La educación es el mejor camino para impulsar el desarrollo integral de los ciudadanos y de la propia sociedad. Es importante que en la educación pública y privada contemos con una cultura nacional que nos identifique y promueva la libertad, la justicia y el tan anhelado y cacareado buen vivir.
Al parecer los políticos, o los candidatos ya entienden que una acción indiscutible para el mejoramiento de la calidad es el cambio en los esquemas de participación social en torno a las instituciones educativas. No se trata solamente de ofrecer libros y decir que la educación es gratuita, es necesario ante todo, sumar energías para defender la educación conforme lo establece la constitución. De contar con una ley y un proyecto educativo nacional que active la participación y la corresponsabilidad de todas las organizaciones de la sociedad.
En esta época de campaña todos los candidatos hablan de perfeccionar el sistema educativo. Es entonces oportuno aprovechar esa predisposición y proponerles la suscripción de un compromiso social como un primer paso para hacer realidad la utopía de que la educación es asunto de todos y para todos.
El compromiso debe lograrse para la disminución de las inequidades de acceso a la escuela y a la universidad que ha creado la dependencia y el mismo sistema neo capitalista. En este contexto, los cambios suponen retos principales como el impulso a tiempo estrategias eficaces para la formación de recursos humanos; la gratuidad y libre ingreso a todos los niveles del sistema educativo; la afirmación de una identidad nacional y el fortalecimiento de los valores propios de la democracia como son la solidaridad, el respeto, la participación social y la rendición de cuentas de todos los actores de la educación; y, un cambio en la política social, cambio que exige resolver con la mayor urgencia las desigualdades entre los grupos sociales, las regiones geográficas y la pluriculturalidad que caracterizan a nuestros pueblos.
En el caso de la educación superior, el compromiso social por una educación para la emancipación, implica trabajar para la consolidación de un sistema en el que las universidades se articulen en redes nacionales de cooperación e intercambio académico, que les permitan fortalecer sus capacidades institucionales garantizando a los estudiantes la formación apropiada en lo científico y en lo humanístico, y para el aprovechamiento colectivo de la riqueza nacional y la construcción de la patria solidaria.
Al parecer los políticos, o los candidatos ya entienden que una acción indiscutible para el mejoramiento de la calidad es el cambio en los esquemas de participación social en torno a las instituciones educativas. No se trata solamente de ofrecer libros y decir que la educación es gratuita, es necesario ante todo, sumar energías para defender la educación conforme lo establece la constitución. De contar con una ley y un proyecto educativo nacional que active la participación y la corresponsabilidad de todas las organizaciones de la sociedad.
En esta época de campaña todos los candidatos hablan de perfeccionar el sistema educativo. Es entonces oportuno aprovechar esa predisposición y proponerles la suscripción de un compromiso social como un primer paso para hacer realidad la utopía de que la educación es asunto de todos y para todos.
El compromiso debe lograrse para la disminución de las inequidades de acceso a la escuela y a la universidad que ha creado la dependencia y el mismo sistema neo capitalista. En este contexto, los cambios suponen retos principales como el impulso a tiempo estrategias eficaces para la formación de recursos humanos; la gratuidad y libre ingreso a todos los niveles del sistema educativo; la afirmación de una identidad nacional y el fortalecimiento de los valores propios de la democracia como son la solidaridad, el respeto, la participación social y la rendición de cuentas de todos los actores de la educación; y, un cambio en la política social, cambio que exige resolver con la mayor urgencia las desigualdades entre los grupos sociales, las regiones geográficas y la pluriculturalidad que caracterizan a nuestros pueblos.
En el caso de la educación superior, el compromiso social por una educación para la emancipación, implica trabajar para la consolidación de un sistema en el que las universidades se articulen en redes nacionales de cooperación e intercambio académico, que les permitan fortalecer sus capacidades institucionales garantizando a los estudiantes la formación apropiada en lo científico y en lo humanístico, y para el aprovechamiento colectivo de la riqueza nacional y la construcción de la patria solidaria.