Sin duda alguna, Galeano es el escritor más claro y
comprometido con los sectores populares, sin tener una militancia activa en la
izquierda partidaria, fue a través de sus obras, su insigne vocero. A raíz de
su fallecimiento, el pasado 13 de abril, por las redes sociales han circulado
diversidad de sus frases dando cuenta de la profundidad de su pensamiento y
compromiso con la liberación de los pueblos.
El autor de “Las venas abiertas de América Latina”, obra
que describe la similar historia de los pueblos latinoamericanos castigados por
los gobiernos entreguistas que sometieron a la explotación inmisericorde de los
recursos naturales por parte del imperio; aunque la derecha lo cuestionó, jamás
negó, por el contrario hizo pública su simpatía por los gobiernos progresistas de
Bolivia, Venezuela y Ecuador, desde luego del gobierno y pueblo cubano, de
quienes manifestó que al igual que su libro, se orientan a “defender la soberanía,
la naturaleza y dignidad humana explorando la historia para impulsar su
cambio".
Sus biógrafos escriben que “no dejó oficio sin tocar: fue
obrero en una fábrica de insecticidas, recaudador, pintor de carteles,
mensajero, mecanógrafo, cajero de banco y editor”, a lo que habrá que añadir la
de “exiliado”, ya que en la década del setenta, la violencia política de las
dictaduras impulsadas por Norteamérica, lo obligaron a abandonar primero
Uruguay y luego Sudamérica para radicarse en Cataluña hasta 1985, cuando
regresó a Montevideo.
Galeano reconocido dos veces con el Premio Casa de las
Américas y distinguido con el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de la
Habana, cuyo jurado lo catalogó como "un recuperador de la memoria real y
colectiva sudamericana y un cronista de su tiempo", jamás dejó de escribir
y de vapulear a los gobiernos neoliberales, a los que en los últimos tiempos
les cuestionó las políticas de destrucción ambiental, manifestándoles que “nos
estamos quedando sin mundo… que los voraces lo exprimen, como si fuera un
limón."
Lo cierto es que, las palabras y enseñanzas de Galeano,
son nuestras palabras y nuestros aprendizajes; que su legado no le sirve a la
derecha oligárquica y a los pasquineros que ahora comercializan su muerte. En
fin, los postulados por la lucha emancipadora de los pueblos latinoamericanos y
su propia muerte son un suceso democrático de nuestra historia.