domingo, 8 de febrero de 2015

Tarifas del trasporte urbano e inseguridad de los usuarios



Mientras los transportistas piden elevar el valor de pasajes y los ciudadanos denuncian el pésimo servicio que ofrecen; el gobierno nacional se desentiende de su rol regulador, dejando a los municipios la responsabilidad de fijar las tarifas del transporte urbano y de taxis.
Los transportistas arguyen que la tarifa ha estado congelada por varios años. Lo cual no es del todo cierto. Con la dolarización los pasajes se elevaron considerablemente, además el valor de 18 centavos poco a poco y sin ninguna autorización se igualó a 25 centavos del servicio urbano selectivo. Y sin embargo, la presión para incrementar el valor de pasajes se sigue evidenciando en las principales ciudades del país.


El Gobierno Nacional, “coincidencialmente” en las ciudades donde el movimiento oficialista perdió las últimas elecciones seccionales, presiona para que sean los municipios quienes fijen las tarifas. Esta errónea decisión ha provocado que en ciudades pequeñas como Loja, sea el cabildo y su devoción al régimen, quien establezca el valor del transporte urbano, como en efecto se lo ha fijado en treinta centavos. No así en la capital del país donde igualmente el cabildo quiteño a más de mantener el valor en 25 centavos ha decidido rebajar a 10 centavos el valor para las personas de la tercera edad. En tanto que en el cabildo guayaquileño se cocina una crisis al respecto.
Como en otros asuntos, el Gobierno Central pretende endilgar su responsabilidad de garantizar a la ciudadanía un servicio de transporte público seguro, eficiente y de calidad, “con tarifas socialmente justas”, lo que lejos de cumplirse, empieza a generar desigualdad e inequidad a nivel nacional.
Argumento de los trasportistas para exigir el aumento de la tarifa es el incremento de los repuestos, neumáticos, etcétera. Sin embargo, los transportistas quieren ocultar el hecho que, luego de los “almuerzos en Carondelet” sin necesidad de acuerdos oficiales, surgen compromisos como el que les permitió que los buses lleven pasajeros parados, lo que en las horas pico llega a casi al triple de su capacidad. Guste o no a los transportistas, este hecho conllevó a la duplicación de sus ingresos, en menoscabo de la comodidad y seguridad de los usuarios.
Lo cierto es que, es imperioso que desde el Gobierno Central se busquen otras alternativas para frenar el descontento ciudadano en este y otros temas.