viernes, 11 de junio de 2021

La escuela no es solamente los 200 días lectivos

El pasado 7 de junio, el Ministerio de Educación, estableció el regreso a clases presenciales. Que es necesario que los estudiantes regresen a las aulas, nadie discute. En buena parte de los estudiantes creció el aburrimiento y se perdió el interés por la lectura, la escritura y las matemáticas, les faltaba algo que ningún celular o computadora podía darles, el contacto con sus compañeros, profesores y los recreos que disfrutaban antes de la pandemia. Creció además la vulnerabilidad social y la exclusión de miles de alumnos de los sectores suburbanos y rurales, sin embargo, bajo este pretexto, se cedió a la presión política y al poder económico.

   El regreso “de manera alternada, paulatina y voluntaria” es falso, porque la mayoría de los 1301 planteles fueron obligados por el Ministerio de Educación en el gobierno del presidente Moreno, a presentar el denominado “Plan Institucional de Continuidad de la Educación – PICE, que los tecnócratas del COE aprobaron tras escritorio. Un Plan de retorno a clases sin medidas e implementos de bioseguridad, sin reparación ni mantenimiento de infraestructura educativa, con carencia de servicios básicos y saneamiento. La Ministra María Brown, reconoce que “no todas las instituciones educativas tienen condiciones para recibir a alumnos en medio de la pandemia por Covid-19… al menos 144 escuelas y colegios ni siquiera cuentan con agua”, esto es un acto temerario que amenaza con afectar la salud y vida de estudiantes, padres de familia y docentes.

El Colegio de Médicos, mediante carta pública al Presidente Lasso, “solicitan enfáticamente suspender la iniciación de clases voluntarias presenciales a fin de evitar una muy probable tendencia aumentar los contagios y fallecimientos por la infección causada por el virus”. Ante este pronunciamiento, deberíamos preguntarnos, ¿quiénes comprobaron si los planteles cuentan con las condiciones y garantías para volver a las aulas? O realmente, el planteamiento de regresar a clases presenciales y la decisión respondieron a intereses económicos.

La escuela no es solamente los 200 días lectivos, es un espacio de convivencia, creatividad, socialización, de construcción de la identidad ciudadana y colectiva. Los profesores unionistas tenemos claro que la enseñanza presencial es la manera en la que los estudiantes aprenden mejor. Que la escuela es también un espacio democrático de formación de la conciencia crítica, la solidaridad y el compromiso a combatir todas las formas de injusticias sociales para garantizar el desarrollo y el bienestar en todos los demás aspectos de la vida humana.

Finalmente, con o sin pandemia, con clases virtuales o presenciales, el combate al más grave problema que afronta el país, –la pobreza y la corrupción–exige que los políticos y el pueblo y de manera plena, los maestros y maestras junto a la UNE nos obliguemos a luchar por la defensa de la escuela pública, gratuita y laica, así como el derecho de la educación a lo largo de la vida, sin discriminación de ningún tipo. Por tanto, a defender la vigencia de la Ley Reformatoria a la LOEI sancionada por el Ejecutivo sin veto alguno y publicada en el Registro Oficial.

viernes, 4 de junio de 2021

Escuela Miguel Riofrío 126 años educando apegada al legado del laicismo

El profesor David Pacheco Ochoa, refiere que en el edificio actual de la escuela, funcionó desde 1871 la escuela de los Hermanos Cristianos, la misma que fue construida con fondos del legado benéfico del Dr. Bernardo Valdivieso. Es decir, estamos hablando del sesquicentenario de existencia de la Escuela Miguel Riofrío.

A los pocos días del triunfo de la Revolución Liberal el 5 de junio de 1895, el Dr. Manuel Benigno Cueva, Gobernador de entonces, fundido del fervor revolucionario, establece que la escuela sea de carácter laico, fiscal y gratuita. La denominación de escuela Miguel Riofrío, ocurre el año 1916, en homenaje a la figura más preclara del periodismo, la diplomacia, la política, del liberalismo, de la literatura y autor de la primera novela ecuatoriana, la Emancipada.

Recuerdo con claridad, el lunes 3 de octubre de 1966, de la mano de mi madre, ingresé al primer grado de la escuela Miguel Riofrío, en tanto que el 31 de agosto de 2020 me jubilé siendo docente de la misma escuela Miguel Riofrío. Aquí, no solamente aprendí las primeras letras, sino, que los maestros y maestras con presencia plena y voz clara, con guardapolvos blancos, con aroma a sol y perfume de afectiva fécula, a la par con severidad y ternura, nos marcaron un camino de compromiso social, nos enseñaron principios y valores que apuntalaron nuestras vidas, afirmándonos en la defensa de la dignidad, la libertad y la vida.

