viernes, 14 de octubre de 2016

“Antes que me olvide”, ya mismo se van.


El 14 de mayo último, la Unión Nacional de Educadores realizó el Congreso Nacional Extraordinario, en él participaron cientos de maestros y maestras de todo el país. El punto central, fue la renovación de su Comité Directivo Nacional; esto ante la exigencia del Ministerio y la amenaza de desconocer al gremio. La amenaza se cumplió.
Hoy no me referiré al tema, ya tendremos tiempo. Deseo resaltar que en las intervenciones de la reelecta Presidenta Rossana Palacios, como en las que se dieron desde las bases, se recalcó en la necesidad de rescatar la escuela para servicio de todo el pueblo. Claro que desde la UNE en varias oportunidades se ha defendido una escuela de calidad.
Se ha propuesto una infraestructura modesta pero que ofrezca seguridad a estudiantes y docentes y que garantice el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje. Una mayor capacitación y actualización a los experimentos curriculares que impone la tecno-burocracia verde flex. Esas entre muchas más fueron las as reflexiones de los congresistas. Destacaron que la misión del Ministerio no debe reducirse a la redacción de acuerdos, circulares, inspección, amedrentamiento a los docentes que aún no han vendido su conciencia, ni mucho menos a separar a directivos encargados de los planteles escolares para encargarles a otros que se uniforman ahora de blanco al estilo “mashi”; sino asesorar administrativamente y a brindar el acompañamiento pedagógico a los maestros en su diario quehacer.
En tanto, que a la hora de la clausura, que por cierto ratificó su accionar junto al pueblo y en el logro de una educación emancipadora e innovadora que promueva el adelanto humano de la sociedad y el desarrollo sostenible de la naturaleza.
En el encuentro entre docentes se ratificó la importancia de promover desde la UNE, la defensa del gremio, la formación integral de los estudiantes, la necesidad de fortalecer la investigación educativa y social, la defensa de la carrera docente y la redacción una ley, como base primordial para logar elevar la calidad de la Educación.
Claro que en medio de la terquedad y prepotencia es difícil esta meta. Pero en ello, la UNE a lo largo de su existencia, con unidad, dignidad y entereza se ha adueñado de las plazas y calles para enfrentar y resistir a las dictaduras, esta vez también se resiste a la dictadura neo revolucionaria.
Finalmente, como dice el Doctor Stalin Alvear, “antes que me olvide”, ya mismo se van.

viernes, 7 de octubre de 2016

Las tareas escolares, se repite la polémica.


La discusión respecto de si son o no necesarios las tareas escolares, si son muchas o pocas, así como su efecto en el desempeño escolar, vuelven una vez más a la palestra pública. 
Nuevamente son dos tres tecnócratas iluminados o de mentes lúcidas, a los que generalmente les apesta el consenso y la participación de los involucrados para la discusión y el análisis los temas importantes, son los que alborotan el sistema educativo con experimentos antojadizos que desconocen que las tareas escolares deben reflejar la naturaleza y calidad de las indicaciones dadas y de los objetivos planteados para ayudar a los estudiantes. 
En el año 2005 la Ministra Consuelo Yanes, “prohibió a los profesores enviar deberes a los alumnos de hasta 10 años para que las hagan en casa”; el argumento de antaño fue que los chicos se estresan. En estos tiempos revolucionarios, el Ministro Espinosa ha manifestado que “con el objetivo de optimizar el tiempo de los estudiantes fuera de las aulas…, se regula la carga horaria para el desarrollo de tareas escolares de todos los niveles de educación y con ello contribuir al logro de los objetivos de aprendizaje propuestos en el currículo” ; el argumento ahora es que los chicos tienen poco tiempo para la recreación. 
Al parecer en el Ministerio de Educación se desconoce que las tareas escolares son estrategias instruccionales y que por tanto para que sean eficaces se debe solucionar primero, los problemas de espacios físicos adecuados para el desarrollo y fortalecimiento de las actividades en el aula así como para la recreación; en segundo lugar, y aunque lo disponen en papeles, desconocen que en la práctica es importante mejorar los vínculos entre la escuela y los representantes, que no en pocas veces y a pesar de que recalcan “la gratuidad de la educación”, les imponen contribuciones económicas para el arreglo y mantenimiento de las aulas y del propio edificio; finalmente, mejorar radicalmente la capacitación y actualización profesional. 
Lo cierto es que las tareas escolares no planificadas terminan convirtiéndose en una carga neurasténica para estudiantes, padres de familia y hasta para los propios docentes, además de profundizar las inequidades y las desigualdades entre los niños cuyos padres pueden brindarles apoyo en la casa y los que no. 
 La práctica y la experticia confirman que no podrá eliminarse las tareas escolares y menos por decreto sin un previo debate de lo que acontece en la realidad educativa nacional.

viernes, 30 de septiembre de 2016

La paz no vendrá con la firma del acuerdo de paz


El miércoles anterior se firmó el acuerdo de paz entre las FARC y el estado Colombiano, el mismo que con seguridad será refrendado el próximo domingo. Sin embargo este no garantiza en realidad la paz social en Colombia; a lo sumo, y eso aspira la mayoría ciudadana, es que se pretende poner fin a un conflicto político insurgente que desangró al país durante más de cincuenta años. 
 La paz habrá que construirla en el día a día erradicando la pobreza de los sectores populares y excluidos, lo cual es válido no sólo para Colombia sino para todos los países donde la oligarquía local e internacional ha impuesto un modelo de permanente saqueo de los recursos naturales e injusticias sociales legalizadas. 
Desde luego que el acuerdo de paz, posibilitará la consolidación de la unidad nacional que en medio de la diversidad política vienen impulsando los movimientos sociales, con la intención de restablecer los derechos no solamente de las víctimas sino de toda la sociedad, el imperio de la justicia y la plena vigencia de las garantías para la participación social, política y la democratización de la sociedad. 
No se puede perder de vista, por tanto tener claro que el proyecto político y económico del Presidente Santos, es un modelo de especulación financiera que profundiza la desigualdad social en beneficio de los grandes monopolios nacionales y extranjeros, por tanto, el pueblo tendrá que seguir en su lucha popular y social para cambiar las condiciones de vida de las mayorías ciudadanas. 
El enfrentamiento en Colombia, a diferencia de lo ocurrido en Centroamérica nunca significó realmente la posibilidad de una victoria militar de la guerrilla. La mayoría de la población, o fue obligada o se mantuvo ajena, sobre todo en los principales centros urbanos, donde por el contrario se verifico repetidamente actos ceñidos a los derechos fundamentales de las personas e instituciones. 
En las más de cinco décadas de conflicto, la lucha armada tuvo lugar en el sector rural, en las montañas, donde las víctimas siempre fueron los campesinos, por lo cual la atención pública en realidad nunca fue de interés de las partes en conflicto, más bien lo convirtió en parte de la vida nacional, pero lejana y ajena a la mayoría. 
Lo cierto es que, el pueblo colombiano estaba literalmente en la posición de no confiar en ninguna de las partes, porque tanto el Ejército Nacional como las FARC cometieron durante ese período violaciones a los Derechos Humanos.