viernes, 23 de julio de 2021

Maestros en huelga de hambre, por la educación y la vida

 

En estos precisos momentos, en que, medio centenar de maestros y maestras cumplen el duodécimo día en huelga de hambre, en exigencia de que la Corte Constitucional ratifique la vigencia de las Reformas a la LOEI, ante esta valiente medida de lucha, hago un llamado en mi calidad de expresidente de la UNE-Loja, para que todos valoremos la actitud de quienes se encuentran exponiendo su salud por defender la educación pública y los derechos de todo el magisterio, un llamado para que todos aportemos algo de lo que somos y de lo que tenemos, para que, como una muestra inequívoca de solidaridad efectiva y racional, sumemos fuerzas en respaldo a ellos y en defensa de la LOEI.

El presidente Lasso y su equipo de gobierno, ya no muestra su rebosado propósito de recuperar la década pérdida, de crear más puestos de trabajo, de hacer realidad el mejoramiento de las oportunidades de vida, para que los más vulnerables no se consuman en la desesperación por el aumento de la pobreza o por el acoso de las deudas. Al contrario, ante la aprobación por unanimidad de la Asamblea Nacional de las Reformas a la LOEI, que luego, el Presidente Lenin Moreno, sancionó sin vetar ni una sola coma; el Presidente Lasso, que en campaña expresó respetar la mencionada ley, ahora se burla del pueblo y de los maestros, al enviar a su secretario a la Corte Constitucional, para que ésta declare la inconstitucionalidad de la misma. Una posición mezquina e inhumana que atenta contra la educación ecuatoriana y la dignidad de los y las docentes.

Ciudadanía y compañeros, la solidaridad también exige liderazgo en el entorno inmediato de cada uno de ustedes, con respeto y contundencia debemos convencer con el ejemplo, a aquellos que en medio de su quemeimportismo y falta de sentido común, esperan que los beneficios de la ley, les lleguen con el triunfo de ese grupo de valientes compañeros en huelga de hambre. Esta no es una medida cualquiera, es un acto que antepone la defensa de los derechos de todo el magisterio, a la propia vida.

Hago propios los sentimientos encontrados de los maestros en huelga de hambre, quienes lo menos que esperan, es que aquellos compañeros cuya actitud de indiferencia y apatía a la defensa de sus derechos, muestren un poco de solidaridad, esa solidaridad demostrada a lo largo de la lucha clasista junto a la Gloriosa UNE.

Hoy necesitamos de la solidaridad de todo el pueblo ecuatoriano, de las organizaciones de trabajadores, de estudiantes, de padres de familia, de profesionales, en fin, de todos y cada uno de los maestros y maestras conscientes de que su papel es trascendental en este momento, en el que se juegan la salud y la vida nuestros compañeros. Tenemos entonces, la obligación moral de participar de todas las acciones de lucha que organiza el gremio a nivel nacional y local, reclamando la vigencia de las reformas a la LOEI

 

viernes, 16 de julio de 2021

Si quieren ayudar a Cuba suspendan el bloqueo

 A propósito del festival desestabilizador orquestado el pasado 11 de julio en San Antonio de los Baños en el sur de Cuba, que la prensa burguesa dio a conocer al mundo como si se tratase de un estallido nacional, repitiendo frases como: “despertó el pueblo cubano…, se acabó la dictadura castrista”, etc., etc. Muy a pesar de los contrarrevolucionarios, rápidamente el pueblo cubano salió a defender su revolución. Esa revolución que en medio de la crisis es capaz de tener programas y políticas en función del bienestar de todos, que esta vacunando a su población con una vacuna hecha en Cuba porque sabían que el imperio norteamericano iba a impedir se les venda cualquier vacuna.

