Mientras los transportistas piden elevar el valor de pasajes
y los ciudadanos denuncian el pésimo servicio que ofrecen; el gobierno nacional
se desentiende de su rol regulador, dejando a los municipios la responsabilidad
de fijar las tarifas del transporte urbano y de taxis.
Los transportistas arguyen que la tarifa ha estado congelada
por varios años. Lo cual no es del todo cierto. Con la dolarización los pasajes
se elevaron considerablemente, además el valor de 18 centavos poco a poco y sin
ninguna autorización se igualó a 25 centavos del servicio urbano selectivo. Y
sin embargo, la presión para incrementar el valor de pasajes se sigue evidenciando
en las principales ciudades del país.
El Gobierno Nacional, “coincidencialmente” en las ciudades
donde el movimiento oficialista perdió las últimas elecciones seccionales,
presiona para que sean los municipios quienes fijen las tarifas. Esta errónea
decisión ha provocado que en ciudades pequeñas como Loja, sea el cabildo y su
devoción al régimen, quien establezca el valor del transporte urbano, como en
efecto se lo ha fijado en treinta centavos. No así en la capital del país donde
igualmente el cabildo quiteño a más de mantener el valor en 25 centavos ha
decidido rebajar a 10 centavos el valor para las personas de la tercera edad.
En tanto que en el cabildo guayaquileño se cocina una crisis al respecto.
Como en otros asuntos, el Gobierno Central pretende endilgar
su responsabilidad de garantizar a la ciudadanía un servicio de transporte
público seguro, eficiente y de calidad, “con tarifas socialmente justas”, lo que
lejos de cumplirse, empieza a generar desigualdad e inequidad a nivel nacional.
Argumento de los trasportistas para exigir el aumento de la
tarifa es el incremento de los repuestos, neumáticos, etcétera. Sin embargo, los
transportistas quieren ocultar el hecho que, luego de los “almuerzos en
Carondelet” sin necesidad de acuerdos oficiales, surgen compromisos como el que
les permitió que los buses lleven pasajeros parados, lo que en las horas pico
llega a casi al triple de su capacidad. Guste o no a los transportistas, este
hecho conllevó a la duplicación de sus ingresos, en menoscabo de la comodidad y
seguridad de los usuarios.
Lo cierto es que, es imperioso que desde el Gobierno Central
se busquen otras alternativas para frenar el descontento ciudadano en este y
otros temas.