viernes, 22 de enero de 2016

Posibles alianzas con adversarios históricos irreconciliables

Para los ciudadanos del día a día, los que nos son parte de las organizaciones sociales y políticas, para los que sólo se informan de la tertulia cotidiana, les son indiferentes las explicaciones que sobre la crisis ofrecen los políticos y economistas. Ellos las conocen a profundidad, porque las sienten, enfrentan y resuelven en el propio día a día. Son prácticos.
Esa experticia de los ciudadanos de a pie, parece no importarles a los dirigentes de organizaciones populares y políticas. Si les prestaran atención, en ellos encontrarían un torrente de valiosa información para un verdadero análisis de la coyuntura nacional y local. Claro que sí, saben y muy bien, que las ofertas de campaña jamás se hacen realidad, porque una vez que acceden a los cargos públicos y a la burocracia, lo importante es la recuperación de su inversión y el pago de favores.
Por ello es que, en medio de los alborotos por la unidad y las alianzas, en los momentos en que el peso de la crisis les golpea más, se cuestionan acerca de la aparición de supuestos salvadores de la patria que juegan con la esperanza popular. Saben que ahora ya no es suficiente informase por los medios de comunicación, saben que es el momento de la exigencia de rendición de cuentas y de la participación efectiva. Sin embargo, lejos de buscarla, prefieren escudriñar en el entramado político y exigir respuestas.
En el trajinar cotidiano, la ciudadanía, los trabajadores, los campesinos, los maestros y estudiantes, van definiendo la situación coyuntural presente, como una manifestación de los mismos actores y grupos aunque con diferente careta y etiqueta, pero al final los mismos. Saben que los actores y grupos, ahora convencidos del desgaste popular de la revolución ciudadana, buscaran la unidad, tratando de ocultarse ellos mismos, las diferencias ideológicas, contradicciones de clase, negándose que hasta hace poco, eran adversarios históricos irreconciliables. 

Es importante entonces, que para estar atentos al desarrollo de los acontecimientos políticos que se avecinan, previo a las alianzas se respondan inquietudes como: ¿Para qué se busca la unidad? ¿Qué intereses están en juego? ¿Qué organizaciones o fuerzas intervienen en esa unidad? ¿Qué clases sociales representan esos actores o grupos? ¿Qué objetivos persiguen implícita o explícitamente? ¿Qué tipo de gobierno se pretende?, etc., etc.  

viernes, 15 de enero de 2016

“Nadie sino la mayoría es soberana y dueña de su destino"

Los trabajadores y las mayorías populares, no hemos sido capaces de educarnos políticamente para examinar la realidad actual del país y de pronunciarnos sobre el contexto coyuntural que nos proponen los grupos de poder político y económico en su afán de derrotar al cacique de turno, el cual dista mucho de la aspiración popular de hacer realidad la construcción de una patria soberana.
Los más diversos y “antagónicos” sectores repiten hasta el cansancio, que para arrebatar el poder a Alianza País, “hay que deponer ideologías”, si es que algún día la tuvieron. Sin embargo, aún hay tiempo para que los líderes populares y la dirigencia política apelando a la sensatez y capacidad, revisen, analicen y tomen los correctivos y decisiones más acertadas para que la esperanza popular no se postergue.
Es preciso mencionar que los principios ideológicos son el marco teórico y ético que sirve de base para la actividad de los partidos y movimientos políticos. Cuando se habla de la dignidad política, se hace en relación a los principios ideológicos, que no deben estar escritos en piedra, sino responder a un breve conjunto de enunciados que los identifiquen y a la vez los distingan de los otros partidos y movimientos.
En este adelantado año electoral y ante la precaria posibilidad de dos frentes políticos, uno alrededor de Alianza País y otro por la oposición, es imprescindible que desde las organizaciones populares se identifique con claridad: primero, la trayectoria política de quienes lideran los frentes; y segundo, los principios ideológicos y aspiraciones políticas subyacentes en los proyectos estratégicos que se acuerden.
Las palabras de Simón Bolívar, “ni un partido, ni una fracción, nadie sino la mayoría es soberana y dueña de su destino", se convierten en bandera de lucha y punto de partida para el análisis y toma de decisiones a la hora de ser parte o no de uno u otro frente.

Si se trata de derrotar al Gobierno de la Revolución Ciudadana, la Derecha optará por cualquier camino, los principios ideológicos son secundarios. Pero si se trata de avanzar en la construcción de la patria nueva, los sectores populares y progresistas, sin renunciar a sus principios, deben luchar a la par, contra esa misma derecha y la izquierda fanática enquistada en el poder, pero sin olvidar, que la inflexibilidad, el sectarismo y el oportunismo conducen a la derrota.