La CIA y la oligarquía internacional clamaron por “ayuda humanitaria a Cuba”, olvidando que el pasado 23 de junio de 2021, la Asamblea General de las Naciones Unidas, por enésima vez rechazó el genocida bloqueo a Cuba. De 200 países, solamente Estados Unidos e Israel votaron en contra, mientras que Colombia, Ucrania y Emiratos Árabes se abstuvieron. El Presidente de México Manuel López Obrador, expreso que: “si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer, es suspender el bloqueo a Cuba como lo están solicitando la mayoría de los países del mundo, eso sería un gesto verdaderamente humanitario”

La larga historia del bloqueo a Cuba es un acto criminal vigente desde 1961 hasta la actualidad. Las decenas de intentos por destruir la revolución en la isla han sido fallidos. La peor derrota de los Estados Unidos fue la sufrida en Playa Girón. Incluso las sanciones comerciales a terceros han fracasado. Entonces la CIA con el mismo formato utilizado en los países que no se someten a sus dictámenes, a través de las redes sociales fabricó la operación “SOSCuba”, para que artistas internacionales y yotuberes aparezcan en videos difundiendo una serie de noticias falsas sobre el supuesto mal manejo de la pandemia y pidiendo una “intervención humanitaria”.

Estos marrulleros no dicen que Cuba tiene más de 60 años de bloqueo económico, que le ha impedido el abastecimiento libre de alimentos, medicinas e instrumentos tecnológicos. Callan estos sátrapas que a pesar del bloqueo, Cuba ha desarrollado dos vacunas contra la COVID-19. Callan también que la ayuda humanitaria a los pueblos para Cuba significa la solidaridad internacional para salvar vidas como lo que se hizo en Italia durante el cruel período de la pandemia, al contrario de la “ayuda humanitaria” estadounidense que envía ejércitos de invasión para destruir y saquear los recursos naturales de los países intervenidos.

Sorprende que los Estados Unidos muestre preocupación por el pueblo cubano, porque a más del genocida bloqueo destina millones de dólares para que mercenarios dirigidos por la CIA y respaldados por un grupillo mínimo de elementos antisociales, vagos y delincuentes conspiren. Pero se encontraron con un pueblo convencido de su revolución y con la solidaridad de los pueblos que luchan por la libertad y en contra de la hegemonía neoliberal.

viernes, 9 de julio de 2021

Educación y reformas, ¿de qué lado estamos?

El Ministerio de Educación ha pintado el regreso presencial a clases como “un acto prioritario y de justicia” para los niños y jóvenes de los sectores populares. Visto así, tiene razón, pero en realidad se encubre el deseo de regresar a controlar el sistema educativo convertido durante la pandemia en un desorden absoluto tanto en lo familiar como en lo escolar. Si fuese un acto de justicia, el presidente Lasso tendría habría empezar a crear las fuentes de trabajo y subir el salario que ofreció en campaña. No es cierto que se regrese para buscar la equidad o disminuir la brecha educativa que tiene décadas, se regresa para complacer a los organismos internacionales que exigen recuperar sus ganancias.  

La administración del presidente tiktokero ha demostrado inutilidad para superar la crisis generada por la pandemia, lo que se dijo en campaña fue pura demagogia. Una vez en el poder se olvidaron de la falta de equipos tecnológicos, de la conectividad, de la deserción escolar, del cierre de escuelas; del mejoramiento de la infraestructura sanitaria, se olvidaron de defender la educación pública y sobre todo de dignificar la calidad de vida de los docentes. Esta cruda realidad, muestra la poca importancia del Gobierno del triunvirato, si del triunvirato de Lasso, Nebot y Correa, que ahora se disponen a concentrar a buena parte de la población en las calles, en el transporte y en las escuelas, para ser presa fácil de los rebrotes o nuevas olas de contagios. Consecuentemente, más temprano que tarde regresaremos a las clases virtuales que seguirán sin presupuesto y desatendidas.

Lo cierto es que, luchar por la educación pública laica, gratuita y de calidad requiere la defensa de la vida, y para defender la vida se requiere de la unidad y de la organización. No me cansaré de señalar que la vacunación masiva es urgente, porque la contaminación como se señala desde los hospitales no ha disminuido, contagios y muertes son parte de la dinámica de funcionamiento de la sociedad capitalista. Tengo la certeza que la presión por la apertura de escuelas va de la mano de la liberación de actividades económicas dentro de un capitalismo en crisis, que aumenta la degradación educativa y posterga el mejoramiento de las condiciones de vida.

