Toda institución como singularidad supone entenderla en la encrucijada del pasado y el presente donde se pone en juego su devenir histórico, las experiencias vividas y aprendidas de los alumnos y exalumnos, profesores y exprofesores, directivos y exdirectivos, y de la sociedad lojana que en una continua actualidad emergente han resignificado constantemente el legado histórico del Doctor Miguel Riofrío, el diplomático, el periodista, el político, el educador, el escritor y autor de la primera novela ecuatoriana “la Emancipada”.
Ex alumnos ahora padres de familia de la escuela, parecen reconstruir la memoria histórica del plantel, entre entusiasmo y nostalgia relatan algunas de las experiencias vividas que como imágenes persisten hasta la actualidad, se refieren particularmente a la disciplina. “había una rigidez en cuanto, no sólo educativo, sino disciplinaria, por ejemplo, se cantaba en voz alta el Himno Nacional y la vista a la Bandera mientras ésta se izaba; antes de entrar al grado había que formar; ya en el aula todo el mundo de pies saludaba al profesor”.
La Escuela Miguel Riofrío construida con el legado benéfico del Dr. Bernardo Valdivieso, tiene como precursora a la Escuela de los Hermanos Cristianos fundada en 1871. Sin embargo al fragor del espíritu libertario de Eloy Alfaro, desde el 5 de junio de 1895 la escuela pasa a ser fiscal, teniendo como primer director al Dr. Benjamín Rafael Ayora Cueva. Por sus aulas han pasado en su condición de directivos, docentes y alumnos que con su trabajo prolífico contribuyen al desarrollo de Loja y el país.
La sociedad puede visibilizar una escuela optimista y comprometida, un espacio educativo inspirado en lo fiscal y en lo laico, donde las niñas y niños entrelazan una ronda infinita de manos y esfuerzos que día a día se traducen en la esperanza de ser mejores personas, engrandecidas por los ideales de quienes iniciaron la historia de la Miguel.
Sus Docentes y Administrativos, con la Dirección del Dr. José Orellana Yaguache y la colaboración entusiasta de las subdirectoras Dra. Marisol Salcedo Asanza, y Dra. Patricia Chimbo Fajardo, recrean una relación humana viva y perdurable que cual poderoso puente de comunicación sirve para una reflexión de largo aliento que los consolida e identifica como una escuela de calidad, en la que priman la diversidad, la inclusión y el servicio a la humanidad.
Hago hoy en mi condición de exalumno y docente, un reconocimiento a la comunidad educativa Miguelina, en cuyo nombre honro a todos aquellos personajes que con el correr de las generaciones, han hecho del plantel una escuela gloriosa y símbolo del sur de la patria.
Este aniversario se cumple en medio de una pandemia que ha alejado a todos de las aulas, si bien no hay el bullicio de los recreos, éste se escucha en los pocos alumnos que participan de las “clases telemáticas”, y en las reuniones virtuales de directivos y docentes, donde se siente ese calor humano de compañerismo reflejado en algunas mejillitas.
Ex alumnos ahora padres de familia de la escuela, parecen reconstruir la memoria histórica del plantel, entre entusiasmo y nostalgia relatan algunas de las experiencias vividas que como imágenes persisten hasta la actualidad, se refieren particularmente a la disciplina. “había una rigidez en cuanto, no sólo educativo, sino disciplinaria, por ejemplo, se cantaba en voz alta el Himno Nacional y la vista a la Bandera mientras ésta se izaba; antes de entrar al grado había que formar; ya en el aula todo el mundo de pies saludaba al profesor”.
La Escuela Miguel Riofrío construida con el legado benéfico del Dr. Bernardo Valdivieso, tiene como precursora a la Escuela de los Hermanos Cristianos fundada en 1871. Sin embargo al fragor del espíritu libertario de Eloy Alfaro, desde el 5 de junio de 1895 la escuela pasa a ser fiscal, teniendo como primer director al Dr. Benjamín Rafael Ayora Cueva. Por sus aulas han pasado en su condición de directivos, docentes y alumnos que con su trabajo prolífico contribuyen al desarrollo de Loja y el país.
La sociedad puede visibilizar una escuela optimista y comprometida, un espacio educativo inspirado en lo fiscal y en lo laico, donde las niñas y niños entrelazan una ronda infinita de manos y esfuerzos que día a día se traducen en la esperanza de ser mejores personas, engrandecidas por los ideales de quienes iniciaron la historia de la Miguel.
Sus Docentes y Administrativos, con la Dirección del Dr. José Orellana Yaguache y la colaboración entusiasta de las subdirectoras Dra. Marisol Salcedo Asanza, y Dra. Patricia Chimbo Fajardo, recrean una relación humana viva y perdurable que cual poderoso puente de comunicación sirve para una reflexión de largo aliento que los consolida e identifica como una escuela de calidad, en la que priman la diversidad, la inclusión y el servicio a la humanidad.
Hago hoy en mi condición de exalumno y docente, un reconocimiento a la comunidad educativa Miguelina, en cuyo nombre honro a todos aquellos personajes que con el correr de las generaciones, han hecho del plantel una escuela gloriosa y símbolo del sur de la patria.
Este aniversario se cumple en medio de una pandemia que ha alejado a todos de las aulas, si bien no hay el bullicio de los recreos, éste se escucha en los pocos alumnos que participan de las “clases telemáticas”, y en las reuniones virtuales de directivos y docentes, donde se siente ese calor humano de compañerismo reflejado en algunas mejillitas.