Que el debate dejó un sabor agri dulce, sí. Que la moderadora haya cumplido el papel de lectora de preguntas no tiene nada de decisorio, eso fue el propósito del Consejo Nacional Electoral, a sus vocales no les interesaba, por ejemplo, se analice el tema de la corrupción en su propio organismo. Además, los debatientes, ambos fueron resultado de un fraude demostrado, aunque no aceptado por la función electoral, fraude que dejó fuera al candidato de Pachakutik, Dr. Yaku Pérez, potencial ganador en segunda vuelta.
Que uno u otro se atribuyan un triunfo en el debate pasado es un error. Para los parciales del banquero Guillermo Lasso de la alianza CREO-Social Cristiano, él fue más contundente al afirmar que Arauz es hijo putativo del ex presidente Rafael Correa y que fue parte del gobierno de Lenin Moreno, ambos cómplices de la galopante corrupción de los últimos tiempos. Mientras que, para los seguidores de Andrés Arauz de Unión por la Esperanza, éste resultó ganador, porque le imputó de haber cogobernado con Moreno, a quien por añadidura acusó de haber traicionado el proyecto político de la revolución ciudadana. Lo cierto es que, los ciudadanos no decidieron nada, porque las propuestas quedaron en promesas. Ni uno ni otro contestó, no sé si por falta de tiempo o por estrategia al no tener conocimiento cómo poner en marcha su proyecto.
En definitiva, fue un debate con poco o nada de legitimidad. Estuvo marcado más bien por el ataque que por las ideas, no tuvieron la capacidad para decirle a los ecuatorianos cómo y con quien van a gobernar y cogobernar. Se topó por “encimita” el tema de la deuda externa, nada se dijo de la reactivación productiva, o de la lucha contra la corrupción y cómo se recuperarían los dineros robados. En fin, una serie de temas fueron ignorados o tratados con frialdad, como el tema de la educación, la salud, la pandemia la eliminación de la pobreza. El debate, por el contrario, genero nuevos debates, uno se dio acto seguido en un canal de televisión, donde un periodista “experto” en defender las visiones de derecha, en vivo casi lincha a un académico español por el hecho de defender la postura de Arauz.
Si luego del debate entre los políticos que el CNE decidió vayan a segunda vuelta, y si luego de palpar la corrupción del sistema de gobierno no tomamos partido, entonces, cabe preguntarse, somos realmente ciudadanos, o somos indiferentes incluso a la fatalidad. La vida en si misma es tomar partido, quien aspira vivir con dignidad, no puede seguir siendo indiferente, porque la indiferencia al igual que la corrupción deja de lado los programas sociales que benefician al pueblo y arruina los mejores planes porque no se ejecutan.
El 11 de abril tenemos que debatir con la conciencia y tomar partido ante las tres opciones, caso contrario la historia nos pedirá cuentas y la vida será una condena.