sábado, 18 de julio de 2015

Diálogo nacional regido por el revanchismo pasional




Se fue el Papa, han vuelto las protestas. Se ha llamado a “un amplio dialogo nacional por la equidad y la justicia social” pero excluyendo a los “golpistas” y condicionando a otros a “pedir perdón por el daño causado”. Cuando se lucha contra las injusticias, no se pide perdón, solo se lucha. En sí, un diálogo unilateral regido por el revanchismo político, la propaganda retórica, la demagogia y la prepotencia.
En el tema educativo, luego de que el Ministro Espinosa, descargue su revanchismo pasional contra la UNE, son los padres y los discentes quienes han salido a protestar contra el modelo de gestión que deja medio millón de estudiantes sin universidad, contra la malla curricular que prioriza el conductismo; contra el marco jurídico que encarcela estudiantes, en fin contra los cambios que refuerzan la exclusión, la dependencia y legitiman la lógica capitalista.
La educación es acción política y como procede del poder político, es utilizada como un arma de control de las conciencias. Las recientes reformas a la LOEI, son una muestra de aquello; enmascaradas de “democrática y equitativa” en la práctica la convierten en una ley violenta, adversa, excluyente y discriminatoria; y, en última instancia, delata un descarado pacto con la educación privada.
Las reformas no involucran la base psicopedagógica. Las destrezas por más que se digan con criterios de desempeño, siguen igual. Las modificaciones curriculares favorecen a una formación de mano de obra disponible y adaptable a la “maquilación” laboral que el neoliberalismo ha impuesto. La desventura petrolera empeoró la situación, ya no se garantiza el financiamiento adecuado para los recursos humanos y materiales que los “cambios” requieren. Al igual que se postergan las escuelas del milenio se postergan promesas, planes objetivos y esperanzas. Se deja en permanente preocupación a miles de docentes que aspiran acogerse a su derecho a la jubilación.
Una ley réplica de la política gubernamental, que como “elegidos” quieren perennizarse en los espacios de poder, a pretexto “de que no regrese el pasado y dar continuidad al sistema” arreglan las leyes y la Constitución a su hechura y conveniencia.
Lo cierto es que, poco a poco se disminuyen derechos sociales y civiles a la par que propicia un sistema de control perfecto para crear un estado de opinión única y una sociedad que ignore su propia identidad.