Los desastrosos regímenes de los últimos 50 años, incluidos Rafael Correa, Lenin Moreno y Guillermo Lasso, han dejado en evidencia la ineptitud y voracidad de la administración pública sumisa al Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, cuyos resultados se reflejan en el aumento de los niveles de pobreza, la falta de empleo y los altos índices de inseguridad.
La cantaleta de que la reducción del tamaño del Estado mejorará las finanzas internas, tampoco ha funcionado porque en la práctica cada gobierno a su turno, lo han inflado más. Lo que sí se han reducido son los recursos económicos especialmente en el área social, lo que ha tenido un impacto directo en la desatención a las necesidades básicas de la sociedad. Entonces eso de la reducción del tamaño del Estado, no es más que, una excusa para recortar la inversión pública favoreciendo a ciertos intereses privados en menoscabo de la calidad de vida de los ciudadanos, y en aumento de la inseguridad cuyo control se le escapó de las manos al actual mandatario, y por la que analistas aseguran estamos en un “Estado fallido”.
Durante la campaña electoral de segunda vuelta, ambas candidaturas esgrimen argumentos, defendiendo la necesidad de reducir el gasto público, disminuir la regulación y promover la inversión privada sin control. Las declaraciones de la candidata de derecha a la vicepresidencia, Verónica Abad evidencia más que desatinos, desconocimiento de la Carta Magna, que prohíbe la privatización de servicios, como la educación, la salud y la seguridad social, más aún si dicen que van a combatir las desigualdades económicas y sociales y mejorar las condiciones de vida.
Asesores y candidatos de la revolución ciudadana se hacen los olvidados de que buena parte de los graves males que nos afectan, como inseguridad en las calles, desempleo, mala calidad de los servicios públicos, cuyo origen radica en causas sociológicas y también en la apropiación de la riqueza en manos de unos pocos, pero sobre todo por la institucionalización de la corrupción durante la década del correato, sin embargo, sin rodeos dicen “que lo hicieron antes y lo volverán hacer”.
Luego de las declaraciones de Verónica Abab delatando el terrorífico plan económico del posible presidente, Daniel Noboa, asevera que ella se dedicaría al tema de los inmigrantes en el Caribe y África. Mientras que Luisa González, reitera que gestionará el poder con la tutela de Correa para recuperar el control del Estado en los temas socioeconómicos; pero no concreta nada sobre el rol que cumpliría Andrés Arauz.
Lo cierto es que no se evidencia nada nuevo, que solo el pueblo salva al pueblo. El electorado quiere señales de cambio, de allí que es responsabilidad de ambos binomios hablar con claridad, honestidad y menos demagogia, y no se trata de los 15 meses para gobernar, sino de la falta de voluntad política para resolver los problemas de fondo y sus consecuencias en la vida de la gente.