Los docentes durante la virtualidad han trabajado y trabajan más, mucho más de lo que el gobierno supone. Fue el gobierno de Moreno y ahora el de Lasso, los que no han cumplido, fueron ellos los que sin dar solución a la crisis educativa persuadieron a la población de que “están educando para el futuro”. Son sus políticas las que no cumplen con el mandato constitucional. Es la derecha retrograda la que se opone a la vigencia de la Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Intercultural. Por ello, lo central es la tarea organizativa y la unidad. A decidir de qué lado estamos, del lado de quienes niegan nuestros derechos, o del lado de quiénes luchan por la vida.




viernes, 2 de julio de 2021

Romper las cadenas del silencio para defender la educación

Apremia un nuevo punto de vista sobre la realidad escolar, un análisis sereno acerca del rol de cada integrante de la comunidad educativa y de cuáles son sus prioridades, especialmente de los alumnos, que son la razón de ser de la escuela y que en ellos se basa todo lo que trabajamos. Es a ellos a quienes tenemos que rendirles cuentas y no la tecnocracia educativa, ni siquiera al gobierno de turno.

La tarea educativa tiene muchas aristas que nos permite a los docentes considerar una variedad de herramientas para trabajar con creatividad, cariño, confianza y dejando recuerdos felices en la niñez. Es hora de dar otra mirada al sistema educativo y entender que el enfoque debe centrarse en las personas que trabajan, estudian y conviven en la escuela, promoviendo la participación activa en todo lo que sucede en ella, pues la escuela tiene que ser protagonista de la crítica realidad que vive el país y el mundo.

No bastan las clases en radio, televisión o internet, los docentes comprendemos que el valor humano, las exigencias morales e intelectuales que nos competen como educadores de las nuevas generaciones, conllevarán a transformar la sociedad y a construir un país más solidario, donde cada ciudadano tenga derecho a su identidad personal y a realizarse en medio de la colectividad sin sacrificar sus diferencias individuales.

Dejemos claro, la educación no debe estar recluida injustamente a la jornada escolar, sino fusionar lo que la niñez y en general las personas sienten, viven y crean para disfrutar de la vida con dignidad. No se trata, como pretende la escuela revisionista, de adaptar al alumnado a la caduca sociedad Se trata de prepararlo para que sea crítico del entorno en que vive y para que sea capaz de transformarlo desde sus mismos principios. Paulo Freire, insistía que, “los cambios sociales vendrán de las zonas marginales, de la gente que piensa en cambios radicales.”

Los docentes tenemos un deber cívico y revolucionario. Está en nuestras manos el futuro y el presente de la humanidad, depende de nosotros que esa humanidad sea dueña de su propia vida o, por el contrario, de que sea servil al sistema que niega sus derechos y lo oprime. La educación no nos pertenece a nosotros, sino a la niñez y juventud, a nuestro pueblo que día a día sobrevive redescubriendo que el sistema y la corrupción los condena cada vez más a la pobreza.

Rompamos las cadenas que nos atan al bullicio de las redes, salgamos junto al pueblo a demandar de la Corte Constitucional y del Presidente Lasso la vigencia de la Ley Reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Intercultural, aprobada por la Asamblea Nacional y sancionada favorablemente por el Presidente Moreno. La aplicación de las reformas a la LOEI, dignifica a maestros, estudiantes, madres y padres de familia, significa además, mejorar las herramientas para erradicar las consecuencias nefastas de la crisis educativa, social, sanitaria y económica impuesta por la burguesía internacional.

viernes, 25 de junio de 2021

La pobreza se combate con educación, unidad y lucha

   
   Loja sigue siendo parte de un Ecuador mayoritariamente pobre, donde cada cuatro años -incluida la década robada- los inquilinos de Carondelet y del Palacio Legislativo, gobiernan y legislan para unos pocos, provocando de esta manera, un estallido social que crece y deja lentamente a más familias bajo las dos cara de una misma moneda, las desigualdades y la pobreza. Lacras que se muestran no solo en la falta de ingresos sino también, en el acceso a la educación, salud y otros servicios.
   
