viernes, 4 de diciembre de 2015

Enmiendas a la Constitución o socialización de una consigna

Los sectores populares, los de a pie, los que forman parte del más del veinte por ciento que está en la parte inferior de la permanente y degradante brecha social y económica denominada pobreza. Que ellos no entiendan, sí las enmiendas son reformas o sí éstas son enmiendas, es comprensible. Pero al decir del ex mandatario Noboa, “que algunos congresistas sean como los ignoritos”; sí es preocupante. 
Se ha señalado que las “enmiendas” han sido socializadas durante un año por todo el territorio. Que se han realizado varios cambios. Que ya no son diecisiete ni dieciséis, que ahora son quince. En el supuesto de tal socialización, de que sirvió, si a última hora, al Presidente, se le ocurre agregar dos transitorias, que no constaban en el paquete que la Corte Constitucional aprobó. 
Una de las transitorias dispone que quienes hayan sido electos por dos ocasiones consecutivas, incluido el Presidente, no podrán postularse en los comicios de 2017. Sin embargo, hay un as bajo la manga. Que la astucia revolucionaria con la mayoría legislativa, pueda interpretar las “enmiendas”, para permitirle una tercera postulación presidencial al líder oficialista.
La historia nos da cuenta, que las consecuencias políticas de dejarse llevar por los delirios del poder, siempre son adversas, cuando no trágicas. Un ejemplo cercano, es el ex Presidente Fujimori.
Vale recalcar, que para los gobiernos populistas, es más provechoso socializar la demagogia convirtiendo sus responsabilidades en consignas; y no, academizar el debate de ideas, menos una consulta popular, como debió haber sucedido con los cambios a la Constitución, que de momento son parte de la polémica entre ecuatorianos, polémica que seguirá más allá del Palacio Legislativo, seguirá en las calles y plazas.
Un día después de la aprobación de las “enmiendas”, la prepotencia sigue allí. Corresponde a las organizaciones gremiales, a los sectores populares y progresistas, generar el debate y la propuesta de reales alternativas para revertir esa situación de autoritarismo amparada en la propaganda y socialización de consignas populistas. 
Juan Montalvo dice que “solo el debate de ideas nos hará libres, fuertes y sin temor a las cadenas y mordazas”, que limitan la vida institucional y democrática. Al fin y al cabo, el sueño del buen vivir es una tarea inconclusa; y, a los ecuatorianos nos corresponde empezar a responder por ella.

viernes, 27 de noviembre de 2015

El desarrollo de los pueblos, es al mejoramiento de las condiciones de vida de la mujer

El pasado miércoles en todo el mundo se recordó el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, fecha que trae a la memoria el asesinato de las Hermanas Mirabal. Tres mujeres que por combatir la tiranía trujillana en República Dominicana, fueron encarcelas, torturadas, violadas; y a pesar de ello, al salir, siguieron luchando por las libertades, aunque luego, el 25 de noviembre de 1960, fueron asesinadas.
No es justo, que transcurridos más de cincuenta años, aún se siga rememorando este aterrador crimen como símbolo de la no violencia. Esta fecha debe ser una oportunidad para que hombres y mujeres renovemos el compromiso de trabajar para prevenir y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, las niñas; y, contra todas las personas que de una u otra manera son vulnerables en sus derechos.
Durante esta semana, organizaciones públicas, sociales y educativas, conscientes que las declaraciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de varios Estados, lamentablemente se han quedado solo en eso, en declaratorias, han programado presentaciones artísticas, foros, encuentros, conferencias, periódicos murales, etc., etc., para recordar este doloroso y a la vez heroico acontecimiento. La idea latente y común es el de impulsar un cambio de actitud en la ciudadanía respecto de los casos de acoso sexual, sufrimiento o maltrato físico, privación de la libertad, y la más grave, el femicidio, males que aún se dan en la mayoría de las ciudades.
Debe quedarnos claro, que el desarrollo de los pueblos y las condiciones básicas para el buen vivir, se miden primordialmente por la eliminación de todas las formas de discriminación y exclusión contra la mujer; y, por el mejoramiento de las condiciones de vida de la mujer, de todas las mujeres, de todo el pueblo.

Tampoco hay que olvidar, que la violencia contra la mujer es un hecho antiguo y cotidiano, producto de las desigualdades de poder. Pero no solamente del poder machista, sino particularmente de las relaciones de poder de la clase dominante en los gobiernos de turno sobre las clases populares, que incluso, han institucionalizado la disminución de los derechos humanos de la mujer y de las niñas, que siendo parte inalienable, integral e indivisible de los derechos humanos universales, dudan o ponen cortapisas para su pleno ejercicio.