quedan fuera de la universidad por recortes que destruyen sus sueños.

Lorenza que “cuando consigue trabajo gana 20 dólares al mes”, recalcó la exigencia de una democracia participativa, donde la voz de las otras “Lorenzas”, de los trabajadores, campesinos, estudiantes y comunidades no sea solo escuchada en elecciones, sino tomada en cuenta en cada decisión que afecta al país. De otro lado, “El Monito, el niño vendedor de refrescos en las esquinas” dijo que ambos candidatos representan intereses económicos poderosos, mafias, banqueros y empresarios; quienes jamás gobernarán para mejorar la vida del pueblo.

Gane quien gane en las elecciones del próximo 13 de abril, los sectores populares deben mantenerse firmes en la lucha por condiciones de vida dignas, rechazando con claridad todas aquellas políticas públicas que profundizan la desigualdad social y aumentan la brecha de la pobreza en beneficio de la burguesía.