La Dirección de la Escuela con su olor a cera, madera y papel, donde solo se entraba porque merecíamos una nota de acuerdo a nuestros méritos buenos o malos, estaba ocupada por el profesor David Pacheco Ochoa, distinguido hombre de letras, de periodismo, de la narrativa y de la música, recuerdo de él, su certeza de que “el buen maestro, enseña, que la única forma de ser recíprocos al esfuerzo de los padres, es siendo buenos alumnos”.

Nadie a pesar de la distancia y del paso del tiempo, podría olvidarse de su querida Miguel. Ahora mismo siento la nostalgia de mi paso por sus aulas, ya como estudiante, ya como profesor. La pandemia nos alejó de compañeros, estudiantes y padres de familia, incluso de la vecindad, que en cierta manera, forma parte de la comunidad miguelina. En fin, en medio de la añoranza y emoción se recrea mi memoria.

Me consta que las autoridades, docentes y administrativos, han asumido con responsabilidad y como un reto el compromiso de potenciar los ideales miguelinos. Entendiendo que no hay crecimiento ni progreso sin educación. Hoy, en el contexto de la pandemia, la educación virtual cambió los sujetos pedagógicos y los modos de enseñar, pero el desafío sigue indeleble: educar para la emancipación, para que la niñez pueda vivir en una sociedad más justa y solidaria.

Expreso un fraterno saludo a los y las compañeras de la querida Miguel. Festejo que durante estos 126 años la escuela siga “marchando con fe y optimismo por la senda del noble laicismo”.

 

 

viernes, 28 de mayo de 2021

De la Patria y el Gobierno de Todos… al Ecuador del encuentro

     Se va un presidente y su gobierno dejando una estela de sin sabores anacrónicos. Para la derecha lo mejor ha sido la lucha contra el correato; para las organizaciones sociales y populares que se respiró un poco de democracia aunque de papel pero ya sin los aires de autoritarismo y persecución. La pandemia fue el pan del día que afectó más a los ciudadanos de a pie. La falta de camas uci expandió la muerte de contagiados por la covid-19. Mientras que la inexistencia de una quirófano adecuado impidió se realice la mentada cirugía mayor contra la corrupción.

     No debemos esperar que la historia juzgue política y socialmente a los gobiernos y gobernantes de turno, eso sería tarde y no tendría sentido real, tenemos que calificarlos ahora, porque parece que la historia solamente fuera escrita por ciertos nostálgicos al servicio del sistema, apoyados por otros fanáticos y desencantados que lo único que hacen es aprovecharse de la sociedad despolitizada que no analiza los acontecimientos y las consecuencias reales de la política neoliberal que sumerge a las grandes mayorías al grito de “sálvese quien pueda”.

     Guillermo Lasso ganador de la segunda vuelta, luego de ser posesionado por la presidenta de la Asamblea Nacional, Guadalupe Llori, quien también le otorgó el “Gran Collar de la Orden Nacional al Mérito”, manifestó que “empieza el cambio, que todos son bienvenidos al Ecuador del encuentro y que juntos lo lograremos”. Al parecer el contraste no se presenta ideológico porque claramente será un gobierno populista que presumo no beneficiara a ese Ecuador profundo que votó con la ilusión de mejorar sus condiciones de vida. En el discurso, la propuesta parecía de una inspiración esperanzadora y conciliadora.

     Aunque Lasso se ha autocalificado de liberal republicano y demócrata, no se puede afirmar que se retorna al neoliberalismo, porque la revolución ciudadana de Correa y Moreno la ahondaron, incluso suplicaron ser parte del Tratado de Libre Comercio con Europa y de la Alianza del Pacífico. Se prefirió condonar deudas a los empresarios evasores y disminuir plazas de trabajo y los salarios de los trabajadores. La política de privatizaciones empezó camuflada en alianzas públicas, luego se anunció la venta de las empresas estatales TAME, CNT, Banco del Pacífico, Hidroeléctricas, carreteras, entre otras. Sellaron con broche de oro, la firma de una “Carta de Intención” para aumentar la deuda pública con el FMI a cambio de profundizar la brecha de la pobreza, consecuentemente, los problemas sociales.

     Durante la posesión de su gabinete, Lasso emitió un decreto para sacar de la central de riesgos a casi dos millones de personas que deben menos de 1000 dólares, porqué mejor no les condonó esa deuda, al fin y al cabo los bancos tienen garantizadas esas pérdidas. Mientras que Simón Cueva, ministro de economía, declaró ricos a quienes ganan más de 550 dólares, olvidando que la canasta básica supera esta cifra. Simplemente, se patentizó el populismo al pasar de “la Patria y el gobierno de todos” al “Ecuador del encuentro”.