 La crisis sanitaria polarizó a la sociedad en tres segmentos, entre quienes tienen más o demás, los que tienen un trabajo para cubrir sus necesidades básicas, y los que apenas pueden sobrevivir. Literalmente la pandemia dividió más a las familias ecuatorianas, muchas dejaron de ocupar espacios comunes, mientras que el confinamiento, generó escenarios de servicios públicos para las clases muy pobres y pobres, y servicios privados para las clases medias altas y adineradas.

    El gobierno actual, de clara orientación neoliberal, menosprecia lo público, tiene la idea de que los derechos constitucionales a la salud, educación, servicios básicos y seguridad social, son simples bienes sociales que los ecuatorianos debemos pagarlos para poder acceder a ellos. Así, han anunciado ya la venta de varias empresas estatales; entre tanto, la privatización de derechos y servicios parecen entrar en un túnel sin salida que endeuda más a los sectores populares y acrecienta las ganancias de la burguesía.

  Quizá nos preguntemos: ¿cómo revertir esta realidad? ¿cómo disminuir la brecha de las desigualdades sociales? o ¿cómo hacer salir de la pobreza permanente? La respuesta parece simple: con educación y trabajo. Una educación pública laica, gratuita, de calidad, incluyente y emancipadora de los pueblos, que oriente a la defensa de derechos y libertades y a la construcción de ese nuevo Ecuador. Un trabajo con un salario acorde al valor de la canasta básica y que dignifique la vida del ser humano.

  El Ministerio de Educación con urgencia debe personalizarse por la aplicación y vigencia de la LOEI, mecanismo único para hacer cambios en el sistema educativo y dar un trato decoroso a la infancia y niñez empobrecida, para poner en vigencia el 6% del PIB en la inversión educativa, para garantizar a las familias con pocos ingresos el derecho a la educación de sus hijos.

  Si no entendemos que estas decisiones son políticas, si no entendemos que la economía en su versión neo liberal es la causa de la concentración de la riqueza en pocas manos. Si no entendemos que la unidad, organización y lucha es la firme apuesta para defender nuestros derechos y conquistas sociales, caso contrario, seguiremos apoyando el estatus quo de quienes descaradamente nos explotan.

Finalmente, saludo al victorioso Congreso Nacional de la UNE, celebrado el sábado 19 de junio. El correato y una red de serviles intentaron silenciar la voz del magisterio que es la voz del pueblo. La UNE sigue firme, unida, luchando y movilizada en defensa de la LOEI.

viernes, 18 de junio de 2021

Sin seguridad sanitaria, la niñez no ejerce el derecho a la educación

    La tecnocracia del Ministerio de Educación, que en la práctica se mantiene por más de una década, se ha empeñado en regresar a clases presenciales a la brevedad posible, sin considerar la evolución de pandemia. Las recientes y reiterativas declaraciones de la Ministra María Brown tienden a persuadir a la población y a las madres y padres de familia, que el regreso a clases es inevitable, contradiciendo sus propias declaraciones de que buena parte de las escuelas, especialmente suburbanas y rurales, se encuentren en condiciones deplorables de infraestructura y que no ofrecen las mínimas condiciones biosanitarias.

Dos semanas han pasado desde el regreso de unos pocos alumnos a las aulas. La previsible exposición al contagio se cumplió afectando a profesores y estudiantes. Si se considera, que la protección contra el virus es a partir de la aplicación de la segunda dosis de la vacuna, en la práctica solamente se ha vacunado a un 30 % de docentes; mientras que los padres y madres de los escolares cuyas edades oscilan entre los 25 y 40 años, aún no han sido vacunados; tampoco se ha advertido sobre el traslado hacia la escuela y viceversa en los diversos medios de transporte; factores que determinan que el riego de contagio es alto. El regreso puede decretarse “de manera alternada, paulatina y voluntaria”, pero ni remotamente es seguro.

