Por
prescripción médica y por esos miedos de la edad, en los últimos tiempos,
camino, por los menos de la casa al trabajo y viceversa, aunque a veces
flaqueo. En una de esas ocasiones que me subo al bus para volver a casa,
abarrotado hasta las puertas, observo cómo la gente, al ver entrar una mujer
embarazada, gira la cabeza hacia otro lado, para evitar cederle el asiento.
La
mayoría de los jóvenes en el bus, como en la calle y en la escuela, siguen digitando
sus celulares. ¡Seguro en sus tareas! Afortunadamente hay alguien cuya
sensibilidad maternal la mueve y la lleva a hacer algo por la mujer. Empatía en
el acto, es decir, esa capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo
que siente o incluso lo que puede estar pensando.
Esa
solitaria pero repetida acción en el bus, de negar y aceptar, esa es la empatía
que debería movernos a las personas a hacer cosas por los demás. A luchar por
una sociedad más justa. Lo cierto, es que necesítanos de esa empatía que dé
lugar a una empatía diferente, que exprese y defienda los intereses de los
trabajadores y los pueblos, una empatía como un derecho y una demanda de los
sectores populares, para construir una Patria solidaria y soberana.
En
el ámbito escolar, dicen las colegas psicólogas, la empatía social, entre los
miembros de la comunidad educativa, no solo es buena porque promueve la
comprensión recíproca, lo es esencialmente para provocar el éxito en la
formación integral del estudiantado, es la que permite al profesor trabajar
bien en la actividad grupal incentivando el pensamiento crítico, para que los
jóvenes sepan cómo actuar en circunstancias problemáticas.
Para
cambiar la realidad, para mejorarla, no basta con mirar los problemas del entorno,
hay que mirar el propio entorno de otra forma, fijándonos en las necesidades y
preparando la alternativa de solución. De nada sirve el sociólogo, el político
o el samaritano, “si no es capaz de revelarse ante las injusticias sociales”,
si no es capaz de forjar la unidad a la comunidad para el ejercicio de sus
obligaciones y en la defensa de sus derechos.
Volvamos
a la esfera escolar, la promoción de la empatía trabajada y entendida como
solidaridad y compañerismo, aumentará los resultados académicos y disminuirá el
acoso y la violencia escolares.