La Unión Nacional de Educadores y otros sectores han señalado que la pandemia mostró el inhumano estado del Sistema Educativo Nacional: pésima infraestructura, poca cobertura de conectividad, grandes fisuras digitales, desigualdades y pobreza crecientes, incremento de la agresión a las mujeres, abusos contra menores de edad; situaciones que se complican con la orden ministerial de trabajar unos planes de estudio con contenidos y enfoques de enseñanza que priorizan el logro de aprendizajes en lugar de la comprensión y el desarrollo del pensamiento crítico; y sobre todo, la actuación de los estudiantes ante la pandemia y sus efectos. Son signos de que en la educación nacional camina muy mal, desde hace décadas.

El gobierno del Presidente Lasso, ha confirmado que, la gestión de la educación no responde a los objetivos nacionales ni al interés superior de la niñez. En estos tiempos de pandemia se evidencia el sometimiento a los dictámenes del Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, cuya receta es: “lávense las manos con bastante agua, utilicen alcohol y gel”, además disponen que se revisen las guías para el regreso “seguro” a clases: Por tanto, la tecnocracia ministerial y buena parte de directivos que han solicitado regresar a clases presenciales, parecen no poseer el compromiso y solidaridad para ponerse en el lugar de los estudiantes, padres de familia y docentes.

Sin embargo, ante las presiones, los chantajes y el voluntarismo; son más frecuentes los pronunciamientos públicos de las madres y padres de familia, reclamando seguridad para la salud y la vida de sus hijos, pues sin eso, dicen, “no hay derecho a la educación”.

viernes, 11 de junio de 2021

La escuela no es solamente los 200 días lectivos

El pasado 7 de junio, el Ministerio de Educación, estableció el regreso a clases presenciales. Que es necesario que los estudiantes regresen a las aulas, nadie discute. En buena parte de los estudiantes creció el aburrimiento y se perdió el interés por la lectura, la escritura y las matemáticas, les faltaba algo que ningún celular o computadora podía darles, el contacto con sus compañeros, profesores y los recreos que disfrutaban antes de la pandemia. Creció además la vulnerabilidad social y la exclusión de miles de alumnos de los sectores suburbanos y rurales, sin embargo, bajo este pretexto, se cedió a la presión política y al poder económico.

   El regreso “de manera alternada, paulatina y voluntaria” es falso, porque la mayoría de los 1301 planteles fueron obligados por el Ministerio de Educación en el gobierno del presidente Moreno, a presentar el denominado “Plan Institucional de Continuidad de la Educación – PICE, que los tecnócratas del COE aprobaron tras escritorio. Un Plan de retorno a clases sin medidas e implementos de bioseguridad, sin reparación ni mantenimiento de infraestructura educativa, con carencia de servicios básicos y saneamiento. La Ministra María Brown, reconoce que “no todas las instituciones educativas tienen condiciones para recibir a alumnos en medio de la pandemia por Covid-19… al menos 144 escuelas y colegios ni siquiera cuentan con agua”, esto es un acto temerario que amenaza con afectar la salud y vida de estudiantes, padres de familia y docentes.

El Colegio de Médicos, mediante carta pública al Presidente Lasso, “solicitan enfáticamente suspender la iniciación de clases voluntarias presenciales a fin de evitar una muy probable tendencia aumentar los contagios y fallecimientos por la infección causada por el virus”. Ante este pronunciamiento, deberíamos preguntarnos, ¿quiénes comprobaron si los planteles cuentan con las condiciones y garantías para volver a las aulas? O realmente, el planteamiento de regresar a clases presenciales y la decisión respondieron a intereses económicos.

La escuela no es solamente los 200 días lectivos, es un espacio de convivencia, creatividad, socialización, de construcción de la identidad ciudadana y colectiva. Los profesores unionistas tenemos claro que la enseñanza presencial es la manera en la que los estudiantes aprenden mejor. Que la escuela es también un espacio democrático de formación de la conciencia crítica, la solidaridad y el compromiso a combatir todas las formas de injusticias sociales para garantizar el desarrollo y el bienestar en todos los demás aspectos de la vida humana.

Finalmente, con o sin pandemia, con clases virtuales o presenciales, el combate al más grave problema que afronta el país, –la pobreza y la corrupción–exige que los políticos y el pueblo y de manera plena, los maestros y maestras junto a la UNE nos obliguemos a luchar por la defensa de la escuela pública, gratuita y laica, así como el derecho de la educación a lo largo de la vida, sin discriminación de ningún tipo. Por tanto, a defender la vigencia de la Ley Reformatoria a la LOEI sancionada por el Ejecutivo sin veto alguno y publicada en el Registro Oficial.

viernes, 4 de junio de 2021

Escuela Miguel Riofrío 126 años educando apegada al legado del laicismo

El profesor David Pacheco Ochoa, refiere que en el edificio actual de la escuela, funcionó desde 1871 la escuela de los Hermanos Cristianos, la misma que fue construida con fondos del legado benéfico del Dr. Bernardo Valdivieso. Es decir, estamos hablando del sesquicentenario de existencia de la Escuela Miguel Riofrío.

A los pocos días del triunfo de la Revolución Liberal el 5 de junio de 1895, el Dr. Manuel Benigno Cueva, Gobernador de entonces, fundido del fervor revolucionario, establece que la escuela sea de carácter laico, fiscal y gratuita. La denominación de escuela Miguel Riofrío, ocurre el año 1916, en homenaje a la figura más preclara del periodismo, la diplomacia, la política, del liberalismo, de la literatura y autor de la primera novela ecuatoriana, la Emancipada.

Recuerdo con claridad, el lunes 3 de octubre de 1966, de la mano de mi madre, ingresé al primer grado de la escuela Miguel Riofrío, en tanto que el 31 de agosto de 2020 me jubilé siendo docente de la misma escuela Miguel Riofrío. Aquí, no solamente aprendí las primeras letras, sino, que los maestros y maestras con presencia plena y voz clara, con guardapolvos blancos, con aroma a sol y perfume de afectiva fécula, a la par con severidad y ternura, nos marcaron un camino de compromiso social, nos enseñaron principios y valores que apuntalaron nuestras vidas, afirmándonos en la defensa de la dignidad, la libertad y la vida.

La Dirección de la Escuela con su olor a cera, madera y papel, donde solo se entraba porque merecíamos una nota de acuerdo a nuestros méritos buenos o malos, estaba ocupada por el profesor David Pacheco Ochoa, distinguido hombre de letras, de periodismo, de la narrativa y de la música, recuerdo de él, su certeza de que “el buen maestro, enseña, que la única forma de ser recíprocos al esfuerzo de los padres, es siendo buenos alumnos”.

Nadie a pesar de la distancia y del paso del tiempo, podría olvidarse de su querida Miguel. Ahora mismo siento la nostalgia de mi paso por sus aulas, ya como estudiante, ya como profesor. La pandemia nos alejó de compañeros, estudiantes y padres de familia, incluso de la vecindad, que en cierta manera, forma parte de la comunidad miguelina. En fin, en medio de la añoranza y emoción se recrea mi memoria.

Me consta que las autoridades, docentes y administrativos, han asumido con responsabilidad y como un reto el compromiso de potenciar los ideales miguelinos. Entendiendo que no hay crecimiento ni progreso sin educación. Hoy, en el contexto de la pandemia, la educación virtual cambió los sujetos pedagógicos y los modos de enseñar, pero el desafío sigue indeleble: educar para la emancipación, para que la niñez pueda vivir en una sociedad más justa y solidaria.

Expreso un fraterno saludo a los y las compañeras de la querida Miguel. Festejo que durante estos 126 años la escuela siga “marchando con fe y optimismo por la senda del noble laicismo”.